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La madre de Eddie, se encuentra de pie con una expresión preocupada, mientras sostiene una taza de té que ha dejado en la mesa.
—No entiendo por qué estás tan molesto. Eddie necesitaba ese dinero para sacar su álbum.
El padre de Eddie, frunce el ceño y camina de un lado a otro, incapaz de ocultar su irritación.
—No puedo creer que hayas hecho eso sin consultarme primero. ¿Cuánto más vamos a apoyar sus caprichos? el muy idiota se dio el lujo de dejar mi empresa.
— Él no está pidiendo caprichos. Esto es lo que ama hacer, y creí que podríamos ayudarlo.
—Pero no podemos seguir financiando sus sueños sin fin. Ya hemos invertido tanto en sus aspiraciones musicales, y ¿a dónde nos ha llevado? No es capaz de liderar una banda mediocre.
—Él está tratando de encontrar su camino. Y esta vez, creo que realmente está comprometido con su música.
—Lo hemos escuchado antes. Siempre hay una nueva canción, un nuevo proyecto. ¿Y qué hemos obtenido a cambio?
—Corroded Coffin es una banda famosa, Eddie es famoso.
—Es más famoso por acostarse con modelos y lo sabes— el hombre la apunta— No podemos seguir financiándolo indefinidamente. ¿Y qué pasa cuando este álbum también se convierta en un fracaso?
—No sabemos eso. Y, como padres, nuestro trabajo es apoyarlo, incluso si no entendemos completamente sus elecciones. Eddie es nuestro hijo...
{...}
En la suave luz de la luna que se filtra por las cortinas, Florence observa en silencio a Eddie ,con una mirada tierna, estudia los rasgos de Eddie con detenimiento. Su expresión relajada mientras duerme parece distante de los problemas que han tenido este último tiempo. Florence, con un suspiro, se sienta en el borde de la cama, contemplando a Eddie con una mezcla de cariño y preocupación. Su mano se desliza suavemente sobre el torso de Eddie, lo ama, y eso es lo que más le duele.
Después de semanas de introspección y reflexión, Eddie y Florence toman la decisión de dejar atrás la cabaña que los ha albergado durante tanto tiempo. Fue algo difícil de evaluar, pero tras la publicación de su álbum, creen que lo mejor es volver.
Las maletas están listas, y los instrumentos musicales descansan en sus estuches, listos para emprender un nuevo viaje.
Eddie y Florence, se toman un momento para mirar alrededor de la cabaña. Las paredes, que una vez fueron testigos de risas y lágrimas, ahora guardan historias que han ayudado a dar forma a su relación. La chimenea, el sofá donde compartieron noches de música y conversaciones, todo parece tomar un sentido diferente. Cierran la puerta detrás de ellos. El sendero que los llevó a la cabaña ahora se extiende ante ellos, ofreciendo un camino hacia el coche del chico. La fresca brisa del exterior acaricia sus rostros.
