8: Florence se confiesa

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Eddie esperaba a Florence en la entrada del edificio donde vivía, observando ansiosamente cada automóvil que se aproximaba

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Eddie esperaba a Florence en la entrada del edificio donde vivía, observando ansiosamente cada automóvil que se aproximaba. El sonido distante de un taxi se acercaba, y Eddie se sintió nervioso, probablemente porque a pesar de todo, ella es una completa desconocida. Finalmente, el taxi se detuvo y Florence salió, ajustando su chaqueta para combatir el frío de la noche.

Con una sonrisa tímida, Eddie se acercó, entregándole discretamente el dinero al taxista y agradeciéndole con un gesto de la cabeza. El conductor arrancó, dejándolos a solas en la penumbra de la calle, los faroles dan una luz amarilla, y cuando por fin se ven frente a frente, Eddie nota los ojos llorosos de Florence.

Eddie, con un aire de cortesía, extendió su brazo hacia el lado de Florence, ofreciéndole caminar juntos. Mientras se dirigían hacia la entrada del edificio, Eddie notó la mirada preocupada en los ojos de la chica, no supo bien qué decir, qué cosa podría no sonar a que es un completo idiota.

—¿Estás bien?—preguntó Eddie, sus palabras llevando un tono de genuina preocupación. Ella es incapaz de responder con palabras, entonces él mira hacia todos lados antes de poder decirle algo más— Me preocupas, por favor, di algo.

Se detuvieron bajo la luz de un farol y Eddie, guiado por un impulso inexplicable, colocó suavemente una mano en el brazo de Florence. Fue un contacto ligero pero significativo. Florence levantó la mirada hacia Eddie, y en ese instante, sus ojos se encontraron, Eddie no es tan malo como pinta, piensa ella, porque en sus ojos ve por primera vez algo real.

En ese momento mágico, la calle bulliciosa pareció desvanecerse, dejándolos a solas en un rincón íntimo del universo, es como si los planetas pudieran hundirse entre ellos dos. Después de un breve silencio, Florence sonrió agradecida, y Eddie sintió que, de alguna manera, se habían encontrado en un punto crucial de sus vidas.

Florence se encontró de pie en el umbral del apartamento de Eddie, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. La película seguía en la TV, era como una especie de compañía para Eddie, en un principio, dudó en entrar, al verse demasiado sola, con un chico que días atrás le ofreció dinero a cambio de sexo.

El mundo exterior pareció desvanecerse mientras cerraba la puerta detrás de ella, y Florence, le sintió segura, sabe que volver a casa, sin la presencia de su hermano menor, puede ser peligroso para ella. La chica sólo había estado una sola vez en el apartamento de Eddie, pero ahora, sentada en el sofá, fue capaz de percibir más cosas, como, por ejemplo, la cantidad de instrumentos colocados estratégicamente, posters de conciertos y un ligero aroma a incienso, que creaban un ambiente que emanaba esa vibra sediciosa.

Florence se sentía nerviosa, y a pesar de esto, su mente estaba llena de pensamientos confusos y palabras no dichas que la atormentaban. Pero en su desesperación, se dio cuenta de que Eddie era la única persona que podía entenderla, la única que podría escuchar sus pensamientos más profundos, en ese instante

lavender haze , Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora