Un cielo azul daba paso a la escena común de un mundo que ignoraba todo lo que había pasado antes de aquel verano. Solo una figura que parecía ocultarse o huir del peligro se divisaba en aquel vecindario muggle.
Joven, de unos quince años aproximadamente, de cabello azabache y gafas redondas, con una complexión delgada, como si no recibiera suficiente comida en casa, de semblante triste y con una cicatriz peculiar en la frente. Sí, ese era Harry, Harry Potter, quien pareció voltear hacia los autos formados en filas en la calle solitaria y calmada de Little Whinging, creyendo haber oído un extraño ruido. Luego siguió su camino, asumiendo que se trataba de un gato.
El tiempo era espectacular, soleado como todo el verano. Harry caminaba hacia un descampado que «escondía» un parque, en el que un niño giraba y giraba en una tagada de metal, sencilla, pero no por eso menos divertida.
Pasó al lado de esa escena con cierto aire soñador y se sentó en unos columpios para seguir contemplándola, quizá con cierta nostalgia y envidia, puesto que una silueta rubia se acercó a aquel infante y con el tono cariñoso que solo puede tener una madre, le dijo:
—Cariño, vamos a casa, te prepararé tu cena favorita.Ella extendió la mano y el niño no dudó un solo momento, la tomó y se alejó. Harry sonrió y parpadeó, pero no fue un segundo, fue más que eso, donde, en la oscuridad de su mente, se podía divisar un cementerio, dos figuras saliendo de la nada, Cedric Diggory apuntando con la varita y un:
«¡Avada Kedavra!»
Que daba paso a la imagen que veía en sus sueños todos los días: el rostro atractivo y pálido de Cedric.
Al fin, Harry logró abrir los ojos. La cicatriz le dolía, y al fijar la vista al frente, vio a lo lejos una silueta caminando directamente hacia él. Parecía un gorila gigante, seguido por cuatro figuras más, aunque más delgadas y de menor tamaño.—Hola, Big D —dijo Harry—. ¿Vienes de molestar a otro niño?
Por fin habló el "gorila", que en realidad no lo era, al menos no por naturaleza. Era su primo, el "pequeño" Dudley, o, como lo llamaba su madre, tía Petunia, "cachorrito".
—Este se lo merecía —respondió Dudley, con voz burlona.
—Qué valientes, cinco contra uno —replicó Harry, con tono desafiante, mirándolo a los ojos. Los otros chicos se preparaban para unirse a la discusión, ya que Harry los había implicado, pero Dudley reaccionó primero.
—¿Y tú qué, Potter? ¿Te da miedo la almohada? —se burló, riendo—. No mates a Cedric. ¿Quién es Cedric, Potter? ¿Tu novio?
Los chicos detrás de Dudley también rieron, aunque no entendían a qué se refería. Por el contrario, Harry se sintió profundamente avergonzado. Sabía que la batalla estaba perdida, ya que Dudley había escuchado sus pesadillas, y lo que murmuraba entre sueños lo afectaba más de lo que quería admitir.
Solo atinó a decir:
—Basta —con tono cansado, casi de ruego. Pero Dudley aún no había terminado. Con la poca consideración que le tenía a su primo, se aventuró a abrir una herida aún más grande que la muerte de Cedric Diggory.—¡Quiere matarme, mamá! —exclamó, imitando burdamente la voz de Harry.
—¿Dónde está tu mami, Potter? —continuó, provocando que sus amigos soltaran un "¡Ohhh!" al unísono. Harry no supo qué decir. El odio y la ira se apoderaron de él. Se levantó del columpio, dispuesto a golpear a Dudley, quien seguía con el show que parecía disfrutar inconscientemente.
—¿Murió? —Dudley ahora hacía pucheros, consciente del daño que causaban sus palabras—. ¡Está muerta, Potter!
Y no pudo decir más, porque Harry había saltado como león salvaje y ahora, posaba la punta de su varita en el cuello de su primo que, por primera vez en toda aquella interacción, parecía haber perdido el control y su piel palidecía.
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fanfiction¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...