Harry caminaba por el castillo después de la gran cena de inicio de curso. Se había separado de sus amigos cuando estos se retiraron a la sala común; sentía la necesidad de estar solo, aunque no sabía el porqué. Pasó delante de la sinfónica en cuadros, que acababa de recitar su último soneto del día, y se topó con Nick Casi Decapitado, que caminaba taciturno por el pasillo de la sala común de Gryffindor.
Harry, por fin, llegó al retrato de la señora Gorda, dio la contraseña y entró rápidamente por el túnel que tanto le gustaba. Se incorporó y caminó por la sala común, buscando a sus amigos. El ambiente era de júbilo por un año más en el mejor lugar del mundo, aunque rápidamente, al pasar junto a Seamus, la tensión creció de 0 a 100 en un segundo. Harry lo notó, así que rápidamente trató de bajarla preguntándole a Dean, que estaba junto a Seamus.
—Dean, ¿qué tal tus vacaciones?
El muchacho respondió rápidamente con gesto incómodo.
—Bien, Harry, grac...
—Mejores que las mías, seguro —interrumpió Seamus, mirando fijamente a Harry.
Harry le sostuvo la mirada también, mientras Dean la desvió, quizá previendo lo que se venía.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Harry, extrañado, pero aún tenso por cómo se desenvolvía todo.
—Mi madre no quería que volviera a Hogwarts —dijo Seamus, ahora con tono molesto, como si la razón de aquello fuera Harry. Y, justamente, así era, pues cuando el de cabello color azabache cuestionó el porqué de aquella decisión, Seamus contestó por fin, soltando todo lo que le invadía al ver a Harry en esos momentos.
—Déjame pensar... Ah, sí, por ti, Potter —Escupió, mirándolo con ira y desprecio—. Por todo lo que has estado diciendo... el Profeta...
Harry sintió cómo, en ese momento, otra vez esa sensación ajena, de una ira que parecía desmesurada, le invadía. Giró la cabeza como si le molestara el cuello y miró a Seamus con unos ojos que parecían no ser suyos. Entonces, gritó, interrumpiendo a su compañero de cuarto.
—¿¡Ah, sí!? ¿¡Y la estúpida de tu madre cree todo eso, Seamus!?
Toda la sala palideció. Se había acabado el ambiente jovial y de felicidad, para dar paso a una incomodidad imperiosa que provocaba que muchos quisieran salir de la sala hacia las habitaciones, esperando que los sueños recompusieran todo aquello que se había roto en la casa de Godric Gryffindor.
—¡No le digas así a mi mamá, Potter! —exclamó Seamus, fuera de sí, abalanzándose hacia el pelinegro. Pero, entonces, Ron apareció por fin en la escena, evitando el puñetazo que Seamus estaba a punto de darle a Harry.
—¿Qué demonios pasa aquí? —preguntó el pelirrojo, poniéndose entre Harry y Seamus.
—¡Este! —respondió Seamus, fuera de sí—. ¿Puedes creer toda la mierda que habla de quien-tú-sabes?
—Sí, le creo —dijo Ron, mirando a Seamus desafiante y decidido—. ¿Alguno acá tiene otra cosa que decirle a Harry? —preguntó, ahora trasladando su mirada a toda la sala común, que cayó en completo silencio.
Hermione y Ginny habían bajado debido al ruido provocado por aquella escena, pero cuando se dirigían a Harry, él solo se apresuró a subir, pasando de largo a las chicas. Angelina también había entrado en la sala común y también pareció buscar a Harry, sin saber aún el contexto de lo sucedido. Ginny miró a Ron al ver la actitud de Harry, y Hermione pareció decirle al pelirrojo con la mirada: "Anda con él antes de que rompa algo o a alguien". Ron la comprendió y se dirigió al dormitorio. Entró y se quedó detrás del pelinegro, que súbitamente trataba de desenredar el nudo de su corbata.
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fanfiction¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...