Hermione había estado todos los días, desde la fuga masiva de Azkaban, misteriosa; había salido varias veces sin que sus dos amigos supieran a dónde se dirigía o qué rayos hacía. Terry Boot, el mejor amigo de Michael Corner, había parado a Harry por el pasillo de Herbología ese lunes al mediodía.—Potter —llamó el rubio a Harry. Cuando por fin tuvo la atención requerida, empezó a desvelar algo a un Harry que, a juzgar por su expresión, parecía no estar ni intrigado ni interesado—. El otro día estaba con Anthony y Michael en el campo de Quidditch, ya sabes, entrenando para el juego.
Harry solo asintió, esperando que la historia de Boot llegara a algún sitio que le interesara.
—Y vimos a Granger, flanqueando a todos lados antes de entrar a la Lechucería y salir con una carta.
Harry se quedó perplejo; habían notado que Hermione desaparecía y era evasiva cuando sus amigos le preguntaban a dónde se metía. Una de esas veces, cuando hablaban de la ausencia de su amiga, Ginny había mencionado que tal vez se mandaba cartas con Viktor Krum, ya que habían mantenido una relación efímera el año pasado. Aquella teoría de Ginny le parecía lógica a Harry, aunque, por más lógica que fuese, a Ron no le hizo ni pizca de gracia, pues no le había hablado ni mirado a Hermione durante el desayuno en el Gran Comedor, la mañana siguiente y los días posteriores.
—Espero que se trate de algo relacionado con el E.D, ya sabes. —Boot había roto los pensamientos de Harry con respecto a su amiga, así que solo mintió al Ravenclaw, afirmándole que sí, que era justo por eso. Cuando el rubio le cuestionó de cuándo sería la próxima “reunión”, el pelinegro solo respondió “pronto” para salir de aquella plática de una vez por todas.
Esa noche en la sala común, los cuatro chicos, ya que Ginny había empezado a convivir más con el trío de oro, se mantuvieron en un silencio sepulcral. Ginny y Hermione estaban en un sillón a un lado de uno de los ventanales de la sala común, y Ron y Harry en la mesa de enfrente, aunque las miradas de complicidad y risitas contenidas entre Ginny y Harry cada tanto hacían más ameno aquel distanciamiento. Después de un rato, Ron tomó el valor de referirse a Hermione, aunque de una forma un tanto desagradable.
—Qué raro que pases tiempo con nosotros. ¿No saliste hoy a escribirte con el tarado ese, verdad? —escupió el pelirrojo, rompiendo el silencio. Su rostro mostraba una mezcla de irritación y celos, y su piel había adquirido un tinte rojo que sus amigos jamás habían visto.
—¿De qué rayos hablas, Ron? —respondió Hermione, frunciendo el ceño y jugando con un mechón de su cabello, alarmada y confundida por la inesperada reacción del pelirrojo. Harry se puso de pie y se acercó a su amigo para tratar de tranquilizarlo; Ginny solo miraba la escena con una mezcla de morbo y preocupación.
—Olvídalo —soltó Ron con voz apagada y cargada de decepción, mientras se apresuraba a subir a su dormitorio.
Después de unos segundos, donde Hermione parecía asimilar todo lo que acababa de pasar, por fin, mirando a Harry y Ginny, que ahora estaban cerca y mirándose entre sí, dijo:
—¿Me puede alguno de los dos explicar qué le pasa?
—Aparte de que es un idiota —contestó Ginny, divertida. Harry trataba de contener la risa y, cuando vio la expresión de Hermione, que era de todo menos de una persona divertida, optó por mantener una cara seria. Su amiga miró a Ginny con expresión de fastidio y se cruzó de brazos, esperando la verdadera razón, que no tardó en llegar de parte de la pelirroja.
—Creo que se molestó porque te has estado escribiendo con Krum —explicó con algo de ironía.
Hermione ahora se ruborizó; se puso tan nerviosa que no pudo evitar reír.
—No, yo no... —pareció tomar aire y recuperar la seguridad que siempre poseía en todo—. Yo no me, yo no me escribo con Krum.
—Hermione —expresó Harry—. Si no es con Krum, entonces...
—Con Rita Skeeter —reveló Hermione, haciendo que tanto Harry como Ginny se quedaran perplejos.
—¿Con Rita? ¿Por[...]?
—Porque necesitamos contar tu verdad; necesitamos utilizar a la prensa —interrumpió la castaña a Harry.
—Tú sabes bien que el "Profeta" me odia y está controlado por Fudge. ¿Cómo esperas que[...]?
—Harry —comentó Hermione, interrumpiendo nuevamente a su amigo—. Hay periódicos independientes que matarían por tu versión.
—Como el del papá de Luna —expresó Ginny, emocionada. A Hermione no le parecía el mejor medio, pues el "Quisquilloso" no era un periódico que los magos y brujas de a pie consideraran serio, pero no tenían muchas opciones.
—Madame Skeeter me debe, digamos, algunos favores —dijo Hermione con divertida malicia y algo de superioridad; y es que, valiéndose de su ingenio, el semestre pasado descubrió cómo Rita Skeeter conseguía tanta información de primera mano en Hogwarts durante el torneo de los tres magos. No le era difícil, tomando en cuenta el tamaño que adquiría en su forma de escarabajo, no registrado por el Ministerio, por supuesto, y, por tanto, ilegal. La joven bruja había amenazado a la periodista con revelar su condición como forma de venganza por todo lo que había escrito de ella el año pasado, aunque ahora, esa misma amenaza había servido para hacer que Rita Skeeter aceptara reunirse con ellos en Las Tres Escobas, para que Harry, por fin, contara su verdad.
—Luna estará tan feliz —expresó Ginny—. Se lo contaré mañana.
—¿Cuándo será? —preguntó Harry a su mejor amiga, que ahora, con un poco de pena, respondió:
—El miércoles.
La cara de Ginny había cambiado a una de decepción, pues sería justo el 14 de febrero, el día de San Valentín, que esperaba pasar con Harry. Claro que el chico, desde el intento la noche en la que Dobby los interrumpió en la sala común —una interrupción, por otro lado, justificada—, no le había vuelto a sugerir aquello. Aunque lo entendía, no era algo importante realmente, tomando en cuenta todo lo que acontecía en esos momentos; sin embargo, sintió un poco de alivio al ver la cara del pelinegro; su expresión reflejaba una desilusión similar a la suya. Por su parte, Harry se sintió decepcionado, lamentando que, una vez más, pasaría otro 14 de febrero sin Ginny a su lado.
—Lo siento si tenían planes, chicos —dijo Hermione, que, tan astuta y perceptiva como era, descifró a los dos en un segundo, haciendo que Ginny se girara para que no se le notara la vergüenza. Harry solo negó con la cabeza sin ver a su amiga y respondió:
—Hagámoslo.
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fanfiction¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...