Entre nevadas y tareas, Harry padecía el quinto año como podía. Como siempre, él y Ron pasaban desvelo tras desvelo, y Hermione los acompañaba en sus noches, aunque tejiendo.
—Mis prendas desaparecen como pan caliente —expresó contenta Hermione a sus amigos, que escribían ahora en su pergamino una redacción para McGonagall. Aunque después de un rato más, le avisó a Ron que les tocaba guardia cerca de la enfermería, a lo que Ron, de muy buena gana, salió para poder librarse esa noche de más estudio y deberes.
Harry les deseó suerte y los vio alejarse por el túnel del retrato de la señora Gorda. Él siguió en lo suyo, hasta que una voz que le encantaba expresó divertida:
—Te dejaron solo, ¿eh? —Ginny Weasley, con su bata de dormir, bajaba las escaleras y se aproximaba hacia Harry, que le sonreía.
—Tiendes a despertarte seguido, ¿no? —le bromeó Harry.
—En realidad, Angelina nos mostró estrategias a Alice y a mí para afrontar el partido contra Hufflepuff este sábado —respondió ella.
—Eso hacía Wood también, aunque se necesitaba mucha determinación para no quedarse dormido —comentó Harry, al que le parecía curioso lo de Angelina, pero a la vez no, pues en las aburridas pláticas previas a los partidos de Wood, donde en la pizarra explicaba una serie de parámetros y los automatismos a realizar en los partidos, la única que parecía tomarlo en serio era ella.
—Ahora tiene sentido —comentó Ginny sonriendo. Harry la miraba atentamente; era una hermosura de chica en todo sentido. Se sentía estúpido por no notar aquello maravilloso que estuvo tan cerca de él todo ese tiempo. Se preguntaba qué hubiese pasado si tan solo, durante el baile de Navidad el año pasado, le hubiese preguntado a Ginny si quería ir con él, cuál habría sido su respuesta. Aunque también temía, pues sabía que Ron no toleraba que su hermanita pequeña tuviese algún enamorado. Pero por otro lado, mantenía la pequeña esperanza de que, al ser su mejor amigo, quizá Ron fuera menos reacio a una relación entre Ginny y él.
Se perdió en sus pensamientos unos segundos, que se rompieron cuando la pelirroja, iluminada por el fuego de la chimenea, comentó:
—Yo seré la buscadora.
Harry pudo notar en su interior dos sentimientos diferentes que lo apresaban. Por un lado, orgullo, pues no se le hubiese ocurrido mejor persona para tomar su puesto, aunque, por el otro lado, tristeza, pues no acompañaría a su equipo en el campo. Aunque, al menos, podría apoyar a Ginny desde las gradas, aunque claramente para él no era lo mismo.
Sin embargo, el chico, con una sonrisa tierna y mirándola a los ojos, solo dijo:
—Estoy seguro de que lo harás excelente, Ginny.
Llegado ese momento, en el que ambos se miraron sin decir nada, atrapados por la calidez de la situación, el silencio y la soledad perfectos para confesar lo que guardaban en lo más profundo de sus corazones, sabían lo que querían hacer. Pero justo antes de que dieran el siguiente paso, que marcaría un punto sin retorno en su relación, un 'puff' los sacó de su fantasía.
Un elfo, que llevaba en la cabeza un compilado de calcetines color rojo, como si fueran gorros de invierno, puestos uno detrás del otro, y en el cuello, un conjunto de bufandas que le protegían en exceso. Parecía una armadura de punta, colorida y extraña, algún diseño que no podías encontrar ni en la tienda de "Harapos Finos: moda para magos" que se encuentra en Hogsmeade.
—Harry Potter —comentó la criatura, que no era otra que Dobby, que feliz caminaba hacia Harry.
—Dobby, espera. ¿Qué es todo eso que traes? —preguntó Harry, extrañado, aunque un tanto divertido.
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fanfic¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...