🖕 𝔓𝔯𝔬𝔩𝔬𝔤𝔬 🖕

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Park YajaTzael, ser conocido por su extraordinaria paciencia.

Era alguien amable, que desbordaba humildad y sentimientos simpáticos hacia los demás, alguien que respetaba a sus mayores y los trataba con amor.

— ¿Alguna duda antes de iniciar con el examen, jóvenes?

— No, viejo de mierda. ¡Esto no tiene nada que ver con lo que vimos ayer, hijo de la gran puta!

Dando procedencia a lo anterior contado, era un hombre con un vocabulario culto, que sabía controlar sus emociones por la gran paciencia que tenía.

— ¡Todos váyanse a la mismísima verga, hijos de la setenta mil pare de mil puta que los parió!

Claro.

Era un excelente hijo, un buen hermano menor, respetaba a su familia y sabía amarlos como su gran tesoro.

— JimDae, ¿otra? Ayer ya trajiste una y ya vienes con otra.

—¡Bebé, eso no es cierto! ¡DaeGinie, no le creas!

— ¿Esta no tiene piojos? Olvídalo, su fealdad es superior.

— ¡Bebé!

Si había algo que sabía hacer, era ser un hijo muy educado, respetuoso, no era malcriado, eran muy sumiso y nunca le respondía a su padre.

— Te diré esto de la forma más respetuosa posible porque eres mi papá... vete a la verga tú y tu zorra barata.

— ¿Él es tu hijo?

— No me digas nada... Heredó mis virtudes, estoy orgulloso.

Claro que ahí, muy escondido había un corazoncito sensible, un corazón de pollito y que lloraba por todo solo por su suma sensibilidad.

— ¿Por qué estás llorando?

— Esta mañana ocurrió una tragedia, se acabó el café.

— Ah.

El maldito era tan guapo desde que era un bebé que a todas volvía locas, era solo un experto en mojar bragas y rompió récord de estar con siete novias al mismo tiempo sin que se dieran cuenta.

¿Cómo le hizo?

Era experto en meter la misma labia, eran las mismas palabras que ya hasta de memoria se sabía, pero por ahí decían que algún día alguien lo traería de su perrito faldero. Él se burló y luego se cumplió.

— Qué hijueputa más bonito. ¿Qué mierda? Yo soy heterosexual, pero qué chico más lindo.

— ¡Soy tu novia idiota!

— Eras, perra.

— ¡Imbécil!

— ¡Parece un gatito!

Seguramente, habrán dudas como que no tiene sentimientos por nada, pero la verdad es que estuvo a punto de robarse a su sobrino de la incubadora cuando nació.

¿Cuál fue su justificación?

— ¡Es un chaparrito que necesita de mi amor! ¡No me lo pueden quitar, hijos de puta!

— ¡Bebé, es mi hijo!

— ¡Yo no veo tu nombre en él, estúpido!

Es que JiMin era tan pequeño y esponjoso que JimDae ya se había acostumbrado a despertar y verlos a los dos envueltos juntitos.

— JiMinie quiere más a YajaTzaelly que a mí.

— Ni modo, la vida sigue.

Aunque si había algo que él era, es que era comprensivo con su pareja, era tranquilo, no era como esos idiotas posesivos y celosos a los que les agarraba taquicardia si le hablaban.

Claro que no.

Era peor.

— ¡Mejor dime que ya no me quieres y que amas a otro imbécil!

— Pero, YajaTzaelly...

— ¡Gatito, no seas tan agresivo conmigo!

Bien.

Está bien.

Tal vez todo lo que se dijo eran simples mentiras, la realidad es que Park YajaTzael tenía serios problemas de ira y agresividad, motivo por el que ha sido expulsado de la escuela por aproximadamente, dos millones setecientas cincuenta y nueve mil doscientas cuarenta y seis vez.

Solo era un ser de extraña procedencia que contiene serios problemas de ira, una sobredosis de bipolaridad, signo de agresividad avanzada, un cerro de sadismo, diccionario andante de groserías con una pizca de perversión y, tal vez, solo talvez, un volcán de morbosidad.

— Es un curso de reflexiones para controlar el enojo.

— ¿Sabes a cuántos psicólogos ha vuelto loco?

— Pero si solo es un adolescente que... ¡Me mordió!

— Mil disculpas, a veces se le sale lo caníbal, pero no es nada serio.

Jueputa.

YajaTzael ha sido nefasto desde que estaba en el vientre de su madre.

Fue un bebé que le provocaba mil y un antojo, pero que permitía que se comiera el aguacate con jalea y no las fresas con cremas.

Un bebé que había dejado en abstinencia a su papá por más de dos años solo por joder.

Sí.

Ese era Park YajaTzael.

Hiperactivo por naturaleza, gruñón y malhumorado desde tiempos inmemorables, celoso y posesivo desde antes de Cristo, sobreprotector por casualidad, sádico y agresivo por fallo de imprenta, bipolar y malhablado por elección, autoestima y ego por defecto, pero solo no era su culpa estar tan guapo.

— Yo debería ser ilegal, mi rostro no es de este mundo.

Antes de terminar, toda su vida fue un trabajador honorable, él le entró a todo por dinero, desde ser narco hasta ser médico.

— ¿Vendías droga?

— Mi única droga es tu sonrisa, gatito.

Un romántico empedernido.







































𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora