🖕 ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔖𝔢𝔦𝔰 🖕

155 37 2
                                    

" Park YaZaelly, cinco añitos de joder la vida de Park YajaTzaelly "


— Quiero hablar contigo de hombre a hombre.

— ¿Es que eres hombre?

YajaTzael lo sentía como un Deja Vú, como un momento ya vivido que salió mal, pero también tenía curiosidad de saber con qué estupidez YoonGi le saldría, porque ese maldito cloro vencido solo abría la boca para decir puras estupideces hasta hacerle saber que debería ser ilegal ser tan estúpido.

— JiMin y yo vamos a decirles algo en la cena, ¿sabes? Ya te imaginarás qué.

YoonGi le mostró una sonrisa que comenzó a crecer hasta convertirse en una carcajada por su malhumorada y gruñona cara. Es que no se aburría de molestarlo, torearlo es vida, era su pasatiempo favorito porque como se enojaba e irritaba fácil; hacía que explotara hasta confirmarle que sí era un histérico, neurótico, lunático y agresivo.

— Ya es momento. JiMinie tiene la edad suficiente para tener novio.

— Tiene la edad, pero no la altura.

— Como sea, tendrás que aceptarlo sí o sí, ¿eh, suegrito?

YajaTzael se puso a pensar en muchas cosas, como que primero encerraba a JiMin en una gran torre como Rapunzel o si mejor mataba a YoonGi por estarle metiendo ideas a su chaparrito bonito cosito precioso. La segunda opción era mucho más tentadora, ya que se encontraban en el techo de la gran casa, impermeabilizando todo como hacían cada cierto tiempo.

La casa, con el paso de los años, se había hecho mucho más grande, ahora era de cinco pisos, poseía una gran alberca y un gran jardín para que su gatito se distrayera, así no se sentiría aburrido. Tenía dos bibliotecas, habitación de juegos, de lecturas y de más. Si la familia se agrandaba, también la casa.

Todo eso no era precisamente el punto, el punto precisamente era que tenía una excelente oportunidad para matar por fin al hijo de la gran puta que ha tenido que criar como a su propio hijo solo porque su gatito no podía estar sin esa cosa que se hacía llamar YoonGi. Le parecía patético y ridículo que todos sus intentos de asesinato hayan salido fallidos por más de diez años consecutivos.

— Algún día me casaré con JiMin, viviremos juntos y solos.

— YoonGi, ¿tú en serio eres estúpido o solo muy masoquista?

— Un poco de las dos, sí.

El menor se encogió de hombros antes de sonreírle con burla, porque sabía que por dentro los celos y la rabia lo estaban carcomiendo, pues JiMin era intocable y nadie tenía el derecho de poner los ojos sobre su enano ser específicamente por eso, porque era un enanito que no poseía la altura suficiente como para tener un maldito novio.

Eso sí jamás.

— Mientras yo tenga vida, tú jamás tendrás nada con JiMin.

Una vez sentenció la cero posibilidad de que su enanito tuviera novio, prosiguió con el trabajo que les había estado llevando toda la bendita mañana. El sol estaba potente, el calor y la presión también, él solo quería darse una ducha para quitarse el sudor y YoonGi era un estúpido por creer que iba a permitir esa absurda relación falsa.

— Eso es tan absurdo como que JiMin sigue siendo virgen.

— ¿Qué?

— ¿Qué?

Ni verga.

Ahora sí estaba comenzando a sentir los efectos secundarios de pasar tanto tiempo bajo el desgraciado sol. Su cabeza comenzó a palpitar, las venas de sus brazos también y estaba empezando a sentirse tan enojado por lo que YoonGi dijo que si lo mataba ese mismo día, no iba a rogar por el divorcio.

— ¡¿Desvirginaste a mi bebé, hijo de puta?!

— Bueno, más bien él me desvirginó a mí, porque él fue quien inició todo y...

— ¡Date por muerto!

Si lo llevaban a juicio, su defensa por asesinato sería que el difunto, antes con vida, lo había incitado a matarlo tras decir algo muy serio e intolerante para un hombre con problemas mentales que jamás en su vida iba a aceptar que tenía, porque no los tenía y no los poseía.

El caso fue que, sin remordimiento alguno, sujetó a YoonGi de la camisa y le dio un pequeño gran empujón para que, cuando lo volviera a ver, fuera en el infierno. Ese estúpido entonces comenzó a gritar mientras caía del techo y él ni siquiera sabía por qué gritaba, igual iba a caer dentro de la alberca para que la caída se amortiguara.

Solo a Min YoonGi se le ocurría torear a un hombre que carecía de paciencia, de humanidad y de orden mental arriba de una casa de tres pisos, cuando estaban sin testigos y toda la verga. Definitivamente, YoonGi, más que estúpido, era masoquista y ya estaba más que comprobado.

— Fue un accidente... eso diré en la corte.

Lo bueno es que Zael había sacado a los menores de compras, así se iba a ahorrar el divorcio, la regañada y las típicas frases en donde le decían que necesitaba terapia porque ya estaba muy enfermo. Eso era totalmente patético, ya que él estaba dentro de todas sus facultades mentales y no necesitaba ni un psicólogo, ni mucho menos un psiquiatra.

— No se mueve... ¡Por fin se murió! ¡Se murió! ¡Soy el hombre más feliz del...!

— ¡No he muerto, estúpido! ¡Sigo vivo, hijo de puta!

Lo bonito nunca duraba.

Dejó de festejar al escuchar la voz maldita de YoonGi, gruñendo observó cómo se mantenía a flote en el agua para no hundirse y gruñó peor cuando le sacó el dedo de en medio con una gran sonrisa porque había sobrevivido a esa adrede caída. La vida era un completo asco y ahora él se quería lanzar del techo para ver si moría.

— Puras promesas.

— ¡Le diré a mi papá que intentaste matarme otra vez!

— ¡Díselo y te juro que no habrá próxima vez!

— ¡Te voy a denunciar, maldito loco!

— ¡Me vale!

— ¡Pero a un psiquiátrico, necesitas terapia con urgencia!

— ¡Estoy dentro de todas mis facultades mentales, estúpido!

— ¡Estúpido tú, hijo de puta!

— ¡Puta la que te parió a ti!

Una larga discusión, por cierto.



















𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora