𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)

🖕 ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ℭ𝔲𝔞𝔯𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔠𝔲𝔞𝔱𝔯𝔬 🖕

" Park YajaTzaelly, treinta añitos de vida "

— ¿A qué me traes aquí, Minie?

JiMin cerró la puerta de su habitación una vez entró con YoonGi. La fiesta del casamiento apenas estaba empezado y eso que ya eran casi las diez de la noche. Él había aprovechado que YajaTzael estaba bastante entretenido pasándose de copas junto a los demás para estar un tiempo a solas con YoonGi.

La música estaba a todo volumen, por lo que no se podría escuchar nada. Un poco avergonzado se sentó en la cama, al lado de donde el mayor estaba. YoonGi ya era un adolescente de quince años y el condenado era tan guapo, le fascinaba que fuera más alto que él.

YoonGi era popular en el colegio, era el capitán de baloncesto y no faltaban las miles de niñas que querían algo con él, pero siempre les dejaba en claro que sus preferencias sexuales eran otras, cosa que ya su familia sabía. Además de que siempre decía que estaba enamorado de un chico de mejillas gorditas y sonrisa bonita.

Para JiMin, él era tan lindo, siempre lo cuidaba, lo sobreprotegía, lo mimaba y a veces temía que lo dejara, que por crecer se juntara con chicos de su edad y no con un niñato de trece, pero si supiera que él prefería estar con ese niño de mejillas bonitas.

— Cuando cumplas quince años y si todavía sigues amándome como ahora, te juro que le pido el permiso a YajaTzael para que seas mi novio, JiMinie — Sonrió — No importa que me cueste una ida al hospital por los golpes que voy a recibir de parte de él, bien valdrá la pena si al final puedo estar contigo.

— Aww, Yoonie.

El menor sonrió con toda la timidez que poseía, pero ni eso lo detuvo cuando se pegó a él y sonrojado le tomaba la mano. Él soltó una risita antes de dejarle un besito en la mejilla, es que ella era tan gordita y tan bonita.

— Te amo, Minie, y siempre te amaré.

— ¿Lo prometes, Yoonie?

— Lo prometo... es la única promesa que no pienso romper — Aseguró — Lo juro por lo que más amo en mi vida... a ti y a mi papá... bueno, también YajaTzael.

— Aww.

— Prometo también que algún día nos vamos a casar, vamos a tener nuestra propia casa y, si quieres, también adoptar.

— ¡Sí quiero, sí quiero!

— ¡Genial!

Feliz de compartir sus sueños con la pequeña persona que amaba, le tomó la manita para dejarle un beso ahí. Luego miró esos ojitos que JiMin tenía, eran tan bonitos que se perdió en ellos tan estúpidamente.

— Promete que solo serás mío, Minie.

— ¿Eso no es muy posesivo de tu parte?

— A ver, he crecido con Park YajaTzael, no esperes mucho.

— Cierto.

— Además, tú la otra vez le lanzaste el jugo a una chica solo porque me sonrió.

— ¡Te vio con ojos de lujuria! ¡Estabas su camisa!

— Pero es que...

— ¡Que sea la última vez que tú te quitas la camisa para alguien más que no sea para mí!

— ¿Ahora quién es el posesivo?

— A ver, he crecido con Park YajaTzael, no esperes mucho.

— Touché.

Los dos soltaron una risita, eso fue antes de que JiMin dejara un rápido beso sobre los labios de YoonGi, luego de eso se cubrió la cara con las manos de la pura vergüenza. No es que fuera la primera vez que se dan besitos o se besaban como YoonGi ya le había enseñado, es solo que nunca dejaría de sentirse tímido.

— Ven aquí.

El mayor se acomodó en la cama, en el respaldar de ella mientras golpeaba sus piernas para que se subiera en ellas. Él, muy tímido y nervioso, se sentó ahí, dejó sus manos sobre ese pecho e incluso más avergonzado apoyó la cabeza en sus hombros entre suspiros.

— ¿No me vas a dar un beso?

— Uh... ya te lo di, Hyungie.

— Eso no fue un beso, este sí.

YoonGi le sujetó el mentón, le regaló una sonrisa antes de juntar sus labios en algo más que un simple roce. Lo abrazó por la cintura sin segundas intenciones mientras el beso era un conjunto de movimientos suaves, bastante dulces.

— Promete que tus labios solo serán míos.

— Lo prometo, Hyung.

— Y yo prometo que yo seré tuyo para siempre.

— Más te vale, fíjate.

— Hijo de Park YajaTzael debías ser.

Definitivamente.