𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)

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"Park YajaTzaelly, tres añitos de vida"

— Maldita hija de la setenta mil puta que se molestó en parirte.

JimDae se encogió en su sitio tras escuchar las maldiciones que su papá soltaba en medio de gruñidos.

— Espero que tu perra madre se esté quemando en lo más profundo del infierno y que tu papá esté siendo cogido por un par de negros — Gruñó — Hija de la gran puta, te veré lamiendo las suelas de mis zapatos como la basura que eres.

Diablos.

JimDae nunca había escuchado tantos insultos en menos de un minuto, pero a contrario de él, a YajaTzael ya se le habían grabado para cuando tenga que utilizarlos.

El buen ejemplo de un padre era un tesoro.

— ¿Me estás diciendo que puedo perder la custodia de mi hijo solo porque ella es mujer?

Yael le gruñó, más o menos alterado a su abogado solo porque éste era tan incompetente que no tenía ni siquiera la capacidad de ganar un juicio.

— Dile a la jueza que se meta el fallo por donde mejor le alcance y que este humilde hombre le desea un rayo en seco.

— Es juez, en realidad.

— ¿Ah, sí? Déjamelo a mí, entonces.

Bueno.

Él no era gay, ni mucho menos bisexual, pero debía probar de todo en esa vida.

Sonriendo hizo que JimDae cargara a YajaTzael para poder quitarse la chaqueta ante el calor que estaba haciendo.

— Mira y aprende, estúpido.

— Papá, ¿qué harás?

— Voy a conseguir la custodia de tu hermano y también que ella no tenga ni un centavo de mi dinero — Respondió — Es una ventaja que algún día entenderás, Jim.

Luego de eso y de dejar confundido a JimDae, entró sin permiso alguno a la oficina del juez que estaba llevando el dichoso juicio por la custodia de YajaTzael.

— ¿Se le ofrece algo, señor Park?

— Antes que nada, un vaso con agua para este calor que está haciendo.

Sonriendo de la manera más coqueta posible, como siempre, se sentó frente al juez para, supuestamente, abanicarse debido al calor, por lo que tomó el borde de su camisa y se dio aire con ella hasta dejar a la vista su abdomen.

— Como que hace calor, ¿no?

El juez, siendo muy bonito para su gusto, asintió sin querer alzar la mirada, pues sentía que se pondría muy nervioso frente a él.

— ¿Me darás el vaso con agua o no? — Cuestionó — Se me está bajando la presión porque estoy a punto de perder a mi hijo.

— Claro, sí...

Algo tímido por su increíble porte, el juez se levantó en busca del vaso con agua, pero cuando quiso servir un poco, él ya lo había apresado hasta arrinconarlo contra la pared.

— ¿Qué necesitas para darme la custodia de Mr. Demonio?

— Uh... Su esposa intentó hacer lo mismo, ¿sabe?

— Yo soy hombre — Rió — Es por eso que no caíste en su chantaje, pero sí estás cayendo en el mío.

— Eso no sería ético.

— Es una lástima porque...

Soltando una risa lasciva, tomó la delgada cintura del juez para empujarlo contra él de una forma brusca.

— Yo estoy dispuesto a hacer todo por mis hijos — Susurró — Podría hasta cumplir tu más oscura fantasía.

— ¿Solo la custodia de su hijo?

— Y el que ella no le toque nada de mi dinero.

El juez se mordió el labio, pero no pudo evitar caer cuando él le mordió el labio juguetonamente.

— Pero no saldrá de aquí.

— Tranquilo, mi boca estará ocupada en otra cosa que en hablar.

Joder.

Lo que se debía hacer por los hijos.