🖕 ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔗𝔯𝔢𝔦𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔲𝔫𝔬 🖕

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" Park YaZaelly, diecisiete añitos de joder la vida de Park YajaTzaelly "


— Lucifer, apiádate de mi asquerosa y patética alma. Amén.

YajaTzael tragó pesado, tragó con tanta dificultad que pensó en morir ahogado por exceso de saliva acumulada, porque es que él había entrado a la habitación en modo son de paz, con ganas de dormir abrazando posesivamente a Zael porque ese gatito era bastante esponjonsito y tenia un aroma bastante suave, como a colonia de bebé. Entonces lo que vio al entrar fue a ese gatito atrevido sentado en la cama, mirándolo con una sonrisa de depredador en busca de cazar mientras portaba como pijama una de sus grandes camisas simples.

— YajaTzaelly.

— Vengo en modo son de paz. Lo juro.

— Pero yo no, Hyungie. Ven aquí, ¿sí?

Más atarantado y estúpido de lo normal debido a la voz hipnótica de Zael y esas pestañitas bonitas, acabó asintiendo mientras se dirigía directo a la cueva del lobo, el lobo que estaba muy hambriento y con ganas de devorar a una pobre e inocente presa, o sea él. Cuando entonces llegó a la cama, fue lanzado rápidamente sobre ella y no tuvo el tiempo de siquiera reaccionar cuando ese gatito ya estaba encima de él para romperle la camisa solo porque no tenía la paciencia en ese momento para quitar botón por botón.

— YajaTzaelly.

— ¿Qué pasó, gatito? No me toques ahí, porque luego no me aguantas.

— Tengo ganas de abrirte las piernas, ¿no quieres entrar en ellas, ah? Mira, me puse la crema que te gusta. ¿Verdad que huele rico? Anda, di que sí huele rico — Zael sonrió — Y mira, mira. Es tu camisa, ¿ves? ¿Verdad que me veo bonito, YajaTzaelly? Mira, también me puse tu loción favorita, ¿ves?

Con esa gran sonrisa de gatito hambriento, agarró a YajaTzael de los hombros y le enterró la cara en su pecho para que sintiera el olor de la loción que se había puesto, esa que sabía que le gustaba mucho por ser bastante suave. Lo abrazó por los hombros para que no saliera de ahí hasta que se grabara hasta la última gota que tenía en la camisa, y le clavó las uñas suavemente en la espalda, porque sabía que eso le gustaba mucho en momentos tan íntimos como esos.

— ¿Viste?

— Quedé más drogado que mariguano después de la cuarentena... pero qué bonita droga eres, gatito.

YajaTzael fue sacado más tarde de ese pecho tan rico de sentir y de aspirar, así que fue obvio que por eso mismo estaba un poco desorientado, ya que se tragó todo el olor de golpe y le llegó muy rápido, pero igual le gustó y no iba a mentir en ello. El caso es que después de eso decidió cambiar de posición y dejar a Zael sobre la cama, no teniendo ni siquiera que pedir que abriera esas piernas tan gordas porque ya las había abierto solamente para él.

— Tienes unas piernas muy bonitas, ¿eh? Y yo sé que a muchos le gustan.

Zael andaba más travieso e inquieto de lo que generalmente era, porque es que le subió una de las piernas al hombro y lo miró con una sonrisa tan hermosa mientras empezaba a desabotonarse la camisa, y él ya andaba reservando un lugar VIP en el infierno, ya que no iba a vivir mucho si ese gatito seguía seduciéndolo de esa forma sabiendo que se calentaba más rápido que una plancha todo terreno. Y encima le mostró las bonitas pecas que tenía en el pecho, esos puntos que parecían estrellas en el cielo y constelaciones en el universo.

Qué gatito más atrevido.

— YajaTzaelly, ¿sabes qué quiero en este momento... a parte de comida?

— ¿Qué quieres?

— Primero meterte el pie a la boca como venganza por lo que me hiciste ayer.

— Vamos a omitir ese pedido porque...

— Tarde.

Definitivamente, fue tarde cuando YajaTzael había querido evitar ese pedido, pues Zael ya le había metido el dedo en la boca como buena venganza por la grosería que le hizo el día anterior, en donde le jaló uno de los pezones hasta haberlo dejado más rojo que un tomate sazón. Y claro que fue una muy buena venganza, pero no esperó a que YajaTzael le mordiera el dedo con una fuerza que la verdad no supo medir, ya que lo hizo soltar un grito de dolor y encima, sabiendo que era muy sensible, lo hizo llorar.

— ¡No te quieras comer mi dedo que el que tiene hambre aquí soy yo! ¡Suéltalo!

Se vio sin muchas opciones o solo no pensó en nada más que estrellarle el talón del otro pie en el mero tabique de la nariz, y lo escuchó crujir mientras YajaTzael caía de espaldas al piso, pero no es como si tampoco fue a ver si estaba bien cuando su dedo dolía mucho y era su prioridad. Evidentemente, estaba escuchando los ayes de dolor de parte de YajaTzael mientras él solo estaba llorando por su dedo muerto y sin vida.

— ¡Me acabas de romper la nariz! ¡La nariz!

— ¡Y tú mi dedo! ¡Mi dedo!

— ¡Tú empezaste, Min Zael!

— ¡En las venganzas nunca hay contraataque, Park YajaTzael!

Zael le lanzó una de las almohadas al mayor cuando lo miró levantarse del piso y llorando de dolor gateó hasta la cómoda para buscar en uno de los cajones un paquete de galletitas de chocolate que siempre guardaba porque en la madrugada le daba hambre y no siempre quería bajar por algo. Y mientras comía, pudo observar que YajaTzael se sentaba a la orilla con la nariz escurriendo sangre, probablemente acomodándose el tabique desencajado mientras lo escuchaba maldecir.

— No me veas así, ¿sí?

— Ni siquiera te estoy viendo.

— Entonces no me ignores, ¿sí?

— No te estoy ignorando.

— ¿Y por qué no me miras, ah?

— ¡Porque estoy intentando reparar la nariz que me rompiste!

— ¡Pero no me grites! ¡Yo solo quería pasar una noche bonita contigo y tú te pusiste de fresita difícil!

— ¡Min Zael!

El menor terminó soltando un grito como queja, después de eso se cubrió con las sábanas y bajo de ellas se hizo bolita para ignorar a YajaTzael, pero era claro que seguía comiendo de esas deliciosas galletas así tuviera que cambiar las colchas si no quería que luego las hormigas y las ratas se lo comieran vivo. En medio de eso escuchó las maldiciones de YajaTzael y sintió que se levantaba de la cama para, seguramente, atender la nariz que él le rompió accidentalmente.

— Zael.

— No estoy disponible. Vuelva más tarde.

Sabía que YajaTzael estaba enojado con él y no quería solo tener una discusión por algo que se salió de control, porque es que estaba evitando peleas para no arruinar nuevamente su relación, entonces ahora tenía miedo de haber hecho algo mal y que YajaTzael se fuera de nuevo. Así que cerró los ojos cuando las sábanas fueron retiradas para quedar al descubierto y se tensó cuando ese hombre se subió sobre él para tal vez regañarlo por lo que había hecho accidentalmente.

— ¿Uh?

Honestamente, esperó todo menos un beso en los labios y esperó otra cosa menos ser sujetado de las piernas para que ellas fueran abiertas obligatoriamente, en donde sí o sí tuvo que acomodarse boca arriba mientras sus labios seguían siendo víctima de los besos intensos de YajaTzael. Y no sabía cómo siquiera preguntar qué estaba pasando si sus palabras no podía salir por el trance en el que estaba, pues tener a ese hombre sobre él siempre lo dejaba pasmado.

— ¿No e-estás enojado, Hyungie?

— Estoy enojado, sí.

— Uh, ¿entonces?

— Entonces tendré que desquitar mi enojo entre tus piernas, así que calladito y cooperando.

Necesitaría pastillas para el dolor luego de eso.

















𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora