𝔐𝔯. 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬 (Pɑrk YɑjɑTzɑel)

🖕 ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 ℭ𝔲𝔞𝔯𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔱𝔯𝔢𝔰 🖕

" Park YajaTzaelly, treinta añitos de vida "

— Sé que te acabas de casar hace cinco minutos, pero aún estás a tiempo de divorciarte.

Zael negó con las mejillas rojas ante lo que Jaeh le estaba implorando casi se rodillas. Apenas acababa de dar el sí en ese altar, aceptando estar con YajaTzael más allá de ese mundo y más allá de la muerte, en sus planes no estaba alejarse de ese hombre al que tanto amaba.

Mientras Jaeh le pedía tipo chantaje hasta con lágrimas de cocodrilo que si no se separaba de YajaTzael le iba a terminar dando un infarto y su muerte le iba a quedar en la consciencia, él estaba viendo a la lejanía, en donde su esposo estaba con JiMin y YoonGi.

Desde ahí podía escuchar las risas de los tres, de YajaTzael porque tenía cargado a JiMin y no dejaba que YoonGi lo tocara y de ellos dos porque les gustaba mucho escuchar la risa de ese hombre, pues no siempre lo hacía.

— Y no te basta con casarte con ese maldito, sino que también quieres adoptar un mocoso con él — Jaeh se quejó — Por eso es que el país no prospera, por eso es que estamos como estamos.

— Jaeh, ya déjalo.

— No. Tu maldito hijo le hizo un amarre o algo, yo sé que sí.

Yael negó con diversión, lo agarró de la mano y se lo llevó de ahí a la fuerza para que ya dejara de molestar a ese gatito bonito, quien sonriendo emocionado se acercó a su pequeña, pero irreemplazable familia.

Abrazó a YoonGi por los hombros, le dejó un beso en el cabello antes de tomar la mano de YajaTzael, éste le sonrió enamorado porque el traje blanco se le veía tan hermoso que él todavía tenía los ojos rojos por haber llorado cuando lo vio así en el altar.

— ¡Hola!

DaeGin apareció junto con GiYoon y JimDae, chillando abrazó a YajaTzael por ese paso tan grande que dio, porque por fin sentó cabeza. También abrazó con euforia a Zael porque el condenado era tan tierno que ganas de llorar le daban.

— ¿Qué pasó en las citas al fin?

— Creo que tendremos que adoptar. Ninguna mujer quiere alquilar su vientre, ya sabes, la homofobia — Comentó YajaTzael — Zael y yo hablamos y quedamos con ir al orfanato central para ver los requisitos que se necesitan.

— Lo lamento mucho, bebés.

— La verdad es que sí hubiera amado mucho un niño con los genes de YajaTzael — Murmuró Zael — Es que él es tan lindo que un hijo de él sería perfecto.

— No, hombre. Si él jodía más que la gran puta, no me imagino un hijo suyo — Asintió Yael —  No quiero vivir para contarlo, ni ser testigo de la tercera guerra mundial.

— Ya con Mr. Demonio tejemos suficiente — Jaeh refunfuñó — Bueno... Mr. Satán.

— Yo creo que no es mala idea, sería lindo que tuvieran a un bebé así, recién nacido, van a sentir como si es de ustedes.

— Pero nadie nos quiere alquilar su vientre, así que...

— Tal vez sí hay una mujer que desea hacerles ese sueño realidad.

¿Cómo fue?

Toda la familia volteó a ver a DaeGin, ella sonrió antes de dejar su copa sobre una de las mesas para poder quitarse el abrigo y mostrar su plano estómago. Al principio ninguno entendió, no fue hasta el grito de Zael; que el resto pudo captar lo que quería dar a entender.

— ¡¿Lo harías?! ¡¿Lo harías, Nona?!

— ¡Claro! Yo solo los quiero ver felices y si puedo darles esa felicidad, con gusto me ofrezco.

— Pero... ¿segura?

— Sí. ¿Estás segura? Porque YajaTzael jodía desde que estaba en el vientre de su puta madre.

— Estoy completamente segura. Si ustedes quieren que yo sea quien cargue a su bebé, entonces lo haré — Sonrió DaeGin — Estoy preparada para esto porque si pude cargar con dos al mismo tiempo, con un mini YajaTzael también puedo.

— ¡Aww, mami!

Los mellizos la abrazaron entre risas por ser tan buena persona, por ser tan dulce y bonita. Zael miró a YajaTzael en busca de una respuesta, éste lo pensó un poco, pero al final terminó asintiendo con una sonrisa, por lo que chillando Zael también la abrazó.

— ¡Gracias, gracias, Nona!

— ¿Y cómo tienen planeado ponerle al engendro?

— ¡YaZaelly!

Sí.

Park YaZaelly muy pronto estaría con ellos para hacer todo un desastre del que YajaTzael se acordaría toda su vida.