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Se encontraba sentado en el comedor con el pequeño peliverde con cabello puntiagudo y ojos carmesíes. El infante estaba llorando porque no quería comerse sus vegetales.

¿Cómo llegó a esta situación?

Todo regresa 4 años atrás.

Después de la boda de Izuku, meses después se revela que estaba embarazado. Sus familias estaban muy emocionados por la llegada de un cachorro a ambas familias.

No era algo de que sorprenderse.

Todos los que estuvieron presentes en la ceremonia de boda lo supieron debido al olor que desprendía del cuerpo del omega.

Izuku no era muy bueno controlándolo sus emociones, si estaba feliz, le haría saber a todo el mundo que lo estaba.

Y fue así como nació: Haruto Bakugou.

Kirishima se encontraba cuidándolo ya que Izuku se lo pidió. Ese día ambos padres del infante estaban en una reunión con unos empresarios extranjeros. Las abuelas no pudieron ir a cuidarlo por causas que desconocía.

—Come todo Haruto—ordenó.

—Pero no me gusta—seguía llorando.

En ese instante agradecía que no tuviera la personalidad del rubio, si no, ya hubiera hecho un escándalo.

—Tu mamá se pondrá triste al saber que no te los terminaste.

El infante miró al mayor e hizo pucheros.

—Bien, lo haré—dijo para después tomar su tenedor y llevar un trozo de zanahoria a la boca.

—Que buen cachorro—despeinó su cabello.

—Tito—dijo llamando la atención del alfa—¿Por qué aún no te casas?—lo miró mientras masticaba.

El alfa se sorprendió ante su pregunta.

—E-eh...porque no tengo tiempo para esas cosas del amor—sonrió nervioso mientras se rascaba la nuca.

—¿Te cae mal mi papi?—lo seguía mirando.

Pero Kirishima sentía como si estuviera viendo al mismo Bakugou pero con cabellera verde.

—No es eso—desvío la mirada.

—Solo veo que le hablas a mi mami y cada vez que te encuentras con mi papi te vas.

El alfa estaba sorprendido por el nivel de compresión que tenía, para ser un pequeño de 4 años. Pero como no, conociendo a sus papás, no esperaba menos.

—Algún día te lo dire—sonrió sin mostrar los dientes.

En eso la puerta se azota y entra Izuku apresurado.

—Mi bebé—se acercó al menor para abrazarlo—¿te portaste bien?

El pequeño asintió mientras aún tenía el tenedor en su boca.

—Batalle para que se comiera sus vegetales, pero al final lo hizo—mencionó Kirishima.

—Muchas gracias Kiri—se alejó del menor. —No se que habría hecho si no hubieras llegado.

—Lo hago con gusto, sabes que adoro al pequeño.

Izuku sonrió y Kirishima sintió su corazón saltar, era momento de retirase.

—Bueno, me retiro—se puso de pie y se acercó al perchero para tomar su abrigo.

Ya que estaba nevando.

—Ve con cuidado.

El alfa asintió y salió del comedor. Afuera estaba Bakugou recargado en la pared con los brazos cruzados. Kirishima lo ignoro.

—¿Seguirás ignorándome para siempre?—dijo antes de que se fuera.

Kirishima se detuvo y se giró hacia su dirección.

—Aún no te perdono.

—Ya pasó tiempo, además, siempre nos veremos.

—Lo hago por Midoriya y Haruto.

—¿Aún sientes algo por él?—levantó su ceja esperando la respuesta del pelirrojo.

Pero Kirishima evadió su pregunta.

—Realmente tengo prisa—se dio la vuelta y siguió su rumbo.

Al salir de la casa de los Bakugou-Midoriya resintió el frío, estaba tan helado que caían copos de nieve. No se podía ver nada, había una tormenta.

Justo ese día su carro estaba en mantenimiento, por lo que tenía que ir a pie. Su casa no estaba tan lejos, así que podía aguantar.

Siguió caminando hasta que un chico chocó contra él, el contrario venía corriendo por lo cual al chocar cayó al suelo. Se puso de pie rápidamente.

—Una disculpa, perdóneme.

Kirishima al verlo se quedó sin habla. Era un chico rubio con un mechón negro en forma de rayo. Ojos amarillos tales como un sol, tenía la cara roja por el frío.

Sintió un pequeño salto por parte de su corazón, pasó saliva nervioso mientras lo seguía observando

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Sintió un pequeño salto por parte de su corazón, pasó saliva nervioso mientras lo seguía observando. Ignoro por completo el hecho de que el rubio se estaba disculpando.

Los copos de nieve era una mezcla perfecta para aquella escena.

Una brisa de frío recorrer sus cuerpos mientras se miraban frente a frente.

En ese momento Kirishima se sintió aliviado y el frío se le fue. Todo a su al rededor desapareció, solo eran ellos 2.

Su aroma a naranja lo dejó hipnotizado.

Un lindo omega.

Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora