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Los meses continuaron y el día de la graduación del omega llegó. Kirishima lo acompaño en toda la ceremonia para poder tomarle fotos en todo el transcurso.

Monoma solo lo observaba de lejos y cuando notó que se encontraba solo, se acercó.

—Bueno, solo quiero pedirte perdón por todo—mencionó captando la atención del otro omega.

Kaminari se giró para verlo.

—¿Perdón?—no podía creer que alguien como Monoma se estuviera disculpando.

—Lamentó por todo el infierno que te hice vivir.

—Descuida—sonrió amablemente.

—Que te valla muy bien en todo Kaminari. Lo mereces.

—Igual para ti Monoma.

El otro omega rubio solo se alejó de él y Kirishima quien vió todo se acercó a su novio.

—¿Te dijo algo?—preguntó preocupado.

—Nada, creo que a partir de ahora ya no lo volveré a ver.

Kirishima ya no quiso pregúntale nada más al respeto y solo lo abrazo felicitándolo por terminar su carrera. Tomó unas cuantas fotos más junto a Mina y a Sero. Todoroki también estaba presente ya que su esposo también terminaba.

Para festejarlo lo llevo a un restaurante para cenar. Tenían vista hacia la ciudad y todo era muy bonito, las estrellas se miraban y la brisa fría recorría sus cuerpos.

1 mes pasó y era el cumpleaños del omega.

Kirishima no sabía a donde llevarlo ya que a los lugares que le prometió ir; ya lo había llevado, y no sabía que regalarle porque también le compraba todo lo que se le ocurriera.

Así que la mejor opción sería que él eligiera.

Al abrir los ojos lo primero que vió fue a su novio acurrucado en su pecho; despertar con esa imagen era algo que amaba de los amaneceres.

Jamás creyó que aquel omega dormiría sobre su pecho. Sin duda su alfa interior daba pequeños brincos de felicidad. Al fin sentía lo que era ser correspondido.

—Buenos días rayito—besó su cabello.

El omega se removió tratando de despertarse, pero era más su sueño que sus ganas de querer abrir los ojos.

—¡Feliz cumpleaños!

Al escuchar aquello abrió los ojos para elevar su mirada y encontrarse con aquellos ojos rojos que adoraba, sonrió al verlo y se acercó para besar sus labios.

Ambos se besaban como si fuera la primera vez, un beso lento pero a la vez lleno de sed de ambos. Unos segundos después y se separaron.

—¿Qué te gustaría hacer para festejar tu cumpleaños?

—No lo sé—se apagó más a él—yo con solo pasar el tiempo contigo estoy más que feliz.

—¿Algo que deseas? Yo puedo cumplirte todo.

En eso Kaminari pensó en lo mucho que quería pasar una noche íntima con él; desde que empezaron su relación el alfa no lo tocaba, solo eran besos y la mayor parte del tiempo el omega se quedaba con las ganas.

Quería decirle aquello, pero no quería verse tan desesperado así que tendría que armar un plan. Tal vez con alcohol y caería.

—Porque no vamos a un antro—sugirió.

—¿Antro?

—Si, nunca hemos ido a uno. Sería buena idea ir juntos.

—Sí ese es tu deseo de cumpleaños de acuerdo, pero por ahorita—empezó a ponerse de pie pero trató de hacerlo despacio—espérame aquí. No tardo—dijo dándole un beso en la frente.

—De acuerdo.

Minutos después y el alfa entró con una charola de comida. Era un desayuno de cumpleaños, el omega sonrió ante aquel detalle de su novio, amaba que siempre le demostraba cuánto lo amaba. Sin duda, después de haber andando con alguien que no lo supo valorar, al final llegó el indicado.

Kaminari desayuno en la cama y Kirishima le daba de comer en la boca, se sentía tan contento; era su relación soñada.

En todo el día Kirishima lo llevo al centro comercial y decidió que él eligiera cosas que quisiera.

Izuku quería llamarlo para llevarlo al centro comercial y compararle lo que quisiera, pero su esposo lo detuvo diciéndole que mejor lo dejara pasar el día con Kirishima, ya que el alfa rubio sabía que muy probablemente ese día le pediría matrimonio. Ya que días antes lo acompaño a elegir aquellos anillos.

Ya para la anochecer lo llevo al antro donde su novio quiso ir, el ambiente era muy animado y a Kirishima le desagradaba un poco el lugar, muchos veían a su novio y eso no le parecía, pero se controlaba para no hacer de enojar a su rayito.

Kaminari empezó a pedir bebidas para ir dándoselas a Kirishima, y él como todo un buen novio, empezó a beberlas.

El omega se la pasaba pegado a él para que el efecto del alcohol y de sus feromonas el alfa empezara a caer. Y claro que dio efecto, Kirishima sentía su cuerpo arder cada que tenía a su novio tan cerca. Y algo en su entrepierna estaba empezando a despertar.

—Rayito—dijo casi jadeando—creo que mejor—trató de alejarse pero el omega más se acercó a su cuerpo.

—¿Quieres irte a casa Kiribebé?—le hablo coquetamente.

Y esa fue la gota que derramó el vaso, no aguanto más y lo tomó de la muñeca para llevárselo al estacionamiento y subirse al carro para irse al departamento.

Al llegar Kirishima estaba dispuesto ir al baño para encargarse de aquello, pero Kaminari lo detuvo y lo acorraló en la pared.

—Bésame—ordenó mientras colocaba su mano por su cuello para atraerlo hacia él.

Kirishima quiso negarse pero el omega al ver sus intenciones mejor tomó la iniciativa y lo besó

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Kirishima quiso negarse pero el omega al ver sus intenciones mejor tomó la iniciativa y lo besó. Al inicio el alfa quiso apartarlo, pero no podía, algo que amaba de él eran sus besos. Así que continuo el beso y cuando sintió que el omega empezaba a bajar sus manos para meterlas dentro de su playera se apartó del golpe.

—Rayito no...

—¿Por que Kirishima?—hizo pucheros mientras bajaba la mirada—¿acaso no te gusto sexualmente?
Desde que empezamos a salir no me tocas, yo que quiero pasar contigo de todas las formas posibles.

—No es eso, solo no te quiero presionar con eso...tuviste una mala experiencia y no quiero que...

—¡Por favor Eijiro, tócame!

—¿Estas seguro?

—Sí es contigo claro que lo estoy—se acercó a su rostro.

El alfa no dudo en volverlo a besar, era un beso lleno de pasión; buscó la lengua del omega para intensificar más el beso.

El omega solo se dejaba llevar y podía sentir que no era necesario usar lubricante, su entrada estaba lista para lo que viniera a continuación, así que enrollo sus brazos en el cuello de su novio. Este buscó sus piernas para elevarlas y cargarlo, lentamente lo llevó al cuarto sin separarse de aquel beso.

Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora