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Los fines de semana para Kirishima se le hacían eternos, ya que esos días no podía ver a Kaminari. Izuku le daba esos días libres para que pudiera aprovechar a divertirse, después de todo, Kaminari era más chico que él.

Llego de la oficina muerto, se acostó en la cama aún con su traje, quería descansar un rato y ya después cenar.

Suspiró.

La soledad lo invadía, a veces pensaba en porque no volvió a tener nada con nadie, a lo mejor en estos momentos tendría una familia, así como su amigo Bakugou.

Al final terminaron recuperando aquella amistad que se rompió unos años atrás.

Su celular empezó a sonar, pero realmente no quería contestar aquella llamada, con dificultad acercó su mano hacia el buró que tenía a lado de su cama.

Agarro el celular y contesto, ni siquiera reviso quien le llamaba.

—Hay un omega que desde hace rato está bebiendo, se ve fatal.

—¿Un omega?

—Sí, un omega rubio.

—¿Kaminari?

—Sí bastardo, mis empleados me avisaron ya que lo conocen como el niñero de Haruto, desde que llegó no ha parado de beber. Al parecer le sucedió algo, me comentaron que llegó llorando.

Al escuchar eso Kirishima no dudo en ponerse de pie y tomar las llaves de su departamento.

—Ahorita llego—colgó.

Se puso los zapato y salió corriendo al estacionamiento para ir rápido al bar de su amigo, necesitaba ir por él porque conociendo el lugar algún otro alfa intentaría aprovecharse.

Manejo lo más rápido que pudo y cuando llego al bar encontró a su amigo Bakugou en la entrada.

—Está en la barra.

—Gracias.

Entró como loco buscándolo, corrió a la barra principal y ahí lo pudo ver, estaba recargado mientras abrazaba la botella casi vacía.

Se acercó y pudo escucharlo llorar.

—Soy un tonto—la voz se le escuchaba completamente quebrada, además de que se notaba que ya estaba ebrio.

—Kaminari.

En eso el omega se giró para encontrase con la mirada del alfa. Kirishima sintió su corazón hacerse pequeño, el estado en el que estaba Kaminari no le gustaba para nada. Sus ojos ya estaban hinchados.

—Pero que lindo eres—dijo ebrio, pero Kirishima se sonrojó ante aquellas palabras—al final la vida no es tan mala—agarro la botella y terminó de beberse el líquido restante.

Kirishima le quito aquella botella vacía y la apartó.

—¿También quieres? Siéntate conmigo y bebemos.

El alfa se acercó a él para guiar el brazo del omega al rededor de su cuello, rodeó su cintura para ayudarlo a caminar.

—Añádalo a mi cuenta—le indico al Barman.

—Que coqueto, ya me llevarás a tu casa—se tambaleo y Kirishima lo sujetó.

Ignoraba las palabras del omega, sabía que lo decía por el alcohol.

—No tengo problema con eso—dijo el omega en un tono coqueto.

—No digas ni una sola palabra y camina—ordenó.

—No te molestes, ya no dire nada—le susurro al oído.

Kirishima lo ayudó a caminar para llegar a su automóvil y poder subirlo. Estando adentro Kaminari se quedó dormido por unos segundos, Kirishima manejo tranquilamente ya que su única preocupación desapareció, ahora lo llevaría a descansar a su departamento ya que no conocía su dirección.

Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora