Segunda Oportunidad Al Amor

•37•

El día de la boda de Sero y Todoroki llegó, todos estaban invitados y fue una boda a lo grande. Aunque al papá del omega le costó aceptar a la pareja de su hijo al final tuvo una buena relación con él.

Después de todo sería el nuevo heredero para sus negocios.

Cuando Todoroki lanzó el ramo a quien le cayó fue a Kaminari y todos sabían que cuando a alguien le caía el ramo significaba que era la siguiente persona en contraer matrimonio.

Todo el mundo hablaba de esa boda ya que les tomó por sorpresa, todos pensaban que Todoroki sería un soltero ya que nunca se le veía en relaciones.

Los meses siguieron pasando y Kirishima se llevó de vacaciones a Kaminari, así como se lo prometió. Primero lo llevo a la playa y Kaminari disfrutaba de esas vacaciones ya que solo eran ellos 2.

Después lo llevo a varias partes más, siempre iban combinados para que todos supieran que eran pareja.

Kirishima siempre trataba de darle prioridad a las cosas que al omega le gustaban, así que si él quería ponerse diademas, lo hacía.

Se tomaban fotos para después ponerlas en su álbum de fotografías que estaban haciendo, su relación iba enserio, Kaminari quería que esto durara para siempre.

En los días de sus vacaciones muchas de las veces el omega liberaba feromonas para que el alfa cayera y así poder pasar la noche como él quería, pero el alfa tenía una fuerza de voluntad que sabía controlar, así que sus planes fallaban.

Se encontraban descansado en la cama del hotel donde se hospedaban y a Kamanari se le ocurrió que si quería que esa relación fuera en serio debería de presentarle a sus padres.

—Kiribebé—dijo captando la atención de su alfa.

—Dime.

—Creo que es tiempo de que conozcas a mis padres.

Kirishima quien se encontraba con los ojos cerrados los abrió de golpe por la propuesta de su novio.

—¿E-estas seguro?

—Claro que si, cuando regresemos le diré a mis padres para que tengan un día libre y así poder presentarte.

—Entonces yo también lo haré, estoy seguro de que le encantaras a mi mamá.

—¿Lo crees?

—Claro, eres toda una preciosidad—besó su nariz.

—Eso espero—se acurrucó en el pecho de su alfa.

Siguieron disfrutando de sus vacaciones hasta el día en que regresaron. Kaminari le marcó a su mamá para poder darle la noticia de que ya tenía pareja y quería presentarlo. Al inicio su mamá se le escuchó muy emocionada así que lo cito lo antes posible, quería conocer al alfa por la cual su único hijo se escuchaba tan feliz.

Kirishima se sentía muy nervioso, temía a que no le agradara a los padres de su novio, pero Kaminari antes de entrar a la casa lo tomó de la mano y le sonrió para calmarlo.

Tocó el timbre y segundos después salió una rubia idéntica a Kaminari.

—¡Cariño!—se lanzó a su hijo para abrazarlo.

—Madre—se quejó el omega—no me abraces tan fuerte que me quitas el aire.

—Perdóname—se separó para mirarlo—es que hace mucho que no te veía y ya te extrañaba. Pero pasen, tu padre nos está esperando.

Kirishima sintió su nerviosismo aumentar, conocer a la mamá era muy diferente a conocer al papá, regularmente los papás son más estrictos. Al entrar a la sala el señor Kaminari se encontraba sentado en el sillón y se acercó a ellos.

—Hola padre—saludo el omega.

El alfa mayor miró serio a su hijo para después dirigir su vista hacia Kirishima, al sentir su mirada este paso saliva mientras trataba de controlarse.

—¿No te pudiste conseguir algo mejor?—dijo serio.

—S-señor yo...—empezó a tartamudear.

—Padre por favor...

—No te lo digo a ti—dijo interrumpiendo a su hijo—se lo digo a él.

—Querido, basta con las bromas—se acercó la omega junto a su esposo mientras lo tomaba del brazo y se reían.

—Padre, no seas así. Casi me espantas—dijo aliviado el omega.

Kirishima sintió su alma salir por un instante, hasta casi podía desmayarse allí mismo por la tensión que sentía, pero fue en vano porque después de eso el señor Kaminari se acercó para estrechar su mano.

—Me agradas. ¿Cuál es tu nombre?

—Eijiro Kirishima—sonrió nervioso.

—Vamos Kirishima, relájate—le dio palmadas en su espalda ya que notó lo nervioso que se encontraba.

—S-si señor.

—Dime Kirishima—dijo la omega mientras servía el té—¿cuáles son tus intenciones con mi bebé?

—Madre—se quejó el omega apenado.

—¿Pues qué? Solo tengo curiosidad, me imagino que esto va enserio, no por algo nos lo estas presentando—le acercó una taza de té.

—M-mis intenciones con su hijo son buenas, realmente quisiera compartir el resto de mi vida con él.

El alfa lo obligó a sentarse a su lado para entregarle la taza, este lo recibió nervioso, su mano estaba temblando y tenía miedo de derramar todo.

—Me gusta esa idea—comentó el alfa—quiero nietos.

—¡Padre!—el omega se cubrió el rostro por la vergüenza que sentía.

—Perdón hijo, pero pensé que te quedarías soltero para toda la vida.

—Ay no—siguió con el rostro tapado.

—Tenemos que aprovechar, no queríamos llegar a ancianos sin conocer a nuestros nietos.

Siguieron platicando de cosas triviales, hasta la madre de Kaminari le enseñó el álbum de cuando era un bebé su hijo. Kirishima adoraba lo bonito que era, pensó que sus padres serían muy estrictos y especiales, pero resultaron ser todo lo contrario.

Cuando llegó la hora de irse, la madre estaba abrazado a su hijo diciendo lo mucho que lo extrañaría de nuevo, Kirishima lo estaba esperando y el alfa mayor se acercó.

—Mi hijo es feliz, espero que lo siga siendo.

—Confíe en mi, me encargaré de hacerlo feliz.

—Te lo encargo mucho, en verdad tengo mi confianza en ti. No me decepciones.

—Lo prometo, Denki es lo mejor que tengo—respondió mientras suspiraba y lo miraba a lo lejos.

Después de que Kaminari se despidiera de su padre, regresaron al departamento del alfa y allí pasaron la noche acurrucados.

A la semana siguiente fue el turno de visitar a los padres del alfa, ellos al ver lo bonito que era su omega, la mamá de Kirishima en vez de abrazar a su hijo, abrazo a Kaminari.

Lo recibieron muy gustoso hasta la mamá ya quería que se casaran lo pronto posible; y como es costumbre, le enseñó su álbum de cuando era bebé. Ella le obsequió una que otra foto para que las guardara.

Ambos tenían la aprobación de sus padres y ya faltaba muy poco para que Kirishima diera el siguiente paso.