Segunda Oportunidad Al Amor

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A la mañana siguiente Kaminari se despertó y procedió a vestirse, fue a la cocina de su novio y le preparó el desayuno, agradecía que sus padres no se encontraban ese fin si no se moriría de vergüenza. Si los quería conocer, pero aún no era el momento.

Al terminar se fue a su departamento, no sin antes marcarle a su amiga para contarle lo que sucedió la noche anterior.

Mala idea.

La pelirosa estaba enojada con él, lo estaba regañando.

—¡¿Cómo se te ocurre Kaminari?!

Alejó un poco el teléfono ya que literalmente estaba gritando.

—Al menos dime que usaron protección.

—Lo usamos, así que no tienes nada de que preocuparte.

—Eso me tiene calmada, pero es que Kaminari. Si no te sentías listo no tenías porque hacerlo, una pareja que te ama y te respeta no te obliga.

—No me obligó...

—¿Seguro? Me dijiste que se molestó porque al inicio no querías ir. Claro que te obligó.

—Sí te estoy contando esto es porque eres mi amiga, no tienes porque molestarte tanto.

—Y porque soy tu amiga tengo que hacerte entender las cosas, Shinso nunca me agrado. Se que oculta algo.

—Es suficiente Mina, nunca le has dado una oportunidad para conocerlo—empezaba a molestarse.

—No es necesario, a leguas se ven sus intenciones.

—Después hablamos—le colgó.

Su paciencia había llegado a su límite, estaba harto de que su amiga hablara así de su novio. No tenía porque ser así, no lo conocía lo suficiente, mientras que él supiera como era en realidad, todo estaba bien.

Estaba haciendo las deberes de la casa, termino de lavar la ropa (realmente era el trabajo de la lavadora) y se sentó a revisar su celular.

No tenía notificaciones de su novio; al menos esperaba un gracias por el desayuno que había preparado para él.

Suspiró triste.

La tarde la ocupo para realizar tareas y trabajos pendientes y sin darse cuenta en el reloj ya marcaban las 8.

Se metió a bañar, tenía que empezar a arreglarse para irse a la fiesta con su novio. Estaba tan emocionado ya que eso contaba como otra cita, aunque realmente no sabía de quién era la fiesta, pero con tal de estar con él, no se negaría.

Espero a que su novio llegara.

Escuchó el timbre y fue corriendo a recibirlo con una sonrisa. Una sonrisa la cuál no vio por estar pegado al celular.

De nuevo.

Alzó la vista y lo vio.

—Vámonos—fue todo lo que dijo.

Kaminari lo siguió sin decir nada, su corazón empezaba a dolerle de nuevo, esta indiferencia no lo soportaba. Siguió caminando detrás de él y en todo el camino no le dirigió la palabra.

Llegaron a una casa enorme, aunque no era una mansión. Iban entrando muchos chicos, desde afuera se podían ver las luces de la fiesta y sobretodo el volumen de la música, estaba muy fuerte.