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Kirishima lo acompañó hasta su apartamento y se encontraban en la entrada viéndose fijamente, Kaminari no quería que se fuera aún, ni Kirishima quería irse.

—Bueno, gracias por aceptar salir a dar una caminata contigo. Nos ve...

—Espera—lo interrumpió mientras se sonrojaba—si quieres puedes quedarte esta noche aquí...

—No quiero ser una molestia—de igual forma se sonrojó, no se esperaba aquella propuesta.

—Quédate—desvío la mirada por lo apenado que se sentía.

—De acuerdo.

Kaminari lo invito a pasar a su apartamento y era la primera vez que lo veía, estaba un poco desordenado pero todo el lugar olía al omega, su alfa interno estaba casi bailando de la felicidad, ese olor le gustaba mucho. Pero debería de contenerse, por el bien de ambos.

—¿Te gustaría ordenar pizza?—preguntó tímido—ya es tarde, de seguro tienes hambre.

—Bueno.

El omega tomó su celular y marcó. Estaban sentados observando algún programa que pasaba en la televisión, después de media hora la pizza llego y se sentaron a comer.

Kirishima no era tan fan de comer ese tipo de alimentos, arruinaban su dieta y hace mucho que no iba al gimnasio, tenía que regresar si o si. Pero no se negó porque estaba con Kaminari, a él no le podía decir que no.

—Un día de estos te haré de comer—mencionó.

—¿Eh?

—Nunca te he visto comer sanamente y me preocupa tu salud.

—Sí como, pero rara la vez.

—Iba a cocinar ahorita, pero mejor para la próxima—mordió el pedazo de pizza que tenía en su mano.

—Estoy lleno—dijo recostándose en la mesa que tenían enfrente.

El alfa miró el reloj y marcaban casi las 9. Supuso que ya era hora de marchase.

—Creo que ahora si...

—Juguemos—lo interrumpió mientras se reincorporaba.

—¿Jugar?

—Tengo muchos videojuegos—se puso de pie y se acercó hacia su televisión para conectar la consola.

—¿No tienes que dormir?, mañana tienes clases.

—No, me duermo más tarde.

—¿Estas seguro?

—Sí, vente—lo invito a sentarse a su lado.

Kirishima se acercó y este le dio un control, aunque sabía que terminaría perdiendo en todos los juegos que llegaran a jugar, pero quería divertirse.

El omega estaba tan feliz mientras jugaban que no pudo evitar dejar esparcir feromonas, el alfa al estar tan cerca de él empezaba a verse afectado.

Sintió su cuerpo arder y empezaba a sudar. Alguien empezaba a despertarse y su entrepierna lo sabía. Debía de salir de allí.

El omega pudo notar que empezaba a sudar y lo miró por unos instantes.

—¿Te sientes bien Kiri?—se acercó a él y sus rostros estaban tan cerca que el alfa en cualquier momento podía tomarlo y besarlo.

Pero no.

Era muy poco varonil hacer eso.

—¿Puedo bañarme?—dijo sin pensarlo.

Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora