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Denki Kaminari un chico universitario que cursa su último año, teniendo la edad de 24 años y siendo hijo único. Pero al no tener tantos recursos para pagar su carrera este tenía trabajos de medio tiempo para cubrir los gastos.

Así que su rendimiento en la universidad no era del todo bien, tras trabajar así se quedaba dormido en clases.

Pero siempre tenía a su mejor amiga para ayudarlo; Mina Ashido.

—Denki despierta—lo movió para tratar de despertarlo.

Dió efecto.

El rubio se tallaba los ojos. —Es la tercer vez que me duermo—dijo algo somnoliento.

La pelirosa suspiró, entendía el porque estaba tan agotado, la noche anterior le tocó ir a trabajar al bar.

—Solo procura hacerlo menos.

—Intentaré—dijo bostezando dispuesto a prestar atención a sus clases.

La pelirosa estaba preocupada por su amigo, el estar matándose para poder pagar su carrera lo iba a agotar tanto, no era fácil trabajar y estudiar al mismo tiempo.

Por eso mismo se había retrasado en sus semestres, por ende no le alcanzaba el tiempo para estudiar.

Era el descanso y ambos estaban en la cafetería sentados almorzando, en eso un alfa pelinegro se acerca a su mesa para sentarse junto con ellos.

—Esos ánimos Kaminari—dijo rodeando el cuello de la pelirosa para darle un beso en los labios.

—Ya van a empezar de tortolitos—rodó los ojos.

—No es mi culpa que te fijes en puro alfa patan—recalcó la omega.

—Shinso no lo es, él es...diferente—suspiró.

—No me termina de convencer—mencionó el alfa.

—Ni a mí, casi nunca anda contigo y eso que son pareja.

—Por que anda con sus amigos, yo no soy un novio celoso.

—De todas formas, una pareja debe de estar contigo, así como lo somos Sero y yo—ambos se miraron mientras se sonreían.

—Se que Shinso me quiere, con eso me basta.

—Por cierto, trajiste algún otro suéter. Al rato habrá una tormenta—dijo la omega.

—No cheque el pronóstico, pero supongo que con este suéter aguanto.

—Pero saliendo del bar sentirás más frío.

—Ya no iré—bebió su botella de agua.

—¿Por qué?

—El dueño intentó propasarse, entonces le metí una cachetada y pues ya sabrás.

—Ay no, viejo pervertido.

—En verdad que la vida de los omegas es muy difícil.

—Te tengo envidia Sero, ¿por qué no nací siendo alfa como tú?—hizo pucheros.

Pero tenía razón. Ser un omega en esta sociedad era un verdadero reto, ya que los alfas intentarían sobrepasarse con ellos solo porque son unos débiles o al menos así los catalogaban. Pero Denki no era uno de ellos, si alguno intentaba propasarse, él se defendía. No era débil como algunos.

Los únicos omegas que no sufrían eran los que nacieron ricos. Ellos no tenían la mínima idea de cómo era ganarse su día a día trabajando en lugares con puros alfas.

A veces envidiaba a aquellos omegas ricos, tenían toda su vida resuelta, sin pasar por tantas cosas horribles como ellos.

—Pero tienes más oportunidad de conseguirte un alfa rico.

Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora