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Un ruido molestaba a sus oídos, abrió los ojos con dificultad y buscó aquel objeto que provocaba el sonido, sus manos tocaron algo y lo tomó.

Era su despertador.

Checó la hora y marcaban las 5:30 am, se sentó en la cama mientras se frotaba los ojos. Después de unos segundos su cabeza dolía, puso su mano en su frente mientras hacía gestos de dolor.

Aún así se puso de pie, debía ir a trabajar.

Se metió al baño para darse una ducha bien fría, a lo mejor con eso el dolor disminuiría. Al salir se vistió con su traje azul y buscó un medicamento. Se lo tomó y terminó de alistarse.

Salió al estacionamiento para subirse a su carro e irse a la oficina.

Llegó exactamente a las 7 am, se fue al despacho a revisar unos documentos que le habían pedido para el medio día. Al inicio todo estaba bien, pero el dolor de nuevo apareció.

Se relajó un rato recargándose hacia atrás.

—No debí de beber de esa manera—se regañó mientras cerraba los ojos.

Después de unos minutos sentía que su cabeza estallaria, los medicamentos no estaban dando resultado. En eso alguien llamó a su puerta y dio la indicación de que pasara.

—Te ves asqueroso.

Dio un suspiro cansado.

—No me siento de humor Bakugou.

El rubio miró su reloj, marcaban las 2 pm.

—¿Ya comiste algo?

El pelirrojo negó. Lo único que había consumido era el café de la mañana, su panza pedía ser alimentada.

—Bien, es buena hora—se dio la vuelta dándole la espalda—vamos al negocio de a lado.

—Ni loco—se negó. Aún tenía resentimiento por la noche anterior.

—Deja de ser infantil. Hazlo por la amistad que teníamos.

—Prefiero quedarme aquí.

—Que necio. Bueno, hazlo por mi Izuku, nunca te resistes.

El pelirrojo iba a protestar, pero al final accedió.

—Bueno.

Se puso de pie y Katsuki rio por lo bajo. Ambos salieron de la oficina en dirección al local de a lado. Al entrar habían muchos compañeros de la oficina; ya que era hora de la comida.

Ambos se sentaron en una mesa con la vista hacia la calle.

—Pero que quede claro que lo hice por Izuku.

—Te gustará, hasta me lo vas a agradecer—el rubio cruzó sus brazos mientras lo miraba serio.

—¿Por qué tendría que agradecer...—mientras hablaba miró a su alrededor y su vista se centró en un omega rubio.

Se encontraba limpiando la mesa que estaba desocupada mientras silbaba, tenía en su mano derecha la charola con una copa de vidrio y un vaso de los clientes que acaban de retirarse.

Se encontraba limpiando la mesa que estaba desocupada mientras silbaba, tenía en su mano derecha la charola con una copa de vidrio y un vaso de los clientes que acaban de retirarse

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Segunda Oportunidad Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora