Capítulo 28

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Ella seguía con sus ojos fijos en el —Y-yo... yo no sé... no sé de qué hablas... ayer...

La miro desolado — mentir no es aceptable.

Eso la callo de golpe, y desvaneció cualquier tipo de excusa

—Pero habías dicho que no lo recordabas...

—No lo hacía. —confeso —No lo recordé hasta esta tarde.

Las cartas del juego habían sido colocadas y ella solo esperaba el siguiente movimiento. ¿Pero como iba a ganarle a Julian Anderson? Él era el chico listo, el estratega, la cabeza en todo, si ella manejaba los remos, era el quien daba las órdenes. Por qué en su barco, Julian era el capitán.

No sabía que decirle. Por primera vez, ella no encontraba las palabras correctas. En otro momento, Julian le hubiera dicho que no tener las palabras correctas era algo inaceptable, sin embargo, en este momento ella no era el experto "James". Ahora mismo ella no era su leal asistente que sabia sobre todo, pues el tema esta vez no trataba de numero o cálculos. Se trataba de lo que sentía. Y... ¿Qué sentía ella? ¿Y que hay sobre Julian? ¿siquiera el sentía algo?

—Joven Anderson, —una voz se filtro en sus oídos, como una suave melodía llevada por el viento. La figura de una joven apareció ante ellos, especialmente al lado del muchacho pelinegro.

La miro. Y Tessa vio una cascada de cabellos dorados y sedosos cayendo en sus espaldas, tan lisos con una tela, y ojos brillantes como el sol.

—Señorita White — y Julian pareció reconocerla

Observo a su jefe con gesto impávido y solo guardo silencio. Trago saliva dudosa sobre quien era la chica a su lado.

—Que formal eres Julian, tal y como siempre te he recordado. Llámame solo Romina —dijo mientras se colgaba de su brazo, un gesto que Julian rechazo al instante.

Tessa no lo culpaba. Lo había visto hacer eso varias veces con distintas jóvenes. A Julian no le agradaba el contacto físico con las mujeres.

¿Por qué con ella era diferente? ¿le agradaba siquiera?

—Me temo que mi padre se ha sentido indispuesto esta noche, y se ha marchado

—¿Marchado?— eso pareció sorprenderlo, y sus ojos azules se entrecerraban con cautela

—Oh sí. Esta muy viejo. Estoy aquí como anfitriona, y espero mi presencia compense un poco la de él. He dado ya la bienvenida a muchos, solo me faltaba usted

—Bueno... no es lo que esperaba —confeso el joven Anderson

Eso incomodo a Romina, casi como un golpe en su pecho. Dio un paso hacia atrás.

Julian pareció darse cuenta de lo cruel que había sido —perdóneme usted, pero tenia cosas de negocio que hablar con su padre.

—Bueno, a veces el dinero puede esperar ¿no? Mas aun cuando tiene a una dama al frente suyo.

Entonces Julian volteo hacia Tessa, casi como si creyera que Romina estaba hablando de ella. Estaba claro que la joven hablaba de si misma.

—Retomaremos nuestra conversación en otro momento

Eso se lo decía a ella.

—Claro.— murmuro Tessa

—¿En casa? ¿te parece?— al parecer el no se rendiría.

Ella asintió.

—Seria descortés rechazar tanta amabilidad, —dijo mientras volteaba a la recién llegada — Mi prometida se reunirá con mi primo si es lo que gusta, y luego nos reencontraremos con ella.

Mentira MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora