Capítulo 70

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Como una estrella de navidad cayendo del cielo. Su deseo fue concedido. Un milagro

-¿Qué haces aquí?- pregunto el con ojos muy abiertos. En parte anhelantes, en parte confundidos

-¿Eres dueño del parque?-soltó irritada

Taylor sacude su cabeza – yo... no... perdón. No es lo que quería decirte. Pero...-miro a su alrededor -es tarde. Es de noche – se acerco mas hacia ella -¿no deberías estar en tu casa?

-Si.-admite ella. Luego desvía su vista. Suspira – no quería sonar grosera es solo que... no ha sido un buen día

El parque estaba impregnado de la suave luz dorada de las luces navideñas, un panorama hermoso, y cualquiera diría que daba paz

-Bueno, pues malos días tenemos todos ultimamente...

Entoncez Tessa se dio cuenta de lo descortés que había sido. Lo miro -¿estas bien?- le pregunto dandose cuenta de que el tambien estaba solo paseando en el parque a altas horas de la noche.

El se sorprendió. No siempre solía haber gente que se lo preguntara-Bueno. Tampoco he tenido una buena semana. -Sus manos se meten en su abrigo buscando calor, quizas alguna especie de consuelo– han sido días difícil. -admitio -Tengo...-lo piensa -una familia complicada

-Si. Las familias no son fáciles.

-Si es que se podría llamar familia a la mía-solto Taylor sarcastico

Tessa lo mira de vuelta. Pero Taylor ya no la mira a ella. A veces uno esta tan ensimismado en sus propios problemas que no se da cuenta que cada quien vive sus propias guerras. No eres un círculo. No eres solo tu y tu.

-Amo a mi familia- se sincera ella

-Pues Julian tiene suerte. -soltó algo herido

-¿Y tú?

-Mi familia es pequeña. Se cuentan con los dedos de una sola mano.

Tessa pensó, que, a estas alturas, la suya también.

Sus conversaciones fluían con naturalidad, guiadas por un sentimiento de identidad que habían cultivado a lo largo de los días desde que se conocieron. A veces se sentía como un espejo. Compartían ciertas cosas y pensamientos sobre la vida. Pero tener similitudes no tiene nada que ver con algo romántico.

Tessa, con su melena castaña ondeando en el viento de la noche, pronto sonreía ante los distintos temas que empezaron a salir. Pasaron de temas tristes hasta otros un poco más alegres. Taylor era un hombre de aspecto afable con una risa contagiosa. Ambos disfrutaban de la compañía del otro sin sospechas ni intenciones más allá de una amistad genuina.

Sin embargo, la brisa llevó consigo un cambio en la atmósfera cuando Julian, el esposo de Tessa, apareció por el sendero del parque. Sus ojos, normalmente cálidos, se nublaron momentáneamente al ver a su esposa con Taylor. Un ligero nudo se formó en su estómago mientras avanzaba hacia ellos.

-Julian... ¿Qué haces aquí?

Cuando llego hasta ella solo contesto – te seguí. -luego miro hacia Taylor y sus ojos reflejaban una duda "¿Qué hace ese tipo aquí?"

Tessa dudo en si debía añadir algo o hablar para dar alguna especie de explicación

-Espere a que regresaras a la habitación. Pero como tardabas demasiado Sali a verte al jardín pero... luego mis hombres me informaron que habías salido. Sabía que te encontraría aquí

-Parece que la conoces bastante bien- comento Taylor

Los ojos de Julian se estrecharon ligeramente hacia el, y aunque intentó sonreír, la sombra de la irritación y la duda se reflejaba en su mirada.

—Hola, Anderson—dijo Taylor, extendiendo la mano en un gesto amistoso.

Julian apretó la mano de Taylor con firmeza, pero su mirada seguía anclada en Tessa. Aunque ella trató de disipar cualquier malentendido, la incomodidad se instaló en el aire como una sombra fugaz.

—¿Cómo sigues? —preguntó Julian hacia su esposa, aunque su voz llevaba un matiz de reserva.

—Bien, estoy bien – contesto -Taylor y yo solo estábamos conversando—explicó Tessa buscando calmar a Julian por cualquier pensamiento erróneo que pudiera tener en su cabeza.

A pesar de sus intentos, Julian no podía evitar sentir el cosquilleo de los celos. El alcanzo a observar la complicidad entre Tessa y Taylor, y el cómo se habían estado riendo antes de que el llegara, y aunque sabía en lo más profundo de su corazón de que no había nada entre ellos, una pequeña llama de inseguridad ardió dentro de él. Quizas era lo lógico, le aterraba la idea de perder a Tessa.

Pero Tessa nunca le había dado indicios para desconfiar de ella. No. Ella siempre había sido leal. Ella nunca podría traicionarlo. Jamás. Conocia a la mujer con quien se caso.

Un silencio se había instalado entre ellos, solo escuchando las voces del resto de personas fondo. Eso acontecia, cuando de pronto del cielo empezaron a caer pequeñas motas de nieve

Tessa parpadeo y su mano se levantó al sentir algo frio, pequeño y humedo en su mejilla -nieve...-murmuro asombrada

Entonces empezó a caer mas hasta que fue notorio para todos. Las miradas de los tres fueron hacia el cielo y una sonrisa se instalo en el rostro de los tres. Era increíble como los milagros de la naturaleza como mostrarte su belleza mas simple podía despejarte el corazón. Era hermoso. Y la exclamacion de las maravillas se instalo con murmullos de asombro de toda la gente en el parque

Luego Julian bajo la mirada y se fijó en su esposa, Tessa temblaba un poco, era un temblor ligero, casi imperceptible, pero aun así era una noche fría. Sus ojos azules mas claros ahora por la reciente nieve pronto se ablandaron. Entonces él se sacó su propio abrigo, se acerco hasta ella y se lo puso encima.

El gesto la sorprendió porque la había tomado desprevenida. -g-gracias- murmuro. Sus mejillas ligeramente sonrosadas. No se sabia si por el frio o por otra cosa.

Y al observar aquella escena y la cercanía de ellos dos Taylor lo entendio. Y lo que había iniciado como una duda se disipo.

Julian la amaba.

No era algo falso.

Era un genuino cariño.

Nunca pensó que aquel petulante empresario millonario podría enamorarse o preocuparle alguien mas que no fuera el mismo.

Entonces comprendió que Julian no era tan malo... Porque Tessa era muy buena. Y de lo que si estaba segura era que ella jamás estaría con una mala persona.

Y se avergonzó de sí mismo ahora.

-T-tengo que irme... -murmuro con rapidez -Tengo que llegar a casa. Tengo cosas que solucionar.

Ellos dos asintieron

Entonces Taylor con algo de dolor y una punzada en su corazón dio media vuelta renunciando a algo.

A veces tambien se renuncia por amor.

Se toco el grueso abrigo que aun cargaba y comprendió que entre los dos. Julian la amaba más. El lo había dado casi sin pensarlo. ¿Y él? A él ni siquiera se le habia ocurrido... El regresaba a casa con su abrigo. Y Julian sin el.

El amor también es cuidado.

Entonces se acordó de su hermana.

Si, esta noche el renunciaba a algo, pero no a todo. Aun tenia una familia por la que podia luchar.

-Eres la única familia que me queda...-murmuro a la noche

A veces podias contar a toda tu familia con los dedos de una sola mano. Asi que el bajo cuatro.

Mentira MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora