Haber visto la mansión Anderson en una noche de fiesta no era nada comparado a como la veía ahora. Apenas tuvo tiempo de empacar su ropa cuando un auto ya habia estado al pie de su casa con su teléfono vibrando sin parar. Estaba claro que Julian no vacilaba en sus decisiones, y a Tessa no es que eso la asombrara. Conocía muy bien lo demandante que era su jefe para cualquier cosa. Era de esperar que lo fuera en todo ámbito. Siempre que miraba a Julian, sus ojos azules reflejaban a un hombre imparable, casi como alguien que ha estado moviéndose toda su vida. ¿Qué era aquello que no podía esperar? ¿Qué tanto valía cada segundo para un hombre como él?
Cuando llego a las propiedades de su jefe, un empleado le hizo un recorrido poco oficial por todos los terrenos de la mansión. Jardines, piscinas y pequeños ambientes creados al aire libre fue lo que mas la cautivo. Todo era grande, elegante, majestuoso, y seguramente muy costoso... y pensar que ni siquiera habia puesto un pie en la casa aun.
Asi que sí, cuando realmente entro por aquellas puertas que seguramente no eran de uso humano, ella dio un paso hacia atrás aún más asombrada. Su jefe ya estaba allí parado esperándola con un pelotón de gente por detrás.
El joven de oscuros cabellos con una sonrisa que seguro valía tanto como sus miles de posesiones, le atrajo hacia si de la manera más educada y cordial posible.
—Querida, —dijo interpretando su papel, a Tessa casi se le resbala la maleta de sus manos, aquella que se habia negado en dejar que el empleado que la acompañaba la llevara —te presento a todo el personal
Ella miro hacia toda la gente. ¿en serio toda esa gente trabajaba aquí?
—Hay un total de 30 empleados. Ya incluidos los de afuera y adentro. —dijo, luego empezó a presentarlos de manera general—Ella, —dijo presentándola — es mi prometida, Tessa Jhonson.
Todos asintieron. Muchos le sonrieron. Estaba claro que nunca habían visto a Julian traer a una mujer aquí a la mansión. O al menos no por merito propio. Seguro muchos la encontraban intrigante.
—Desde ahora es dueña y señora de esta casa. —menciono. Tessa lo miro asombrada por aquella afirmación.
Asi que para los empleados no seria solo fingir...
—Sus ordenes valen tanto o igual que las mías. ¿queda claro?
—Si señor Anderson— respondieron todos al unisonó como si fueron un coro de lo mas ensayados.
—Espero que nuestra estadía y convivencia se normalice rápidamente. Al igual que todos tengan a la mano los requerimientos que les he pedido. Espero todo se siga según la norma. Y nuestros horarios y presencias se vuelvan de su uso cotidiano. Sin mas que decir. Todos pueden retirarse de vuelta a sus labores.
Cuando la gente empezó a dispersarse, Julian en un rápido movimiento logro tomar su maleta
—Yo puedo...
El alzo su mano enguantada acallando cualquier pensamiento que pudiera ella tener como objeción
—Deja que tu prometido te atienda como debe.
Tessa se sonrojo —ya... ya no hay nadie...—susurro nerviosa mientras miraba a su alrededor
Julian sonrío. Y ella no creía haberlo visto nunca sonreír con tanta... libertad.
—Si, pero, —el se acercó ligeros centímetros cerca de su oreja y ella podía sentir incluso su aliento —nunca se sabe quien puede estar observando.
Luego se alejó unos centímetros —sígueme.
Ella muy a su pesar y aun consternada y con el corazón latiéndole a mil por hora en el pecho lo siguió. No comprendía. No entendía nada de esta situación. Estaba desubicada. ¿acaso estaba soñando? Y, en el caso de estar soñando. ¿Por qué soñaba con su jefe?
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Mentira Millonaria
RomansaJulian Anderson es un joven frio, sexy y multi millonario, gran empresario y dueño de varias empresas. Pero la perfección esconde un secreto, bajo todo el exterior se esconde un odio. Se dice que muchas jóvenes han intentado conquistar al millonario...