Capítulo 50

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Julian prefiere ignorarla y pasa de largo al pensar que solo se estaba metiendo con él. Seguramente devolviéndole una broma de muchos momentos incomodos que él también le hizo pasar.

—Que gracioso Tessa

Ella lo mira sin moverse de su sitio —¿Quién bromea?

Julian alza la mirada deteniéndose.

Ambos separados ahora a metros de distancia, y la situación era extraña, incomoda, tensa, pero ansiosa. Anhelante, ferviente, intensa. Miedo y pasión al mismo tiempo

—Esto ya no es mas parte de tu trabajo. Ya no existe tal papel

—Lo se. Dijiste que todo seria real. Lo nuestro es real. —repite ella —Porque lo es, ¿no?

—Lo es.

—¿Entonces? Ya me has preguntado antes por ello

Julian era todo un caballero, y debía admitir que en el pasado al estar tomado con cierto grado de alcohol en su sistema le daba cierto grado de osadía, o al menos algo de descaro para hacerle tales proposiciones. Sin embargo, no sabía porque al verla ahora lo ponía tan nervioso. La deseaba, por supuesto. El no dudaba de eso. Pero... ¿ella lo quería?

—Pensé que solo querías tenerme una vez tuvieras toda mi verdad

Ella se acercó hasta el — me la darás algún dia. —menciono y fijo sus ojos en los suyos — pero no puedo creer que quiera esos ojos azules conmigo en una habitación.

—¿Qué?

—Oh, no se ofenda jefe, pero al inicio era todo un mandón. —soltó de forma divertida — pero al final todos los rumores que decían las mujeres de la oficina eran ciertos. Todas fantaseaban con ello, aunque no eran tan tontas como para acercarse demasiado a unos centímetros cerca de usted realmente.

—¿Todas?— menciono el

Julian da un paso hacia el frente acortando sus distancias —¿y qué hay de ti, Tessa?—su aliento cerca de su boca

—¿Yo?— sonrió por lo bajo — yo ya he saltado al vacío.

—¿Y eso que significa?

—¿Tu qué crees?

—¿Lo quieres? ¿tanto como yo? No quiero pensar que te he presionado a esto. O que lo haces solo para complacerme a mí. Quiero saber que también me deseas al mismo grado que yo. Quiero que todo mi interés sea devuelto, deseo tus ojos solo en mí. Porque una vez hecho esto, no hay marcha atrás, serás mía para siempre.

¿Los sentimiento de Julian siempre habían sido asi de intensos? ¿Por qué no se habia dado cuenta antes?

Ella sintió su respiración cortarse borrando de su mente esa actitud que dominaba esta situación. Y una sola respuesta parecía ser la correcta — sí.

Él lo comprendió, — en ese caso sígueme, vamos a nuestra habitación

Julian la tomo de la mano guiándola hacia el piso superior, ambos entrando al cuarto que habían compartido en todo este tiempo desde que este loco plan habia comenzado, desde que la farsa habia caído, desde que ambos se habían enamorado. Habían caído rendido el uno en el otro ocultando sus sentimientos por demasiado tiempo, cegándose, creyéndose más listos que el otro, y dándose cuenta de que ambos eran igual de vulnerables en el juego. Y sus corazones latían a la par de sus emociones.

—Hubiera querido que fuera más organizado. Algo más...

—¿Romántico?— le pregunto ella ansiosa

—Si. Bueno... se supone que debe ser asi ¿no?

Tessa lo pensó — creo que será especial siempre y cuando sea con la persona correcta. No importa el lugar o las circunstancias. Siempre y cuando sea con la persona que amas.

—Yo te amo, Tessa Jhonson. Te anhelo más que cualquier otra cosa en el mundo. Quiero tocarte, quiero besarte, quiero escuchar cada sonido de ti cerca de mí, sentirte por completo y yo jamás me he sentido asi por nadie más.

—Aun asi no eres capaz de acercarte a ninguna otra mujer... Me quieres solo a mí, porque... ¿soy la única que no te causa repulsión? ¿te hubiera servido cualquier otra a la que no desprecies?

El niega — No. No me hubiera servido cualquier otra, ya te lo dije antes, debías ser tu.

—...

El suspira —Tessa, no es un secreto para ti que no me agrada la cercanía de las mujeres. Pero tú eres diferente. No sé porque, o como decirlo de cuando comenzó exactamente, pero siempre has sido diferente. Creo que desde que llegaste, incluso cuando eras James ya habías cambiado mi mundo, tenías un color especial.

—¿Un color?

—Habías llenado un lienzo en blanco, habías iluminado un escenario en blanco y negro. Me abriste el cielo y me mostraste que era infinito. Eras mi amigo. Y habia algo entre nosotros que yo quería, no sabia que era al inicio. Y luego cuando vi tu belleza como una mujer, causaste aún más en mí. Entonces mis sentimientos se transformaron, evolucionaron conmigo y entendí que lo quería. Esa cosa que quería era a ti.

—¿A mi?

—La cosa caliente y ferviente, y latente en mi pecho eras tu. Me regresaste a la vida, me recordaste como se sentía estar vivo.

Entonces era su turno de decir algo—Yo nunca habia conocido a nadie como tú, Julian Anderson.—confeso ella — Lo supe desde el primer momento en que te vi, detrás de tus ojos, cada vez que camuflamos una acción amable, topándolo con otro, casi como si no quisieras que nadie pudiera ver tu humanidad. ¿Por qué escondías al alma noble? ¿Por qué lo hacías?

—Nadie aprecia un alma noble, Tessa. En un negocio, es mejor que tus enemigos te consideran alguien peligroso. Alguien a quien temer. No puedes mostrar tu cuello, solo los dientes

—¿Por qué mejor no ser alguien admirable?

El la observo —Yo solo quiero mejorar. —y sonrió — ves, a eso me refiero Tessa. Tú me salvaste, me salvaste de un modo que no sabía que se podía ser salvado. Y por ti, seré alguien digno de admirar. Si ese es tu consejo, puedo tomarlo.

Y no era lo único que iba a tomar de ella aquella noche.

Los labios de Tessa topan los suyos, empieza como un beso tímido y torpe, habían estado hablando solo para normalizar la situación, para fingir que tenían esto bajo control, todos sus deseos atados, que sus cuerpos aun los obedecían y estaban unidos a su mente. Pero era tiempo de liberarlos.

Porque habían estado conteniéndose demasiado tiempo. Tiempo suficiente para dejar de lado topa parte inocente, y decente.

Porque en el sexo, no habia nada impuro. Todo era aceptado mientras fuera consentido. Y ambos cedieron a todo.

A pesar de Julian jamás haber estado con una mujer antes, en ningún sentido, solo hizo lo que su cuerpo le pedía. No le pidió a Tessa que lo guiara, aun cuando habia estado tentado a hacerlo, pues tenía miedo de hacerle daño, el tocaba su cuerpo como algo frágil y hermoso. Toda ella era la cosa más valiosa que tenía.

Julian solo dejo que sus instintos y sus deseos hablaran por él, que sus intenciones se transmitieran a sus manos.

El cuerpo de Tessa se recostó suavemente sobre la cama aplastada por el nuevo peso sobre ella, mientras Julian trazaba un recorrido de besos en su cuello, y sus manos viajaban por debajo de sus ropas. Poco a poco la camiseta de Julian desapareció, al igual que la ropa de ella.  

Mentira MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora