Cinco historias en una.
Varios chicos se conocen en unas circunstancias un tanto peculiares y todos terminan viviendo bajo el mismo techo.
M-preg
Charlie- seme Babe- uke
Pete " Way "
Alan " Jeff "
...
En la playa, Sonic terminó de impartir su segunda clase del día y como aún tenía unos minutos hasta la siguiente, se bajó el traje de neopreno y caminó por la arena hasta la barraca de Thai Surf para entrar en la oficina.
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Quería coger un botellín de agua en la nevera y reponer sales minerales pero con molestia comprobó que no quedaba ninguno, entonces miró a su compañero, el cual estaba sentado en la zona de descanso pues también tenía unos minutos, mientras nadie entraba para inscribirse.
-Oye, Win...¿que ha pasado con toda el agua?, creí haberte dicho que fueses a comprar más
Este sonrió burlón, con su bebida refrescante en la mano.
-No soy tu criado, ¿Ok?, tú eres quién se la bebe
El monitor de surf soltó un resoplido con molestia.
-Sabes que yo no tengo tiempo para ir hasta el quiosco y traerlas, en cambio tú tienes casi todo el tiempo libre....joder, puedes perfectamente poner un cartel y la gente esperará a tu regreso. Yo en cambio no puedo hacer eso con los alumnos, pagan por hora
Su compañero gruñó.
-Ok, ok, bebe un refresco, luego iré por tu agua
Sonic cogió una cola, entonces la abrió y se sentó a disfrutar de los últimos minutos de descanso, mientras pensaba un poco en la vida.
Poco después regresó a la orilla y comenzó con la clase pero como hacía una mañana realmente calurosa y la cola le dio mucha más sed, por lo que al terminar la siguiente clase, nuevamente fue a la barraca con intención de beberse un botellín de agua.
Pop echaba una cabezadita sobre la mesa cuando este entró y entonces lo miró con molestia.
-Tienes suerte de ser hijo de los jefes, realmente eres un flojo amigo-habló camino a la nevera.
Al abrirla, este con enfado comprobó que no había rastro del agua que Win había dicho que iría a buscar.
-Menudo idiota-susurró cerrando la puerta de nuevo-no me queda más remedio que ir yo.
Este ojeó el reloj y vio que apenas tenía veinte minutos antes del comienzo de la última clase de la mañana pero se moría de sed y no tenía ganas de beber otro refresco pues a parte de que no le refrescaban nada, estos le daban gases.
-Maldita sea
Resignado cogió dinero en el bote común y salió de la barraca, entonces caminó hasta el quiosco más cercano que estaba en la mitad de la playa a unos cuantos metros.
Al llegar, este observó que había una chica atendiendo a varias personas por lo que se sentó en unos de los taburetes, esperando ser atendido.
De repente y portando una caja de cervezas, apareció un chico realmente guapo y musculoso, al cual este nunca había visto.
