Cinco historias en una.
Varios chicos se conocen en unas circunstancias un tanto peculiares y todos terminan viviendo bajo el mismo techo.
M-preg
Charlie- seme Babe- uke
Pete " Way "
Alan " Jeff "
...
La vida después de ver salir al fotógrafo por el portón de Villahermosa, no fue nada fácil para ninguno de los dos.
Por su parte, Way se pasó los días preguntándose si había hecho lo correcto y si no hubiera sido mejor el conformarse con lo que Pete le ofrecía.
Lo cierto era que el modelo se sintió morir y en múltiples ocasiones, tanto su hermano como el resto de los integrantes de la casona, se lo encontraron acurrucado en el suelo o junto a la ventana, en la habitación vacía, la cual el fotógrafo había ocupado.
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En otras este se tumbada en la cama y abrazado a la almohada, la cual ya no conservaba el olor del mayor, rompía en llanto, aunque el estar allí, decía le era reconfortante pero muy dañino.
Su familia se preocupó mucho con el paso del tiempo, por lo que incluso terminaron llamando un psicólogo para que lo ayudase pues el modelo estaba tan triste y apagado que ni a trabajar quiso ir.
Entre tanto, Pete pasó por muchas fases distintas, ya que tras salir furioso de Villahermosa, vio como toda esa furia se convirtió en temor, después en decepción y por último en tristeza.
Con el dinero que tenía, se pudo pagar una habitación en un motel pero este quedaba lejos de la agencia y no tenía coche, así que entre eso y el que no quería cruzarse con Way, Kim o Kenta, acabó por dejarlo.
Nada supo de ellos, a pesar de que el más joven le llamó varias veces e incluso Charlie lo hizo, ya que estaba muy preocupado por su hermano y quiso hablar con el fotógrafo.
Sin embargo el dinero se le acabó y sin trabajo, Pete entonces optó por llamar a varios contactos con los que en su día había trabajado pero no tuvo suerte pues desde que habían sabido de su quiebra y su caída en picado en la agencia de modelos, todos le dieron la espalda.
Su orgullo no le permitía rebajarse a trabajar de camarero, dependiente o repartidor pues los consideraba trabajos mediocres, así que con la única cámara que le quedaba, luego de empeñar todo su equipo una vez más, decidió ponerse a fotografiar a los turistas.
No era mucho lo que ganaba pero tampoco tenía otros vicios, así que para la habitación y la comida tenía suficiente, aunque seguía esperando su golpe de suerte.
Eso era durante el día pues en las noches, el recuerdo de Way lo asediaba a cada paso, en cada rostro que veía, también ocupaba sus sueños y sus delirios, por lo que terminaba golpeando la pared con los nudillos hasta incluso hacerse sangre.
Tras varias semanas volviéndose loco entre las cuatro paredes de la minúscula habitación y sin poder desahogarse a gusto, más que masturbandose, este decidió salir a un bar gay y buscarse un sumiso.
La verdad nunca había hecho eso pues no lo había necesitado, ya que nunca habían faltado modelos dispuestos pero ya no tenía eso, así que debía improvisar.
