Serena permanecía aún en la oficina de Kunzite, quería salir lo más rápido de allí por qué necesitaba regresar a la clínica y ver a Darien, sín embargo había algo qué debía hacer para su tranquilidad, así qué le dijo a Kunzite muy decidida.
-Quiero ver a Artemis ¿Será posible? - preguntó Serena.
-¿Estás segura Serena? Creó qué con todo lo qué está pasando no sería conveniente qué te enfrentes a Artemis - aconsejó Kunzite.
-Pues yo quiero verlo, necesito qué me mire a los ojos y qué me diga en mí propia cara por qué mató a mís padres, quiero qué me diga por qué me robó todo el dinero de mí herencia, y sobre todo qué me explique por qué acabó con la vida de Luna - expresó Serena.
-Entiendo perfectamente cómo te sientes, pero creó qué eso te haría mucho más daño ¿Por qué mejor no esperas a qué las cosas se calme un poco, creó que?... Kunzite no terminó de decir.
-¡Quiero verlo? Por favor Kunzite permítame qué lo vea, es una necesidad qué llevó en mí corazón por lo qué le hizo a mís padres - suplicó Serena.
-Está bien Serena, sí eso es lo qué quieres no puedo negarte a qué lo veas, pero vas a estar acompañada de un oficial y sólo tendrá diez minutos para qué hables con Artemis - dijo Kunzite.
-Es más qué suficiente para mí, no creó qué pueda aguantar más de dos minutos con Artemis, pero para mí es imprescindibles qué me vean la cara, quiero saber al menos sí tiene algo de vergüenza - replicó Serena.
-Bien, entonces andando, te dejaré acompañada del oficial a cargo - comunicó Kunzite.
Kunzite le dió la orden a un oficial para qué dirigiera a Serena a la celda dónde se encontraba Artemis sólo, ya qué habían trasladado a Seiya a otra celda para evitar enfrentamiento entre ambos, Serena estaba nerviosa y le sudaban más manos, no podía creer qué iba a enfrentarse al asesino de sus padres, un hombre qué Serena siempre había visto cómo a un segundo padre, el oficial antes de llegar a la celda gritó con voz fuerte.
-¡Tienes visita Artemis! - gritó el oficial.
Enseguida Artemis se levantó de la litera, estaba extraño ya qué no podía imaginarse quién podía visitarlo, ya qué no tenía a nadie qué tuviera interés por verlo, Artemis se agarró de los barrotes ansioso por saber de quién se trataba, el oficial iba delante de Serena por lo qué aún no podía ver quién lo visitaba, el oficial dijo.
-Sólo tiene diez minutos, estaré a unos metros de usted - dijo el oficial.
-Está bien, no creó demorarme mucho - Serena caminó hasta la celda colocándose justamente enfrente de Artemis, el cuál palideció al verla.
-¡Serena! - dijo Artemis sorprendido.
-Sí soy yo ¿Por qué te sorprendes? - preguntó Serena.
Artemis permanecía detrás de las rejas mientras se agarraba con fuerza de los barrotes, tratando de mantenerce de pie por la impresión qué la había causado ver a Serena caminando.
-Es qué estás de pie, ya caminas, no puedo creerlo ¡Es un milagro? - dijo Artemis.
-Pues fijate qué no has sido un milagro, esto fué posible gracias a la intervención quirúrgica de uno de los mejores médicos de Nueva York, qué no entendía el por qué no me había operado antes - contestó con sercásmo.
-Pues... Bueno la verdad es qué sabés muy buen qué yo no tenia los recursos económicos para llevarte dónde un buen médico, además el doctor qué te atendió al momento del accidente me dijo qué ya no volverías a caminar, para qué iba a invertir dinero en algo qué ya no tenía remedio - explicó Artemis con nerviosismo.
-¡Eres un cínico! Todo lo qué estás diciendo es mentira, tú me robaste el dinero de la hacienda qué me dejaron mís padres, por eso no querías qué me sometiera a tratamientos médicos, además de haber derrochado mí fortuna en apuestas y negocios fraudulentos - exclamó Serena.
-Sobrina por favor, yo... Artemis no termino de hablar.
-¡No me llames sobrina! No seas hipócrita, yo no llevo tu sangre gracias a Dios, además cómo me vas a llamar sobrina cuándo fuiste capaz de provocar el accidente para qué tanto mís padres y yo muriéramos para quedarte con toda la herencia - gritó Serena.
Artemis se agarró el pecho, por un momento sintió qué estaba a punto de qué le diera un ataques, luego con mucha dificultad le dijo.
-Pero... Pero ¿De dónde sacaste está locura? Yo... Serena no lo dejó terminar de halar y enseguida le gritó en su cara.
-¡Cállate! Y no sigas mintiendo, quiero qué sepas qué ya se toda la verdad, se qué fuiste tú quién puso una trampa en el auto de mí padre para qué tuviéramos el accidente, pero no contabas con qué yo iba a quedar viva, por eso me engañaste durante todo este tiempo haciéndome creer qué no podía caminar, y encima qué mís padres me habían dejado desamparada - dijo Serena.
-No, Serena por Dios eso no es así, estás equivocada, te juro por la memoria de mí hermano... Artemis no pudo terminar de hablar otra vez.
-¡Cállate! No se te ocurra ensuciar la memoria de mí padre jurando en vano, eres el único culpable de toda mís desgracia, y encima también de la muerte de Luna - exclamó Serena.
Artemis abrió los ojos sorprendido, ya qué no se esperaba qué Serena estuviera enterada hasta la muerte de su amas de llaves, estaba cada vez más pálido, Artemis sentía qué le faltaba el aire mientras qué Serena no paraba de bombardearlo con todo lo qué decía.
-Pues sí Artemis ¿Qué creías? Qué también la muerte de Luna iba a quedar impune ¡Pues no! Luna dejó una carta de su puño y letra, dónde cuenta toda la verdad de cómo asesinaste a mís padres para quedarte con la herencia, y es más qué obvio qué Luna temía por su vida para haberse atrevido de dejar esa carta - gritó Serena.
Artemis se mantenía agarrado de los barrotes por qué sabía qué en cualquier momento podía desmayarse, Serena continuaba.
-Tengo las pruebas suficientes para qué pases el resto de tu vida tras las rejas, te van a condenar por asesinato, por intentar asesinarme a mí y por ladrón ¿Cuántos años creés qué te darán querido tío? - dijo Serena con sercásmo.
En ese momento Artemis no pudo aguantar más la presión qué ejercía Serena, así qué en cuestión de segundo se desvaneció en el piso ante la mirada de asombro de Serena, qué no sabía sí era verdad lo qué estaba pasando o sí se trataba de una más de sus mentiras.
-No me vas a engañar con ese teatro qué estás haciendo, por qué me mentiste hasta cuándo me dijiste qué estabas enfermo del corazón, tan sólo para obligarme a casar con Darien, un hombre al qué no conocía y todo lo hiceste por la ambición de tener una vida de millonario qué no merecías por qué jamás quisiste trabajar - Serena seguía hablando.
Serena lo miraba tirado en el suelo, pero se dió cuenta de qué Artemis no se movía, así qué enseguida llamó al oficial para qué fuera a revisarlo por qué aparentemente no respiraba.
-¡Oficial! ¡Oficial! Venga rápido, creó qué le ha dado un ataque, la verdad es qué no sé sí está fingiendo, estábamos hablando y de pronto se desmayó - decía Serena.
El oficial enseguida abrió la celda mientras Serena le contaba lo qué había pasado, al entrar y tocarlo en el cuello para tomarle el pulso, miró a Serena y dijo.
-Señora, no está fingiendo, este hombre está muerto - confirmó el oficial.
Serena se llevó las manos a la cara de la impresión, no se imaginó jamás qué todo lo qué le dijo pudiera afectarlo a tal punto de darle un infarto, además Serena no quería verlo muerto sólo quería qué pagará en la cárcel por todo el daño qué le había causado.
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CASADA CON MÍ ENEMIGO
RandomSerena es una jóven de 20 años la cuál qué quedó paralítica a consecuencia de un accidente automovilístico en dónde también perdió la vida de sus padres, dejándola huérfana cuándo apenas tenía 15 años de edad, quedó a cargo de su tío Artemis, un hom...