Unos días después todos estaban ya preparados para ir a hogwarts, Rachel estaba nerviosa... Era la nueva en segundo año, hubiera preferido seguir en Beauxbatons junto a Enzo.
—¿Que te pasa, Aury? — susurro Blaise viendo a Rachel.
—Nada, solo que es raro todo esto
—¿Que...? ¿No te gusta nuestra compañía? —murmuró Pansy
—No, no es eso... Solo que es extraño ir a una escuela nueva en segundo año.
Después de eso todos habían tenido una alegre conversación, Rachel se tuvo que quedar con los de primer año para la selección de casas a ver en qué casa quedaba, como era de esperarse quedó en Slytherin.
Al día siguiente Rachel y los demás estaban desayunando.
—Oigan, ¿Vieron el profeta? —Dijo Blaise mostrandolo.
«MUGGLES» DESCONCERTADOS POR UN FORD ANGLIA VOLADOR
Leyó Rachel, aclaró su garganta y comenzó a leer en voz alta:
—«En Londres, dos muggles están convencidos de haber visto un coche viejo
sobrevolando la torre del edificio de Correos (…) al mediodía en Norfolk, la señora Hetty Bayliss, al tender la ropa (…) y el señor Angus Fleet, de Peebles, informaron a la policía, etcétera.» En total, seis o siete muggles.—¿Que? —Murmuró Rachel y rio.
Las lechuzas llegaron, Rachel habían llegado, Rachel elevó su cabeza viendo a todas las lechuzas hasta que se escuchó:
—… ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN; ESPERA A QUE
TE COJA, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO
CUANDO VIMOS QUE EL COCHE NO ESTABA…
Los gritos de la señora Weasley, cien veces más fuertes de lo normal, hacían
tintinear los platos y las cucharas en la mesa y reverberaban en los muros de piedra
de manera ensordecedora. En el salón, la gente se volvía hacia todos los lados para
ver quién era el que había recibido el howler, y Ron se encogió tanto en el asiento
que sólo se le podía ver la frente colorada.
—… ESTA NOCHE LA CARTA DE DUMBLEDORE, CREÍ QUE TU PADRE SE MORÍA DE LA
VERGUENZA, NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES ASÍ, HARRY Y TÚ PODRÍAIS
HABEROS MATADO…
Harry se había estado preguntando cuándo aparecería su nombre. Trataba de
hacer como que no oía la voz que le estaba perforando los tímpanos.
—… COMPLETAMENTE DISGUSTADO, EN EL TRABAJO DE TU PADRE ESTÁN HACIENDO INDAGACIONES, TODO POR CULPA TUYA, Y SI VUELVES A HACER OTRA, POR PEQUEÑA QUE SEA,
TE SACAREMOS DEL COLEGIO.
Se hizo un silencio en el que resonaban aún las palabras de la carta. El sobre rojo,
que había caído al suelo, ardió y se convirtió en cenizas. Harry y Ron se quedaron
aturdidos, como si un maremoto les hubiera pasado por encima. Algunos se rieron y,
poco a poco, el habitual alboroto retornó al salón.
Hermione cerró el libro Viajes con los vampiros y miró a Ron, que seguía
encogido.Rachel y sus amigos estallaron en risa, malfoy y Rachel se dedicaron a burlarse de Ron repitiendo las palabras de la señora Weasley.
Rachel había entrando al equipo de Quidditch, era Cazadora.
—Flint —gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin—, es nuestro turno de
entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya podéis largaros!
Marcus Flint aún era más corpulento que Wood. Con una expresión de astucia
digna de un trol, replicó:
—Hay bastante sitio para todos, Wood.
Angelina, Alicia y Katie también se habían acercado. No había chicas entre los
del equipo de Slytherin solo Rachel, que formaban una piña frente a los de Gryffindor y miraban
burlonamente a Wood.
—¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood, escupiendo la rabia—. ¡Lo he
reservado!
—¡Ah! —dijo Flint—, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor
Snape. «Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para
entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador y a la nueva cazadora.»
—¿Tenéis un buscador y cazador nuevo? —preguntó Wood, preocupado—. ¿Quién es?
Detrás de cinco corpulentos jugadores, apareció un séxto y una séptima más pequeños, que sonreían con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy y Rachel Grindelward.
—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? —preguntó Fred—Y tú la hija de Grindelward. —Dijo George
—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto
de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha
hecho al equipo de Slytherin.
Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente
nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de
los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.
—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado —dijo Flint con un ademán de
desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy
atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras —sonrió mirando
desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5—, mejor que las
utilicéis para borrar la pizarra.
Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir.
Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.—Mirad —dijo Flint—. Invaden el campo.
Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Ron a Harry—. ¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está
haciendo ése aquí?
Miraba a Malfoy, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.
—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley —dijo Malfoy, con petulancia—.
Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.
Ron miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante.
—Son buenas, ¿eh? —dijo Malfoy con sorna—. Pero quizás el equipo de
Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podríais subastar
las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.
El equipo de Slytherin estalló de risa.—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso —
observó Hermione agudamente—. Todos entraron por su valía.
Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.
—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia —espetó él.
Harry comprendió enseguida que lo que había dicho Malfoy era algo realmente
grave, porque sus palabras provocaron de repente una reacción tumultuosa. Flint tuvo
que ponerse rápidamente delante de Malfoy para evitar que Fred y George saltaran
sobre él. Alicia gritó «¡Cómo te atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y,
sacando su varita mágica, amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!», y sacando la varita
por debajo del brazo de Flint, la dirigió al rostro de Malfoy
Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron
surgió un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione.—Weasley, Weasley, nisiquiera puedes hacer un tonto hechizo. Así ni con suerte entras al equipo de Quidditch. —Dijo Rachel viendo con desprecio a Ron. —Y tú sangre sucia, no te metas en lo que no te importa. Mira, por defenderte tu amigo vómita babosas.
Holaaa último capítulo de hoy, mañana subiré varios capitulo para terminar el segundo año. Se podrá bueno esto, si quieren saber más vayan a mi cuenta de Tik tok aparezco como @etoile_zb