Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Por el contrario,
emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.El equipo de Slytherin se partía de risa. Flint se desternillaba, apoyado en su escoba nueva. Malfoy, a cuatro patas, golpeaba el suelo con el puño. Los de Gryffindor rodeaban a Ron, que seguía vomitando babosas grandes y brillantes.
Nadie se atrevía a tocarlo.
-Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca -dijo Potter a Hermione, quien asintió valerosamente, y entre los dos cogieron a Ron por los brazos.
Unos días habían pasado, Rachel había estado actuando muy extraño. Se la pasaba en silencio viendo al infinito, ahora mismo todos iban corriendo hacia donde muchos alumnos estaban reunidos.
El silencio entre la masa de estudiantes, que presionaban hacia delante para ver el
truculento espectáculo.Luego, alguien gritó en medio del silencio:
-¡Temed, enemigos del heredero! ¡Los próximos seréis los sangre sucia!
Era Draco Malfoy, que había avanzado hasta la primera fila. Tenía una expresión
alegre en los ojos, y la cara, habitualmente pálida, se le enrojeció al sonreír ante el
espectáculo de la gata que colgaba inmóvil.-¿Que pasa aquí? ¿Qué pasa?
Atraído sin duda por el grito de Malfoy, Argus Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.
-¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? -chilló. Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Harry-. ¡Tú! -chilló-. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!
-¡Argus!
Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó
por delante de Harry, Ron y Hermione y sacó a la Señora Norris de la argolla.
-Ven conmigo, Argus -dijo a Filch-. Vosotros también, Potter, Weasley y
Granger.
Lockhart se adelantó algo asustado.
-Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede
disponer de él.
-Gracias, Gilderoy -respondió Dumbledore.
La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart, nervioso y dándose
importancia, siguió a Dumbledore a paso rápido.
Después de aquel insistente Rachel y Draco habían ido a la sala común, Rachel estaba acostada en el sillón con su cabeza en las piernas de Draco, quien acariciaba el cabello de la rubia con delicadeza.
-¿Crees que este muerta -Murmuró Rachel viendo a Draco.
-¿Quien, la sucia gata?
-Si, ella... -Murmuró Rachel luciendo preocupada.
-¿Por qué te preocupa tanto? -Dijo Malfoy
-Es un animal... Y por culpa de Potter está muerta. Digo...
-No lo sé Aury... Nisiquiera importa... Después averiguaremos sobre eso, ¿Si? Pero ahora ya es tarde y tenemos que ir a nuestras habitaciones.