Capítulo 7: Segundas Oportunidades

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               Estaban siendo unos días la mar de curiosos. Yo de verdad que pensaba que, tras nuestra conversación, Chiara simplemente me iba a evitar y tendríamos el contacto mínimo obligado por las circunstancias. Pero cuando llegó aquella primera cena, me di cuenta de que las cosas iban a ser muy diferentes. Fue inevitable coincidir a lo largo de la noche por la cantidad de periodistas que querían una entrevista de las dos juntas y yo traté de que ella se sintiera lo más cómoda posible. Sabía perfectamente lo poco que le gustaba esas cosas y veía que no había cambiado en eso con los años.

Lo que no me esperaba era que Chiara aceptara ese papel de sentirse protegida a mi lado. Me espera que fuese algo más seca, no fría como cuando nos vimos la primera vez, pero sí que se negara a que yo hiciera algo por ella. Sin embargo, durante toda la noche tuvimos esa química y complicidad, que me recordó a aquellos años. Ella se dejaba llevar por el momento y yo no pude evitar aferrarme a ello. Estaba disfrutando todo lo que pudiese de esa sensación porque realmente no sabía cuánto iba a durar y si a Chiara se le cruzaría el cable en algún momento.

Se sentía bien, me sanaba internamente toda esa situación. Pero de pronto algo cambio, lo noté en la cara de Chiara. Vi su pánico y como empezó a disociar y a perder el hilo de la entrevista. Corté la situación lo más rápido que pude y la llevé junto a sus amigas para que la cuidaran. Luego me fui y traté de darle su espacio para que se recuperase.

Sabía que se había asustado. Por mucho que la conversación nos hubiese ayudado a cerrar un capítulo a las dos y a quizás, abrir otro nuevo, ella seguía sin confiar en mí. Por eso reaccionó como reaccionó. Aquello era más de lo que hubiese esperado nunca cuando acepté venir a este reencuentro. Si el problema era una cuestión de confianza, podía trabajar con ello, pero no la forzaría tampoco. Tenía un mes por delante.

Lo que no imaginaba era terminar la noche viendo ese momento con Rus tras tocar Mi Canción y su escapada después. No podía mirarme como lo había hecho mientras tocaba a la guitarra La Invitada y luego darse un beso con otra. Supe que ese beso no significaba nada por la manera de proceder que tuvo, pero no pude evitar los celos y las dudas. Eso sumado a que no estaba acostumbrada a beber últimamente, me llevó a acercarme a Carla de manera poco disimulada y hacer la pregunta de rigor de manera bastante directa.

Carla me miró con sorpresa, y luego creo que internamente se estaba riendo de mí y de la situación. No me respondió directamente con sí o un no, me dejó con toda la intriga, pero eso me decía mucho más que cualquier otra respuesta. Entre ellas no había nada y lo habían hecho por alguna razón que no entendía. Cuando vi a los productores marcharse de la fiesta con un cabreo importante, entendí porqué a Chiara se le había ocurrido aquella idea con Rus y no pude evitar reírme internamente. Me gustaba esa Chiara rebelde y que no se dejaba manejar por nadie. Provocaba mucha más atracción en mí y más ganas de querer acercarme a ella.

Así que no pude evitar, ni quise, que los días siguientes provocase situaciones y acercamientos con ella que sabía no la estaba dejando indiferente. No podía evitar querer buscar un poco ese límite, hasta donde estaba dispuesta Chiara a jugar. Porque por mucho que ella tratase de ocultarlo con cierta indiferencia en ocasiones, ella también estaba jugando y tengo que reconocer que muy bien. Las veces que me dejó a mí sin aire y bloqueada certificaban totalmente esto. Era esa Chiara de siempre, pero con un toque de madurez y experiencia que me encantaba muchísimo. Así que yo también me estaba dejando llevar por la situación, por aquel tablero de ajedrez donde las dos íbamos moviendo las piezas sin saber muy bien qué ocurriría cuando llegásemos al jaque. Y mucho menos cuando llegásemos al mate y al fin del juego.

Cuando llegamos para ensayar por primera vez IKAG supe que ahí vendría el primer jaque de la partida. A pesar de los pasitos pequeñitos que habíamos dado esos días las dos, esta situación podía ser un paso demasiado grande que provocase que todo volviese atrás y que ella se cerrara totalmente de nuevo. Tal y como su muro estaba cayendo conmigo, podía volver a construirlo.

Mala costumbre  || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora