Capítulo 40: May we meet again -Parte 1-

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Empecé a sentir como poco a poco me iba despertando y mis neuronas empezaban a conectarse. Algunas imágenes de la noche anterior empezaban a llenar mi mente aún medio adormecida e inconscientemente una sonrisa bobalicona se instaló en mi cara. Sin duda, fue una buena noche.

Sin abrir los ojos, busqué con mi mano el otro lado de la cama tratando de localizar a mi pareja, pero me sorprendí al no encontrar nada a ese lado del colchón. Eso hizo que abriera los ojos poco a poco adaptándome a la luz para cerciorarme de que efectivamente me encontraba sola en cama. Sentí algo de decepción ya que me hubiese gustado despertarme ese día con ella a mi lado, pero seguro que anoche había vuelto a tener alguna pesadilla de las suyas y quizás por eso se había levantado antes.

La mañana debía de estar bien avanzada ya que el sol pegaba con fuerza y elevé mi brazo para poder taparme los ojos y hacerme algo de sombra mientras trataba de seguir adaptándome a la luz.

- ¿Vio? - llamé por ella para ver si se encontraba en la habitación o no.

-Ya voy ahora, amor. Un momento -escuché que me contestaba Vio desde la salita que tenía la habitación.

¿Amor? Que bien había sonado eso y como me gustaba ver que estábamos poco a poco recuperando esos motes cariñosos que teníamos hace años. Me gustaba que las dos recuperásemos dinámicas de aquella primera vez que estuvimos juntas.

Escuché unos pasos venir hacia la habitación y finalmente vi como Vio entraba con una bandeja cargada de cosas para desayunar y una rosa roja preciosa en el centro de ella. Yo amplié sin poder evitarlo la sonrisa tonta que aún tenía en mi cara. Ella era todo lo que estaba bien en mi vida y nadie podía sacarme de ese pensamiento.

Dejó la bandeja en la mesita que teníamos al lado de la cama y luego se sentó a mi lado mientras apartaba con delicadeza un pequeño mechón de mi pelo que tenía delante de la cara y lo dejaba detrás de la oreja. Después con esa mano me empezó acariciar suavemente la cara sin dejar de mirarme con cariño.

Sus ojos brillaban con mucha intensidad esa mañana y la sonrisa tan amplia que tenía mostraba una felicidad que provocaba que sus hoyuelos se marcasen más de lo normal. A mí me encantaba esa imagen de ella y me gustaba aún más, que yo provocase esa imagen.

-Quería darte una sorpresa antes de que despertaras, pero no me diste tiempo- comentó ella sin dejar de acariciarme.

-Te echaba de menos en cama y no pude evitar despertarme – ella amplió aún más su sonrisa si era posible ante mis palabras. Yo seguía mirándola con total adoración. Los rayos mañaneros eran los que mejor le sentaban ya que incentivaba la belleza de su piel y hacían que realzase más el perfil tan precioso que tenía. Por algo siempre fue la cara de España.

- ¿Qué miras? -me preguntó mientras notaba cierto rubor en sus mejillas de la vergüenza que le estaba dando que la mirase con tanta intensidad.

-La cara de España es lo que estoy viendo- contesté yo.

- ¡Qué tonta eres cuando quieres! -me dijo ella mientras soltaba una pequeña risa y me golpeaba cariñosa en el hombro con la mano que estaba acariciando mi cara.

-A veces sí, pero, en esto, no es ninguna tontería. Es la verdad. Eres preciosa, Vio- contesté yo mientras seguía mirándola con esa bata de lino blanco ajustada que llevaba que marcaba su silueta y no pude evitar recordarla desnuda en la cama anoche mientras gemía mi nombre ante el efecto que provocaban mis dedos en su cuerpo.

Mala costumbre  || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora