Capítulo 36: Y sorpresas inesperadas

3.1K 150 21
                                    

El Hammam de Granada se abría ante nosotras tres en aquella tarde calurosa de Domingo. Debido a ese calor, no había mucha gente por aquella zona y eso nos permitió reservar ese sitio durante 2 horas para nosotras solas y también, poder llegar allí sin que nadie nos reconociese.

Entramos dentro donde dos chicas nos esperaban para poder enseñarnos donde quedaban los vestuarios para cambiarnos y como llegar posteriormente a aquellos baños árabes que se encontraban en pleno centro de la zona vieja de Granada. El ambiente silencioso, solo roto por esa melodía propia de los países arábicos, hacía que te destensaras al momento y olvidaras por un instante todo lo que te podía ocurrir fuera de aquel lugar.

Kiki y yo nos pusimos nuestros trajes de baño y fuimos a la zona donde se encontraban las diferentes termas de agua con distintas temperaturas. Era como un recorrido a lo largo de diferentes estancias hasta finalizar con un masaje final. Podía ver la cara de total sorpresa de Kiki mirando lo bonito que era aquel sitio.

-Me parece increíble que este sitio se encuentro bajo las calles de Granada. Es todo como super idílico -susurró como no queriendo romper con la tranquilidad que había en aquella estancia.

-Lo sé, me encanta este sitio para relajarme y pensar. Sabía que te iba a gustar. Nunca tuve la oportunidad de traerte- Comenté mientras entraba en uno de los primeros baños con el agua templada. Fui entrando poco a poco bajo la atenta mirada de Kiki que no podía quitarme el ojo de encima.

Cuando el agua me llegaba a la cintura me giré hacia ella e hice el gesto para que me acompañara. Fue como romper un poco ese trance en el que había entrado y yo le provocaba a veces. Disfrutaba conseguir ese efecto en ella. Kiki entró en la piscina poco a poco y se acercó a mi para abrazarme por la cintura sin dejar de verme con intensidad.

-Me traes a un lugar tan íntimo, totalmente solas y con este trajo de baño que te queda... especialmente bien-susurró sonriéndome de manera pícara.

-No sé qué quieres decirme, pero se supone que vinimos a relajarnos, no a pervertirte Kiki-dije yo riéndome mientras me hacía una idea de lo que pasaba por la cabecita de la guiri.

-Podemos hacer las dos cosas a la vez, no son incompatibles -respondió ampliando aún más esa sonrisa pícara que tenía ahora mismo. Su mirada no podía evitar pasar de mis labios a mis ojos varias veces seguidas.

-No tienes remedio-dije mientras pasaba mis brazos por detrás de su cuello y la obligaba a besarme.

Aquellas dos horas se pasaron demasiado rápido para mi gusto. Entre los diferentes baños que fuimos probando, la complicidad entre las dos, la tranquilidad que nos transmitía aquellas termas, las risas que se escuchaban en los pasillos entre las diferentes salas y lo mucho que aprovechamos a hablar con cierta libertad al estar solas, fue una de las mejores tardes que tuvimos las dos juntas desde el reencuentro.

Tengo que confesar que el tema de Julia no lo saque en ningún momento. Sabía que tenía que contárselo, pero no quería romper con ese buen clima entre las dos con un tema que sabía que iba a traer malos recuerdos.

-Siempre me llevas a lugares espectaculares-comentó Kiki mientras terminábamos de ducharnos y prepararnos en los vestuarios del lugar tras el masaje relajante que teníamos al final.

-A mí me encanta sorprenderte, ya lo sabes-le dije sonriendo mientras me secaba el pelo.

-Pobre María que siempre tiene que taparnos nuestras trastadas- dijo ahora riendo, pensando en que estaría todo este tiempo en la entrada vigilando que no ocurriera nada.

Mala costumbre  || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora