Capítulo 34: Mía

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El sonido de las miles de personas gritando a la vez mi nombre era atronador. Sonrío agradecida de todo el cariño que estoy recibiendo tras salir por segunda vez al escenario. En la pantalla debe salir mi cara de felicidad por el momento porque la gente se vuelve más loca y redobla sus gritos. Yo amplío aún más mi sonrisa sin ser capaz de romper con ese momento.

Es uno de esos instantes más bonitos que puedes vivir como cantante. La unión entre público y artista es lo más precioso que puedes tener y cuando te quieren y te valoran de esa manera no hay nada que pueda detenerte. Empiezo a caminar más hacia el público y me meto en aquella pasarela que se interna entre las personas del foso. La gente sigue sin parar de gritar mi nombre. Cuando estoy al final me quedo quieta y levanto la mano pidiendo por favor un minuto de silencio.

Todo el mundo se calla de golpe y yo empiezo a hablar.

-Gracias, muchísimas gracias por este cariño y este apoyo que me estáis dando tras estas dos semanas tan difíciles-la gente empieza a aplaudir otra vez y a gritar mi nombre y yo pido de nuevo un momento de silencio con todo el respeto del mundo hacia esas personas que me quieren- Todos sabéis lo que ha ocurrido y lo que ha provocado. Por suerte, poco a poco estoy recuperando mi brazo dañado y hoy puedo estar aquí otra vez haciendo lo que más amo en mi vida, la música- otra vez vuelve a romper en aplausos y yo soy incapaz de dejar de sonreír ampliamente – permitirme dedicar unos minutos a agradecer a la gente que ha hecho posible esto. Primero, a todos los médicos que han intervenido el propio día rescatándome de los escombros y también han atendido a Violeta. Y también especialmente a la Doctora Antelo y mi fisio Alba que siguen trabajando en la recuperación – todo el mundo aplaude y cuando paran sigo con mi discurso- también agradecer a mi familia, a mi mánager y a Laura, a mis amigos y a mis compañeros que me han apoyado tanto en estos días tan duros y sobretodo, gracias a vosotros ya que sin vuestro apoyo constante sería imposible verme hoy aquí. Sería imposible superar el miedo a subir de nuevo a un escenario -dejo unos momentos para que vuelvan esos aplausos y suspiro con cierta paz, el miedo desaparece tras ese baño de masas que me estoy dando y por supuesto, dejo lo mejor del discurso para el final- Pero hay una persona en particular que ha sido mi gran apoyo y ayuda estos días. Alguien a quien quiero muchísimo y que me ha enseñado en estas últimas semanas que es importante escuchar y que también es importante perdonar. Sin ella, no sería lo mismo este momento así que por favor, dar un gran aplauso y todo vuestro cariño para ella, mi persona favorita. ¡Violeta!

La gente ruge en aquel pabellón mientras la luz enfoca por donde sale una Violeta emocionada por mis palabras. Yo aprovecho para volver por la pasarela y nos juntamos en un abrazo sentido en medio del escenario mientras la gente no deja de aplaudir y gritar por ese momento lleno de emoción. Los aplausos duran tanto como nuestro abrazo mientras las dos notamos con alguna lágrima cae por nuestra mejilla por la emoción del momento. Hacía dos semanas que habíamos tenido el susto de nuestra vida y ahora allí estábamos las dos juntas otra vez, venciendo a todos nuestros miedos por hacer lo que más nos gusta.

Nos separamos del abrazo para mirarnos a los ojos y de pronto ocurre lo de siempre. Nos aislamos del mundo y nos olvidamos de que estamos siendo grabadas y en primer plano. La intensidad de nuestra mirada atraviesa cualquier pantalla y nuestra sonrisa muestra la felicidad que sentimos cada vez que estamos juntas. Si alguien sigue dudando de lo bien que nos sienta volver a estar juntas, tras ver ese momento, va a tener que aceptarlo. Acercamos otra vez nuestras frentes durante unos segundos mientras cerramos los ojos y al final nos separamos para mirar hacia el público y con la mano limpiamos esas lagrimillas traicioneras.

Noto como Vio pasa el brazo por mi cintura ya que no quiere perder el contacto conmigo al no poder darle la mano ya que una está con el cabestrillo y la otra tengo el micro.

Mala costumbre  || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora