Capítulo 19: Despertar

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                Escuchaba solo un pitido monótono que no paraba de sonar y lo tenía metido en mi mente. Quería abrir los ojos, pero sentía como si me pesaran muchísimo y a pesar del esfuerzo que hacía no era capaz. Acabé por relajarme, quedarme así con ellos cerrados y agudizar el resto de los sentidos. Aquel pitido era lo único que había escuchado desde que había vuelto a esa extraña consciencia en la que no era capaz casi de sentir nada. No sabría decir cuánto tiempo había pasado y si había vuelto a dormirme o no en ese proceso mientras intentaba hacer algo más con mi cuerpo. Traté de susurrar algún sonido, pero era como si tuviera todo mi cuerpo apagado. No entendía muy bien qué me pasaba y notaba mi mente algo mareada y no me dejaba pensar con claridad.

En algún momento, empecé a distinguir sonidos diferentes que eran como voces de personas. Entre aquellos sonidos distinguí una voz que era muy clara para mí.

-¿Mamá?-ese susurró salió de pronto por mi boca. Fue muy bajito y apenas audible, pero parecía que mi cuerpo empezaba a reaccionar.

-¿Cariño?-escuché cerca mía, no notaba nada más y seguía sin ser capaz de abrir los ojos. Solo escuchaba algunos ruidos diferentes a ese pitido constante que siempre estaba de fondo- No te fuerces, descansa ¿sí? Todo está bien.

Fue lo último que escuché antes de quedarme dormida otra vez. Cuando volví a despertar noté como si mis parpados pesaran mucho menos y poco a poco pudiese volver a abrirlos. Empecé abriéndolos ligeramente, veía todo borroso y una luz me cegaba. Los volví a cerrar ya que me hacía daño ese brillo. Mis odios seguían oyendo ese pitido constante que siempre era igual y no cesaba. Traté de mover algo mi cuerpo, pero notaba como si de repente me hubiesen dado una paliza enorme. Dolía mucho y me sentía totalmente magullada. Solo notaba algo extraño y es que no sentía dolor en parte del brazo izquierdo.

Intenté abrir otra vez los ojos lentamente e intentando focalizar alguna imagen. Volví a ver borroso, pero poco a poco empecé a ver imágenes algo más nítidas y a distinguir dónde me encontraba. Aquello era la habitación de un hospital y ese pitido constante era de la máquina que tenía a mi lado y que debía estar midiendo mis constantes.

Despacio moví mi cabeza para tratar de mirar a mi alrededor. Notaba como mi cabeza me dolía, pero me podía más la curiosidad de lo que estaba ocurriendo. Intentaba volver atrás en mis pensamientos para tratar de entender qué pasaba, pero solo recordaba estar bailando IKAG y los ojos de Violeta cerrándose al final de todo mientras se acercaba a mí. Después de eso, todo era oscuro y no recordaba nada.

Escuché el ruido de una puerta y despacio dirigí mi vista hacia allí. Mi madre se acercó a mí mientras veía que tenía los ojos rojos y húmedos. Había llorado y mucho.

- ¿Cariño cómo te sientes? -me dijo mientras se acercaba todo lo posible, pero intentando no tocarme quizás por miedo a hacerme daño.

- ¿Dónde está Violeta? ¿Qué pasó? - si Violeta fue lo último que vi y yo estaba en el hospital, mi mente hizo conexiones y la ansiedad subió en mi pensando que le había pasado algo. El pitido se aceleró en ese momento al ritmo de mi corazón.

-Tranquila cariño, Violeta está bien. Mira, está aquí espera.

Vi cómo se alejaba un momento llamando a alguien que entró rápido por la puerta. Era ella, era Violeta y parecía estar bien.

-Vio-dije mirándola-no entiendo, ¿qué pasa?

-Tranquila, Kiki-dijo ella visiblemente emocionada- hubo un accidente al final de nuestra actuación-comentó de la forma más delicada posible.

Mala costumbre  || KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora