+18 | Compromiso Oficial

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Vladimir se ha encargado de cerrar por completo la puerta del baño de damas para no ser interrumpidos por nadie

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Vladimir se ha encargado de cerrar por completo la puerta del baño de damas para no ser interrumpidos por nadie. En ese pequeño momento de distancia hubo un gran cambio de planes, porque ahora yo estoy de rodillas frente a él, bajando con mis dientes el cierre de sus pantalones para así ser yo quien lo devore esta vez.

Cuando llego a quitar por completo su ropa interior, voy bajando con lentitud mis labios ligeramente apoyados en su piel, provocando que sutiles gruñidos salgan de su boca. Una de sus fuertes manos toma mi pelo con suma firmeza para acercar mis inquietos labios a su duro miembro, el cual acepto con dificultad por el tamaño y grosor. Mi garganta es estrecha, nunca he hecho algo así y es difícil acostumbrarse cuando Vladimir va aumentando la velocidad con desesperación. Trato de respirar pero es imposible, las lágrimas se van acumulando en mis ojos por la falta de oxígeno y con ello me gano unos cuántos segundos de descanso. La fricción provocó que mis labios se hincharan considerablemente, siento mi rostro ardiendo y cada bocanada de aire raspa mi garganta. Vladimir parece estar feliz por tal imagen mía; de rodillas en el suelo tratando de respirar con normalidad antes de volver a la acción.

—Eres toda una belleza. —susurra, antes de levantar mi rostro de nuevo hacia él, sosteniendo mi mentón con uno de sus ásperos dedos.

Aquellas palabras son mi impulso para seguir con la felación. Vladimir luce completamente vulnerable cuando soy yo quien toma el control ahora, obligando mi garganta a tragar toda la erección con la que me estoy divirtiendo ahora. Verlo como un loco por querer detenerme es adictivo, verlo tan desesperado por los movimientos de mi lengua es obsesivo y sumamente caliente. Mis piernas ahora lloran, manchando mi ropa y suelo por lo provocativo que luce Vladimir; su cabello ligeramente desordenado, su rostro firme en una mueca de placer muy obvia, su pulcro smoking negro ahora desorganizado y que en un futuro estará manchado de nuestros fluidos, nunca llegué a imaginar que hacerle un oral a alguien llegaría a ser tan excitante. Cuando él ya está por llegar a su punto máximo, me jala del pelo y me levanta con brusquedad para llevarme hasta el lavado, donde me vuelve a sentar para así dejarme de nuevo indefensa, vulnerable, con mi parte íntima expuesta por la falta de ropa interior rozando su miembro, el cual no tarda mucho en entrar, con dificultad, pero lo logra, y de paso, también provoca que pequeños gritos de dolor se ahoguen entre los labios de Vladimir y los míos mientras nos besamos. Mis gemidos son temblorosos y las embestidas van subiendo de velocidad a medida que le suplico a Vladimir que se detenga. En un determinado momento ya no podemos seguir conectado nuestras bocas en una lucha salvaje por callar nuestros jadeos y así ser más discretos, él está por correrse dentro de mi y yo estoy al borde del llanto por la brusca fricción de nuestras pieles. La parte interna de mis muslos arde y mi entrepierna busca alejarse del violento choque que hunde por completo el duro miembro de Vladimir, Mis plegarias por clemencia no sirven de nada ni mucho menos empujarlo, eso lo enoja al punto de tomar mis caderas con ambas manos para seguir profundizando el salvaje vaivén característico de él.

—¡Espera! ¡Basta! ¡Vladimir basta! ¡Por favor! —ruego en repetidas ocasiones, pataleando porque el dolor es ahora lo que me ciega ante esta situación. Mis uñas se clavan en su espalda pero eso no lo detiene, está completamente concentrado en seguir su violento ritmo y... parece decidido a llegar a su clímax dentro de mi.

Así es como pasa, ambos llegamos a nuestro punto máximo al mismo tiempo en corto tiempo, yo por la falta de costumbre a este tipo de cosas, y él por la felación que le estaba practicando hace unos minutos. Sorprendentemente se disculpó por llegar a causarme dolor, y me ayudó a limpiar el desastre que había alcanzado a llegar a mi ropa. Nada parece haber sucedido entre nosotros ahora que nos arreglamos de nuevo, su natural expresión fría volvió al igual que su indiferencia. Sus dos lados siguen batallando por dominar la actitud de ahora luego de todo lo que hicimos, porque la cercanía entre nosotros sigue aún presente, o al menos de su parte. Puede que no me hable ni me trate con cariño como cuando estábamos en la pista de baile o en la sala privada, pero puedo asegurar que desea tener mi cuerpo junto al suyo, esto lo afirmo cuando Vladimir pasa uno de sus brazos por mi cintura mientras subimos a donde estábamos esperando a sus hombres. Tal vez lo haga por demostrar que soy suya ante las miradas curiosas de otros, o porque quiere parecer un perfecto prometido ante el público, ya que realmente somos cercanos en asuntos sexuales aún. Vladimir no es un hombre que demuestra querer llegar a sumergirse en una relación real, una relación amorosa, o por lo menos no aún. Sólo el tiempo me ayudará a aclarar mis dudas sobre él y también a conocerlo a profundidad, si es que puedo.

Al llegar de nuevo a la sala privada, todos los hombres que sirven a Vladimir ya estaban esperando por nosotros, ellos se levantan cuando nos ven y hacen un educado saludo. Yo trato de esconderme detrás de él, pero me lo impide, queriendo que permanezca al frente, enseñándome con orgullo ante los demás, cual trofeo bien merecido luego de un arduo trabajo.

¿Para esto era que me quería? ¿Para aparentar? Me lo debía ir suponiendo, todo aquello que Loren me confesó y que Vladimir quería tratar de demostrarme era una completa farsa.

—Bien, es el momento. —es la frase que me saca de mi viaje entre mis miles de pensamientos, porque ahora que me doy cuenta, Makarov está de rodillas, frente a mi, sosteniendo entre sus manos una pequeña caja que en su interior contiene el obvio anillo de compromiso que debe darme para hacer oficial esta mentira, uno muy lujoso y fino si se mira a detalle, con diamantes reales incrustados en el oro que ahora adorna mi dedo—. ¿Quieres casarte conmigo? —añade, con una sonrisa que fácilmente podría ser falsa.

Murmura con suavidad mi nombre luego de un largo momento de absoluto silencio. Soy incapaz de articular alguna palabra, solamente me queda asentir, con miedo a que mi tardanza lo haya enojado, sin embargo, parece ser todo lo contrario. Parece un completo alivio para él luego de tratar de ocultar su preocupación que ya se hacía presente en un sutil gesto facial.

Ya es un compromiso oficial, ahora, ¿qué seguirá? ¿Un hijo tal vez...? No, ¿en qué rayos estoy pensando? Obviamente Vladimir no es un hombre apto para tal cosa, y me aterra el no poder suponer nada lógico que podría seguir luego de sellar por completo esta maldita falacia.

? No, ¿en qué rayos estoy pensando? Obviamente Vladimir no es un hombre apto para tal cosa, y me aterra el no poder suponer nada lógico que podría seguir luego de sellar por completo esta maldita falacia

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Continuará...

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora