Arma De Guerra

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Zev Foster

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Zev Foster

Debo hacer una llamada, capitán. —le informé a Price, quien me dio su aprobación para salir de la sala de reuniones en la que estábamos los tres; Kate Laswell, él y yo.

No solo me quedé en el pasillo de afuera, debí salir hasta el exterior de la base, ubicada a las frías afueras de Rye. En esos momentos, mi cabeza corría mucho más peligro que en cualquier otra tarea que mi jefe me haya ordenado llevar a cabo. Si deseaba volver a casa, recibir una suma realmente vulgar de dinero, y tener varios meses de vacaciones, debía hacer esa operación lo antes posible, y de una manera tan impecable, que ni siquiera John Price se esperara en lo más mínimo algún movimiento a traición de mi parte.

No fue fácil sacar el pequeño móvil de trabajo de mi bolsillo, ni mucho menos, marcar al único número guardado en este, sin que me temblaran las manos. Tal vez, esa fue la llamada más difícil que tuve que hacer en toda mi vida, por el simple hecho de realizarla hacia mi jefe en medio del territorio enemigo, el cual siempre se prestaba para un buen seguimiento de sus recién llegados reclutas, por no decir directamente que son unos malditos chismosos de primera clase. 

—¿Ya la viste? me cuestiona él, tan pronto atiende la llamada.

—Hola, sí, padre, soy yo, ¿cómo has estado? respondo, siguiendo las claves ya acordadas desde hace muchas semanas.

—¿Cómo está? ¿Cómo es su vida actualmente? pregunta, notándose un poco impaciente por obtener información más compleja de la chica.

Realmente, debe tener extremo cuidado. Y yo también por supuesto, cualquier cosa mínima que diga mal ahora mismo y puede ser mi fin.

—Yo también estoy bien, con una vida muy ocupada, muy solitaria, y no, aún no te consigo tu preciada nuera, el deber no me lo permite aún. reí entre dientes, esperando a que entendiera lo poco que podía decirle de la vida de la joven.

—¿No tuviste que eliminar a nadie aparte de la 1-4-1? 

—No, todo está fácil, por ahora. 

Miré a mis alrededores, en busca de algún chismoso cercano, pero nadie se iba a atrever a salir a hacer cualquier cosa ahí afuera con aquel frío infernal, y eso me hacía más sospechoso aún.

—Los necesito aquí mañana en la noche a más tardar, y cumple con lo acordado; déjame a Price vivo para arreglar nuestros asuntos pendientes para cuando tenga tiempo. contestó, esa vez, causándome verdadero terror.

Este hombre es cruel.

—Bien, padre, me cuidaré, espera pronto mi visita... las palabras salieron con dificultad, porque pude sentir una presencia completamente hostil a mis espaldas.

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora