Un día normal como cualquier otro. Ibas de viaje a tu país para visitar a algunos familiares. El aeropuerto estaba excesivamente concurrido ese día, y el único lugar a salvo de tantas personas eran los baños, así que decidiste entrar para darte un p...
NUNCA PENSÉ QUE LLEGARÍA HASTA ESTE PUNTO, MIL GRACIAS!!!!!!!!
Estamos ante el final de la primera parte de este libro, y ni sé cómo celebrar todo su apoyo y mis avances con esta historia :D realmente se los agradezco <3
Debo agregar que me quedé sin teléfono, de nuevo se me dañó (esta es la tercera vez XD), entonces puede que las actualizaciones queden oficialmente los fines de semana (si me da tiempo, a más tardar los sábados) pero igual ni de chiste voy a olvidar que debo escribir, tanto para mi propia satisfacción y felicidad y también para ustedes, quienes disfrutan de lo que escribo <3
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Capítulo | Su habitual Violencia +20
Sus labios atrapan los míos para evitar que grite al enterarme que tuvo la osadía de introducir su revólver en mis sensibles cavidades. Trata de comenzar un ritmo suave pero mis nervios no dejan avanzar su plan, así que trata de distraerme besándome con tal desespero, que nuestros dientes chocan entre sí y nuestras lenguas comienzan una batalla, al mismo tiempo que mis piernas tiemblan y mi espalda se arquea por el dolor que me provoca tal objeto metálico moviéndose dentro de mi hasta tocar mi punto sensible. Pronto, mancho los asientos con mis fluidos que se disparan con violencia contra todo lo que esté en su camino, incluida la ropa de Vladimir, y este me sonríe con malicia al momento de enterrar el cañón del arma con mucha más fuerza y profundidad en mis apretadas cavidades, provocando que un grito, casi desgarrador, salga de mis labios.
—No te di permiso de correrte, preciosa.
Un notorio "click" resuena en mis oídos, y esto logra ponerme en alerta al suponer y descubrir que es aquello en lo que estaba pensando.
Vladimir le ha quitado el seguro a su revólver, y su nuevo ritmo violento logra asustarme. Su índice en el gatillo, hundiendo el arma hasta acariciar rincones aún más sensibles que no pensaba tener. Me derrito en el asiento, evitando alcanzar otro orgasmo que pueda enojarlo.
Aunque no puedo, la sensación es tan jodidamente dolorosa y buena que no demoro en alcanzar otro fuerte, pero pequeño clímax que me deja exhausta, y sobre todo, aterrada.
Vladimir gruñe, llevándose un dedo empapado de mis fluidos a su boca, a la vez que sus brillantes ojos se clavan en la profundidad de los míos, analizando cada rincón de mi existencia hasta llegar a la última gota expulsada por mi cuerpo que haya manchado su mano.
—Me encanta tu temor, me gusta saborearlo, ¿porqué no otra probada?
Un grito ahogado sale de mi boca, al mismo tiempo que mis cavidades se contraen alrededor del cañón del arma con total pavor para tratar de expulsarla; cuando Vladimir se atrevió a jalar del gatillo cuando su mano volvió a tomar el revólver. Una sonrisa cruel se hace notar con sutileza cuando pequeñas lágrimas se acumulan en las comisuras de mis ojos, demostrando que esto es apenas el comienzo.
