Historia 2/3

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John Price

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John Price

¿Por qué no lo hice cuando tuve la oportunidad?

Fui un imbécil, de principio a fin.

No es ningún crimen tener un pequeño desliz cuando tienes vacaciones, y es toda la gloria para un soldado que apenas si puede volver a casa, completo, y de milagro.

Para un capitán, las cosas son más difíciles, así ruegues por unos días libres después de haber tenido tus últimas vacaciones hace dos años no te lo darían tan fácilmente, pero para mi sorpresa, me concedieron una semana de descanso luego de capturar a "El Sin Nombre" junto a mi viejo colega, Alejandro Vargas. Fue en ese entonces que, al ser un civil cualquiera, conocí mi peor perdición; Ana.

Para mi desgracia, ella estaba de vacaciones en Inglaterra, y peor aún, nos chocamos sin querer en un parque mientras se tomaba fotos junto a otras amigas. Era muy joven, y yo también, no medimos las consecuencias de mi último fin de semana libre, bebimos, estuvimos juntos en mi casa, y por supuesto, no hubo ningún impedimento para acostarnos.

Grave error.

Al día siguiente, debía partir a la base, ella lo sabía, y le indiqué cómo podía contactarme incluso en medio de mi nuevo periodo eterno de servicio. Ascender a capitán y siendo tan joven no es fácil, y mucho menos es recibir y responder correo por parte de familiares o amigos.

Solamente recibí dos cartas de Ana cuando estaba en México, de nuevo, siendo parte de una operación contra narcotraficantes con Alejandro. 

"Estoy aterrada, ¿Cómo me haré cargo de esto?", Fue la frase que más me dolió leer, y por supuesto, no era para menos, estaba embarazada de mi.

Nunca tuve el tiempo suficiente para responderle, perdimos varios compañeros durante aquella gira, y por poco, mi cabeza pudo haber corrido con aquella misma suerte. La ausencia de mis palabras provocaron que otra carta llegara a mis manos, un año después.

"Me he casado para tener el apoyo que nunca me diste, no quiero que busques jamás a mi hija" , No lo cumplí, por supuesto, me volvieron a dar vacaciones, esta vez, un mes entero, y quería conocer el producto de mis errores, pero también, la criatura que llevaba mi sangre y que debió llevar mi apellido.

No sabía mucho de Ana, pero con ayuda de Kate, pude dar con su país de residencia, su tierra natal junto a su pareja.

Obviamente, no tenía otros hijos, solamente, ella, una encantadora niña, parecida a su madre, sin ningún rasgo heredado de mí. Claro, solamente me resigné a pensar en eso hasta que la vi en los brazos de Makarov, mi peor enemigo, muchos años después de haber perdido su rastro por un misterioso viaje por empleo que tomó a temprana edad, hacia Rusia.

Tiene un temperamento fuerte, es terca, desconfiada, tiene todas las cualidades que me llevaron a ascender rápidamente en mi trabajo. Tenerla, por primera vez, tan cerca, me provocó un feo escalofrío, ¿Cómo se suponía que debía actuar con ella? No podía decirle de golpe que era su padre y que solamente quería protegerla de mi peor enemigo.

Makarov, era imposible que él supiera algo sobre aquel secreto, solamente Kate llegó a enterarse, solamente Ana y yo sabíamos todo aparte de mi compañera y vieja amiga. Entonces, ¿Por qué tanto interés en ella? ¿Por qué tanta insistencia en poseerla y alejarla de mi lado?

Era obvio, también quería usarla en su contra al notar aquello, pero sin tener que poner en riesgo la integridad de mi hija. ¿Cómo decía esto luego de dispararle? También debo admitir mi sentimiento egoísta sobre no querer que estuviera alejada de mi, otra vez. No con él, no iba a permitir que la usara, y si no podía hacer nada al respecto, la mejor opción que vi fue acabar con su existencia para poder estar en paz.

Soy un sangre fría, matar a mi única descendencia meramente porque estaba en los brazos del hombre que me ha hecho la vida imposible. Pero también, debía mantenerme en el papel de completo desconocido. Ghost es el típico que siempre sospecha y acierta en sus presentimientos, me habría interrogado de no haber disparado o de haberme acercado demasiado a la chica, Soap, bueno... Soap es Soap, supongo que le habría dado igual todo, y Gaz, se habría unido a Ghost a hacer una huelga de talla bestial por saber lo que les ocultaba.

Pero, me cansé, otra vez se la había llevado, y además, asesinó a la que fue mi mejor amiga, de principio a fin. Cuando me recupere, haré hasta lo imposible por partirle el cuello a Makarov y tratar de arreglar las cosas que, desde siempre, estuvieron mal, entre mi hija y yo.

Si es que puedo, si es que se me da la oportunidad, porque tal vez termine muerto antes de tan siquiera gritarle la verdad en la cara a aquella chica tan testaruda.

¿Qué tiene Makarov como para hacerla regresar siempre a sus pies? ¿Por qué no hice lo correcto desde un principio?

Claro, tampoco podía.

Y tampoco puedo hacer nada por ahora, Alice no me permitiría salir de la enfermería ni porque sea una emergencia personal, porque de igual manera todos saben que no tengo ni un perro que me ladre esperándome en casa cada vez que tengo una miserable semana de descanso. Tengo que quedarme en cama, mirando al techo, lamentándome de todo lo que hice o no mal, ¿Cómo seria mi vida si desde un principio hubiera hecho las cosas de la manera correcta?

No, debo de dejar de sobre pensar, el pasado es pasado, y el ahora, debo afrontarlo tal y como está, para tratar de corregir un poco todas mis malas acciones.

—Hey, ¿En qué piensas? —pregunta Alice, no había notado que entró a la habitación, ni mucho menos que me analizaba sin yo darme cuenta.

—Nada, ¿Ya puedo salir de aquí? —cuestiono, sentándome para hacerle el trabajo más fácil a ella.

—No, además, ¿De qué te preocupas? Los chicos ya se están haciendo cargo el problema. —responde, distraída, cambiando el vendaje de mi hombro.

—¿Cómo es eso posible? Nunca organizamos nada, no se podían ir así y menos sin su capitán. —la desesperación se apodera de mi, y como puedo, me levanto de la cama, sin dejar que Alice termine su trabajo.

—Ellos planearon un movimiento, estarán bien, ya, siéntate...

—No, no es tiempo de desafiar a Makarov, cometieron un suicidio... —gruño, evitando a Alice para salir de la habitación.

 —gruño, evitando a Alice para salir de la habitación

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Continuará...

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora