Él

317 47 8
                                    

Vladimir Makarov

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vladimir Makarov.

Un hombre que llegó a ser todo para mi.

Y que de la nada, se esfumó de mi vida.

¿Por qué debería ahora darle la oportunidad a alguien que se parece tanto a él y que todavía, parece tener planes ocultos con Kate sobre mi?

Kate, al dejarnos de nuevo a solas, le ha dado la gratuita oportunidad a el caballero que me acompaña ahora mismo de analizarme hasta lo más profundo de mi alma. Sus iris grises no han dejado de mirarme, y lo hace con tal insistencia que llega incluso a incomodar. Es tan aterrador el hecho de que no parezca ni respirar, tan aterradora su nueva y pesada mirada profunda que no pareciera tener alma ahora, mientras me mira fijamente, sin parpadear ni por un mísero segundo.

—¿Qué es lo que tanto mira? —pregunto, por fin demostrando mi descontento.

—Ya le dije los respectivos motivos por los cuales, usted se me hace hermosa, ¿no puedo simplemente admirarla ahora que su amiga no está?

Ruedo los ojos, suspirando y cubriendo mi rostro para tratar de evitar ser grosera con él. Algo no está bien, y tampoco va a mejorar la situación si tratan de cubrirlo.

Necesito irme de aquí ahora.

—Señor Foster. —lo llamo, captando su completa atención—, ¿podría ser tan amable de traerme algo para tomar? Tengo la garganta completamente seca. —añado, con la obvia intención de que se aleje lo más posible de esta habitación para poderme ir.

—Claro que si, ya vuelvo.

Una vez que sale, comienzo a alistarme para hacer lo mismo. Trato de buscar la ropa que traía la noche anterior, y con mucho esfuerzo, puedo hallarla en el bolso de Kate, ubicado detrás de la cama en la que estoy. Trato de cubrirme el rostro lo más que pueda con la capucha del saco que llevaba ayer en el trabajo, logrando un buen resultado para pasar desapercibida. 

El sólo hecho de poner un pie afuera me llena de pánico. Kate ha logrado ser completamente honesta conmigo en todo lo que llevamos de conocernos, o eso creía... y ahora, no debería confiar, y menos si confirmo mis más locas sospechas sobre la identidad de ese tal John.

Camino con total precaución por los vacíos pasillos de esta clínica. Al estar en ropa normal, ningún doctor que ha pasado por mi lado ha sospechado, pero, al no saber quién fue el que me revisó mientras seguía inconsciente, tengo que mantener el total cuidado aún de no mostrar mi rostro por completo. Mi cabello ayuda un poco, pero no lo suficiente. El maldito aire acondicionado de los pasillos le impide a mi pelo quedarse en una sola posición, dificultando mi trabajo al tener que arreglarlo cada cinco segundos.

La enfermera que antes había entrado a mi habitación dobla la última esquina de mi camino, dirigiéndose hacia mi con paso apurado. Mi única salvación es su atención, dirigida completamente a los papeles que lleva en sus manos. Me oculto en el primer cuarto abierto que tengo cerca y espero a que ella pase. La oscuridad me rodea mientras observo con atención el camino que antes seguía. Y no solo fue el eterno color negro el que me abrazó al entrar aquí, porque ciertas manos frías rodearon mis cintura con fuerza al momento en el que la joven enfermera cruzó delante de esta habitación. Me llevó consigo aquel desconocido que ahora me atrapó, y por supuesto que no podía ser otro más que el misterioso Zev Foster.

—No fuiste muy astuta, linda. —susurra, de manera tan tenebrosa que no puedo ni siquiera gritar; no por la simple razón de poder ser descubierta en mi fallido intento de fuga, más bien, por el terror que ocasiona este suave susurro suyo en mi oreja—. Ahora, debes ser buena chica y venir conmigo, ¿puedes hacerlo? —cuestiona, y de inmediato se ríe levemente al recibir una confirmación mía con mi cabeza.

Este hombre es mucho más intimidante que Vladimir, y tengo miedo.

Me dirige hacia afuera de la oscura habitación, y hacemos el recorrido que me convenía a mí usar para escapar, pero adicional a esta rara acción, nos detenemos cerca a una sala de espera que estaba en nuestro camino, que por alguna extraña razón, se encontraba vacía, a excepción de dos personas que ahora mismo, se encuentran discutiendo ahí.

—Debemos proceder ahora mismo, Kate. —esa voz, esa maldita voz...

Trato de asomar un poco mi cabeza para confirmar lo que estoy creyendo ahora mismo.

El hijo de la gran puta de Price.

Pero Zev me detiene, no me deja avanzar solo un poco más para observar lo que sucede al interior de la sala.

—No pueden saber que estamos aquí, no lo arruines, esta es tu última oportunidad de volver con él. —susurra en mi oreja, provocando que me me sumerja a un profundo mar de confusión.

—¿Qué...? —pregunto, en voz alta por desgracia.

El silencio ahora atrapa la sala de espera. El obvio momento incómodo, provocado por mí por supuesto, es tan palpable, que incluso puedo sentir la rigidez que seguramente adoptó el cuerpo de Kate bajo tal tensión, al igual que su acompañante, uno que deseo ver, sí, pero bien muerto.

—¿Quién está ahí? —pregunta la voz masculina que hace un momento estaba discutiendo con Kate.

Zev agarra mis manos y las coloca a mis espaldas, seguido de esto, me empuja hacia adentro, logrando al fin confirmar mi pesadilla.

—Oh, de nuevo tengo en mis manos el arma más poderosa actualmente. —se burla Price, acercándose a nosotros dos.

—Estaba intentando escapar, capitán. —informa Zev, sin errar, sin yo poder entender nada de lo que sucede ahora mismo.

John asiente, y se devuelve hacia Kate, quien no aparta su mirada arrepentida de mi.

—¿Me vas a dejar hacer mi trabajo? ¿O volveremos a tardar lo suficiente para que todo empeore? —le cuestiona, aparentando estar ligeramente molesto.

Aunque ella me demuestre culpabilidad en sus ojos, jamás le perdonaré esto.

Nunca.

—Sí, haz lo que tengas que hacer. —responde Kate, para luego pasar por lado nuestro y desaparecer por la salida a la que yo deseaba llegar.

Price le hace un gesto a Zev para que lo siga, y ambos caminamos detrás de él ahora, hacia una nueva tortura para mí.

Pero...

¿A quién se refería Zev antes de ser descubiertos?

¿Quién es él?

¿Quién es él?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Continuará...

Nota: no suelo dejar este tipo de comentarios al final de un capítulo de la historia principal, pero lo siento necesario. Últimamente estoy muy ocupada y enferma, estoy entre la espada y la pared por las notas, esto lo aclaro por si tardo demasiado con las actualizaciones. No es mi culpa dejar abandonado el libro, porque si pudiera, actualizaría cada dos días, pero mi asquerosa vida fuera por internet me impide ser feliz (porque yo escribo para mi, para mi felicidad, para mi tranquilidad). Pido un poco de comprensión, por favor, y dicho esto, bonito día/tarde/noche <3

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora