Un día normal como cualquier otro. Ibas de viaje a tu país para visitar a algunos familiares. El aeropuerto estaba excesivamente concurrido ese día, y el único lugar a salvo de tantas personas eran los baños, así que decidiste entrar para darte un p...
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Loren Belinskiy
Aún recuerdo el día en el que conocí a Vladimir.
A muchos no les pareció adecuada la idea de tener a un ex-militar entre las líneas de los Ultranacionalistas, y menos que escalara tan rápido hasta el punto de volverse la mano derecha de Zakhaev. Luego, con la muerte de nuestro líder, aquellos que no confiaban en Makarov se unieron fielmente a él al ver cómo Borís eliminaba cualquier rastro de aquellos que pensaban distinto y no querían seguir su política correcta.
Quién diría que el Círculo Interno llegaría tan lejos, nunca imaginé que Vladimir se volvería el Czar de Rusia.
Con mi nuevo cargo, y con toda la confianza de él puesta en mi y en su supuesto hijo; Sergei, puedo hacer lo que me plazca, y eso significa buscar información relevante de Kate Laswell que nos pueda servir de referencia de futuros planes que la 141 tenga contra nosotros.
Es horrible no tener paz, incluso ahora que me dedico con libertad a escudriñar en la privacidad de otros, tengo que atender una inesperada visita mientras Vladimir terminar de hacer lo esté haciendo ahora mismo.
—¡Bienvenido de vuelta, Raúl! —saludo, con ánimos de buscar información junto a él ahora que no hay nadie aparte de nosotros en la sala de reuniones.
—He estado muy ocupado últimamente, al igual que ustedes, pero no me viene mal hacerles una pequeña visita, mucho menos ahora con todo el poder que han ganado. —responde, levantándose para estrechar mi mano y dar unas cuántas palmadas en mi brazo contrario, a modo de felicitación.
—Es fantástico que te acuerdes de nosotros, en especial ahora que hemos tenido unos pequeños inconvenientes. —me siento al igual que él, a su lado, acomodando mi portátil en la mesa.
—¿Por qué? ¿Otra vez Price? Pensaba que ya había muerto, Vladimir no hubiera podido ascender a este nuevo cargo con esa enorme piedra en el zapato aún con vida.
—Si... no, realmente fue por la chica, Price bajó la guardia al tenerla a ella alejada de las manos de Vladimir, y eso es lo que aún no entiendo, no los quiere juntos, ni siquiera se molesta en detenerlo, en parar con todo lo que ha hecho y logrado, por el supuesto bien de todos. —me explico, abriendo los programas necesarios para sacar la información necesaria de Laswell.
—Vladimir puede lanzar una de sus ojivas nucleares contra cualquiera y lo único que le sigue importando a Price es la jovencita... se puede entender en el sentido de querer usarla en su contra, pero es obsesivo. —agrega Raúl, ahora observando con atención lo que hago por la computadora frente a nosotros.
—Me encantaría saber el porqué de ello, pero por ahora, debo dedicarme a encontrar cualquier otra información sobre la Task Force, necesitamos saber sus movimientos con antelación. —informo, a pesar de ser muy obvio que eso mismo es lo que hago por la computadora.
