Azul y Verde

1K 94 11
                                    

Mi buen humor ha desaparecido por completo al caminar con dificultad entre tantas personas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi buen humor ha desaparecido por completo al caminar con dificultad entre tantas personas. Las filas son eternas y un simple chequeo les está tomando a los oficiales varios minutos. Es un día asqueroso y para terminar de rematar, mi vuelo llegará con una hora de retraso, lo que significa estar sentada entre dos personas en una silla estrecha, y otros rodeándome con miradas suplicantes para que me levante y les conceda el asiento. Que terrible sería estar en esa sala de espera, primero necesito ir al baño, el cual supongo también tiene una fila eterna para entrar, así sea para lavarme mi miserable rostro con agua fría, lo que necesito para ahuyentar el sueño y así terminar con este terrible mal humor.

Para mi gran fortuna, los baños están vacíos, y en este lugar encuentro ahora mi refugio, en el cual aprovecho incluso para retocarme un poco con maquillaje luego de lavarme el rostro. Tengo mucho tiempo de sobra así que me tomo mi tiempo de cambiarme de camisa a una limpia, porque la que me puse esta mañana la había manchado con algo de helado de chocolate que me comí antes de entrar al aeropuerto. Me coloqué mis auriculares a todo volumen y decidí ignorar el bullicio de afuera, mientras actuaba como modelo frente al gran espejo, empujada por la confianza de mi soledad en el baño.

Mis ridículas poses y bailes tardaron el tiempo suficiente como para detenerme diez minutos antes de que llegara mi vuelo, el tiempo adecuado para salir de este escondite e ir a darme una vuelta para enterarme si el avión llegará en el tiempo de retraso acordado o demorará aún más.

Tomo mi maleta y con una gran actitud positiva salgo con firmeza, aún creyéndome una diva más poderosa que Madonna, y el escenario con el que me topo es digno de una película de terror. Varias personas esparcidas por el suelo, muertas, aún sangrantes de sus notables y horrendas heridas de bala. Incluso hay cuerpos cortados por la mitad, provocado por la misma ráfaga de plomo que aplicaron para exterminar a absolutamente todo ser vivo en este lugar. Niños, mujeres, jóvenes, adultos mayores, hombres, trabajadores del mismo aeropuerto... solo soy yo quien aún está viva, y debería empezar a correr ahora mismo antes de que alguien se de cuenta que le faltó mi cabeza, sin embargo, cuando esa brillante idea llega a mi cabeza, es demasiado tarde, porque puedo escuchar como unas voces masculinas se acercan con rapidez a donde me encuentro.

Trato de huir, pero cuando me doy media vuelta y estoy a punto de doblar la esquina más cercana a mi para ocultarme, un hombre sale antes que yo y no me permite avanzar con mi plan. Me choco con fuerza por la prisa que había tomado para esconderme, esto provoca que mi cuerpo pierda estabilidad y antes de caerme a la laguna de sangre que alberga el suelo a mi alrededor, el desconocido me agarra por mis dos antebrazos, con una fuerza brutal. La fricción de sus guantes de cuero y mi piel me lastima y me deja una buena marca de sus manos, aún más cuando me levanta sin cuidado para verme a la cara. Pensaba que me iba a encontrar a un hombre con el rostro cubierto por un pasamontañas negro, como el estilo de los criminales comunes, pero no, este decide exhibir su rostro, uno que no pasa desapercibido, por obvias razones...

Sus iris logran cautivarme por completo, su ojo izquierdo es azul, como el cielo de la mañana, y el otro es de un verde pálido, un color que resalta lo suficiente para hacer ver más oscuro al iris azul. Su pelo está despeinado, posee una fina barba que resalta más la forma de su rostro, el cual es firme, bien definido, maduro, acordando bien para su edad, una que no debe pasar de los cuarenta y cinco años. Su vestimenta es elegante; lleva un traje negro sin corbata, dejando su camisa blanca desabrochada en los últimos botones, zapatos formales, y el resto de sus accesorios bélicos hacen resaltar su imponente imagen.

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora