Un día normal como cualquier otro. Ibas de viaje a tu país para visitar a algunos familiares. El aeropuerto estaba excesivamente concurrido ese día, y el único lugar a salvo de tantas personas eran los baños, así que decidiste entrar para darte un p...
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Jamás hubiera regresado con las manos vacías.
Pero nunca imaginé que nuestro reencuentro sería de esta manera.
Exclamo su nombre con tal desespero, que dejo en completa evidencia mi debilidad por ella, y me importa una mierda, porque mi prioridad ahora es salvarla.
Logramos mantenerla estable durante nuestro regreso apresurado a la base. Raúl es uno de los primeros en asombrarse al ver la cascada de sangre que rueda por el abdomen de mi mujer, manchando todo a su paso incluso con un simple roce. Entre todos hacemos lo posible por llevarla con prisas a la enfermería, donde aguardan varios médicos de calidad y reconocimiento de Rusia que prefirieron estar de mi parte por el buen sueldo que se les ofrece. Ella estará en buenas manos, o quizá no, porque yo no estaré allí para presenciar todo el procedimiento que le harán. No estaré al tanto en muchas horas de su estado, y eso, me aterra, cual infante a la oscuridad absoluta.
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—¡Vladimir! Vine tan pronto me dijeron... —me dice Loren, quien se acerca a paso rápido hacia nosotros, Raúl y yo.
—¿Por qué me sucede esto a mi...? ¿Acaso no tengo derecho a amar? ¿A ser feliz con alguien...? —me cuestiono a mi mismo, con la voz baja y entrecortada, ocultando mi rostro entre una de mis temblorosas manos, tratando de no ser escuchado por mis dos acompañantes, pero resulta imposible tratándose de ellos; una me conoce a la perfección y el otro tiene un oído más agudo que el de un murciélago.
—Vladimir... ella estará bien, ambas son unas guerreras y lucharán por esta vida. —me anima Loren, y de paso, me hace confundir con sus palabras.
—¿Ambas? ¿Ahora te drogas? —cuestiono, por el extraño plural en sus palabras.
Loren y Raúl se miran a los ojos, demostrando un sutil temor entre ellos. Estos dos se guardan algo entre manos que no han querido confesar.
