Historia 1/3

288 41 11
                                    

Ahora nos encontramos en el amplio jardín del Palacio, dando un pequeño paseo para distraer mi cabeza de todos los pensamientos que punzaban allí, como cuchillas, hace unos momentos atrás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ahora nos encontramos en el amplio jardín del Palacio, dando un pequeño paseo para distraer mi cabeza de todos los pensamientos que punzaban allí, como cuchillas, hace unos momentos atrás.

—¿Alguna vez pensaste en que obtendrías todo esto? —pregunto de la nada, quizá para obtener paz, el silencio es mi enemigo ahora que volví a estar a su lado, y deseo escuchar, confirmar que él ya tenía en mente, desde hace mucho, un enfrentamiento de esa magnitud, quiero que me tranquilice diciéndome que tiene un plan razonable para afrontar todo lo que se viene.

—No, mis acciones ponían mi vida en juego constantemente, solamente... traté de escalar a mi manera, y logré llegar a la cima, para mi sorpresa. —responde, perdido, mirando a ningún lugar en específico, siendo completamente honesto—. Lo único que me importa ahora eres tú, protegerte, porque no quiero volver a perder una oportunidad como esta. —añade, ahora conectando sus iris con los míos.

No quiere volver a perder... ¿hubo alguien antes de mi?

Vladimir parece nota mi confusión respecto a sus últimas palabras, se aclara la garganta y decide seguir hablando, cosa totalmente inesperada.

—Cuando era alguien bueno... cuando estaba en el ejército ruso, conocí a una mujer, una secretaria que pronto comenzó a trabajar para mi cuando ascendí y mi antiguo jefe se retiró...

¿Es normal sentir celos cuando ni siquiera ha contado por completo su pasado?

—Puedo decir, que me enamoré de ella, aunque supongo que no fue del todo aquel sentimiento cuando solamente recibía rechazos por parte de ella. —se detuvo, tomándome del brazo para engancharlo con el suyo, guiándome a una nueva área del jardín—. Pronto, se enteró de la investigación que la ONU abrió en mi contra por incontables violaciones que cometí a los derechos humanos, y no tuve de otra más que darme de baja. —añadió, jugando ahora con mi mano, entrelazando sus dedos o dando palmadas conmigo.

Llegamos a una gran fuente, adornada por bellas flores a su alrededor, un escenario de ensueño.

—Ella me dio una fugaz oportunidad, una noche donde llegué herido de un enfrentamiento, pero solamente fue esa ocasión, porque me tocó ir a dos giras en Occidente, y cuando regresé, ella estaba en brazos de otro soldado, y fue peor cuando se enteró de todo lo que hice... —puedo notar que ahora trata de encontrar las palabras adecuadas para seguir explicando—. Tiempo después de haberme dado de baja, comencé con un negocio de trata de personas, y fue la última vez donde la vi, mi superior de ese entonces me dijo que la habían capturado por meter sus narices donde no debía, y pues... ya supondrás lo que le sucedió, porque con estas manos, yo la torturé por varios días, hasta su muerte. —me enseña ahora sus manos, temblorosas, algo que jamás había visto.

Nos sentamos en una banca frente a la fuente, y me doy mi tiempo de imaginar todo aquello que él me ha confesado.

—Luego de unos meses, una sorpresa llegó a la puerta de mi casa, junto con una nota bastante... amenazante. —su mano derecha se da un paseo por su rostro a la vez que suspira, obviamente nervioso, como si fuera a decir el peor de los secretos—. Aquel que se había robado la atención de la mujer que pensé amar, estaría tras mi cabeza si no aceptaba el regalito que me dejó, el maldito hijo entre él y ella... —su voz se oscurece en sobre medida, se dobla hacia adelante, jugando con su pelo, nervioso, o furioso.

—¿Y qué hiciste con...? —no terminé la frase, no quería alterarlo por completo.

—Se llama Sergei Makarov, y fue quien te trajo de vuelta a mi. —suelta, sin mirarme, hay algo más, que tal vez no me esconda, solamente, le es difícil confesar su pasado, su historia.

—¿Por qué me cuentas ahora todo esto? —cuestiono, tomándome el atrevimiento de entrelazar mi mano con la suya, apretándola como si fuera a escapar de mi lado.

—Porque tal vez, no quiero que te quedes con la incertidumbre de lo que fui hace unos años. —me devuelve, con la misma fuerza, mi apretón de manos, concentrado sólo en estas—. En aquella nota, el maldito me dejaba la responsabilidad porque pensaba que era mío, y a pesar de que nunca hice una prueba de paternidad, puedo asegurar que él no es de mi sangre. —añade, colocándose de pie, discutiendo al aire—, nunca hice tal barbaridad del examen, me dio terror con la sola idea, y tampoco lo haría ahora, después de tantos años, ¿Cómo me sentiría si realmente fuera mi hijo? Lo crie y lo eduque para que fuera una pieza más en mi estrategia por alcanzar lo que soy ahora, porque siempre negué que compartiéramos sangre, y no me gustaría sentirme culpable por haber sido así con quien se supone es mi primogénito.

Realmente, se notaba desesperado, atormentado, y tal vez mis dudas no sirvan de nada para desviar el tema, porque son demasiadas, referente a todo esto que me ha dicho.

—¿Por qué hasta ahora me entero de tal cosa? ¿Dónde estuvo Sergei cuando estaba contigo? —pregunto, sin sonar demasiado curiosa.

—Como te dije, solamente lo usé, en aquel entonces, y por ello discutimos y decidió alejarse... hasta ahora, lo volví a contactar porque era el único en toda mi organización que era excelente en el papel de un doble cara, y te quería de vuelta. —se explica, aún ocultándome cosas.

Lo siento, y puedo decir que tal vez discutieron por la falta de una familia real para joven. Vladimir era todo lo que tenía, y el hecho de que sólo lo educara para ser un arma, debe doler.

Y más aún con la frialdad de Vladimir.

—Es agradable hablar con alguien aparte de Loren que no me juzgue por mis acciones. —comenta, acariciando mi mejilla con delicadeza, haciendo que lo mire a los ojos.

Me levanto para atraparlo entre mis brazos, sin dejarle otra opción mas que corresponderme.

—¿Y qué hay de Loren? ¿Cómo la conociste? —pregunto, alejándome un poco, sin poder apartar mis ojos de los suyos.

Antes de que hablara, alguien llamó nuestra atención.

Sergei se ha unido a nosotros, con una cara tremenda de incredulidad. Cuando ambos nos damos cuenta de su silenciosa llegada, se aclara la garganta, avergonzado.

—Perdón que los interrumpa, pero debo informar que hemos rastreado inteligencia Inglesa en territorio Ruso, y también, el señor Menéndez lo está esperando en la sala de reuniones, jefe. —informa, dando media vuelta, marchándose tan rápido como llegó.

Realmente, se nota que no se lleva con Vladimir.

Y este último va detrás de él, sin siquiera despedirse. Obviamente, porque lo que más temía acaba de llegar.

 Obviamente, porque lo que más temía acaba de llegar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Continuará...



Nota: no sé si aclaré al inicio del libro que iba a cambiar la historia de Vladimir en gran medida para adaptarse a los tiempos actuales, y también, para ponerle más cosas interesantes a su pasado aparte de su historia militar 😜(ando inspirada esperen pronto el próximo capítulo que estará aún mejor)


ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora