+18 | Su Habitual Violencia

597 58 20
                                    

Vladimir se acerca, a paso lento, con un rostro tan inexpresivo que incluso, logra causarme terror

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vladimir se acerca, a paso lento, con un rostro tan inexpresivo que incluso, logra causarme terror. El único hombre en quien confío ahora me hace retroceder, en busca de algún refugio de su extraño comportamiento.

—Quiero respuestas. —ordena, enseñando ahora su arma ante mi, apuntando con una precisión perfecta hacia lo que algún día fue, la herida de bala en mi abdomen que me arrebató a nuestro hijo.

—Yo también, Vladimir. —le respondo, sin importar el peligro que puedo estar corriendo ahora.

Me acerco, ahora presionando su arma contra mi piel. Esto parece desencajarlo, porque ahora es él quien retrocede un poco, para evitar la tentación de accionar el arma a quemarropa.

—¿Era mío? ¿Cómo sucedió si tomabas las pastillas? —pregunta entre dientes, sin apartar sus ojos de los míos.

Tiene miedo, lo puedo notar fácilmente.

—Sí, era tuyo, y fueron tantas las veces que follamos que no podría decir con exactitud cuándo pasó. —mis palabras parecen deleitarlo mientras hace un recuento en su mente de todas aquellas ocasiones.

—Entonces, si era mío, ¿para qué ocultarlo? —vuelve a atacar, ahora mostrándose de nuevo firme.

—Porque tenía miedo a que me rechazaras por mi error de olvidar la pastilla. —contesto, tratando de no parecer tan vulnerable ante sus preguntas que logran tocar rincones sensibles de mi.

Niega con sutileza con su cabeza, baja por un momento el arma y retrocede otros dos pasos más, y cuando vuelve a conectar sus brillantes iris con los míos, no duda de nuevo en levantar su revólver, pero ahora, la boquilla de este toca mis labios, mareándome por su olor y sabor a pólvora.

—¿Qué me hiciste? —pregunta, confundiéndome a mi también.

Se acerca de nuevo, colocando su mano libre en mi espalda baja para presionar mi cuerpo contra el suyo. Mis labios tiemblan mientras Vladimir pasea el cañón del revólver entre estos, hasta abrirse paso al interior de mi boca. El metal choca entre mis dientes y mi lengua se aparta del fuerte sabor a pólvora. Esta arma fue accionada no hace mucho y él lo sabe, y aún así coloca el posible motivo de alguna muerte reciente entre mis labios para seguir con su sucio juego.

Vladimir nota mi malestar y de inmediato saca el cañón, seguido de esto, limpia su interior con una mecha que saca de su chaqueta para luego tirarla al suelo. Me toma de uno de mis brazos y me conduce hasta una camioneta negra, la misma que usó el día donde yo me choqué con él. Me sube de un fuerte empujón que me hace caer sobre el asiento trasero, logrando Vladimir su cometido de quedar sobre mi y controlar mi cuerpo a su antojo.

—Usa esa linda boca para mi. —me pide, pasando de nuevo el cañón del revólver por mis labios.

Cuando voy a seguir su juego, me detiene tomándome del cabello, para darme las indicaciones y reglas de su juego;

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora