+BONUS | Una Vida Normal

423 44 2
                                    

Vladimir Makarov, un accionista importante de varias compañías enormes y multinacionales importantes, por fuera o dentro de Rusia, tiene mucho trabajo qué hacer, y por supuesto, su vida personal se está destruyendo por ello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vladimir Makarov, un accionista importante de varias compañías enormes y multinacionales importantes, por fuera o dentro de Rusia, tiene mucho trabajo qué hacer, y por supuesto, su vida personal se está destruyendo por ello. Sus múltiples viajes hacen que su esposa sospeche de una manera abismal sobre su fidelidad, y necesitaba una respuesta honesta de su parte esa misma noche, donde él volvería de su última junta directiva en Turquía.

Tú estás nerviosa, no sabes a qué hora vuelve exactamente, no sabes si realmente regresará. Las ideas de que Vladimir es infiel son más fuertes y sobrepasan la confianza que le tenías mucho antes de que se casaran y él volviera a sus labores profesionales. Siempre que él podía y tenía el tiempo suficiente salían a algún lugar en especial; ya sea el parque de diversiones más cercano, o la feria temporal que siempre iba a Moscú en verano y se instalaba a unos cuántos minutos de su hogar, tal vez iban a patinar en hielo o también a cenar en las noches, todo tipo de actividades posibles en pareja le gustaba a Vladimir hacer contigo a su lado, siempre y cuando tuviese tiempo claro está. Todo aquello suena muy bonito, pero sólo se lleva a cabo una vez al mes, cuando apenas si puedes ver a Vladimir libre al menos un miserable día a la semana, un domingo en la tarde donde él quería dormir solamente, tratando de recuperar las miles de horas de sueño perdido. Siempre piensas que es demasiado trabajo para un simple accionista, aunque luego comparas su arduo esfuerzo con su gran sueldo, ganando incluso un poco más que cualquier presidente ejecutivo de alguna empresa importante. Son tantas las dudas que se generan que eres incapaz tan siquiera de poder comer bien, la rica cena que preparaste no logra pasar más allá de tu boca, así que prefieres escupir todo por el excusado para así esperar a la confrontación con Vladimir, que te traerá paz o tal vez... un agrio final a su matrimonio.

Él llega a las once y media de la noche, exactamente cuando logras encontrar un poco de tranquilidad para relajarte en el sofá de la sala. Te levantas cuando escuchas las familiares pisadas arrastradas que se acercan a donde estás. Lo ves hecho un manojo de cansancio, y justamente en momentos así busca del calor y comodidad de tu cuerpo para poder retomar energías para el día siguiente. No quisieras molestarlo más, siempre que llega así de agotado prefiere gastar sus últimos alientos en cargarte hasta la habitación y dormir plácidamente abrazado a ti, pero necesitas definir el rumbo de su relación.

—Vlad... necesitamos hablar. —adviertes antes de que él pueda seguir acercándose.

Se queda helado en su lugar, como si una barrera invisible lo dejara incapaz de seguir avanzando. Ahora parece confundido, con una sutil pizca de miedo mezclado en su rostro. Si realmente es honesto contigo, ¿por qué temer?

—¿Cómo te fue en tu viaje? —preguntas, sin siquiera saber si tú deberías ser directa, porque la sola idea de ir al punto y que sea lo que más temes te causa náuseas.

—Me fue excelente, cariño, ¿qué sucede realmente? —cuestiona Vladimir, notando que te has puesto ansiosa, jugando con aquella camisa holgada que te pusiste de él para cubrir tu ligero atuendo.

Suspiras, tomas fuerzas que no tenías hace unos segundos y sueltas todo lo que sientes, tus palabras siendo ahogadas entre el llanto—. Odio que siempre estés tan ocupado, ningún hombre normal se permite tener tanto trabajo junto, no sé qué haces exactamente cuando estás por fuera de casa y podría afirmar que tienes a otra mujer que escondes perfectamente entre las excusas de tus viajes de negocios. —estallas a gritar y a patalear cuando él trata de acercarse a ti con cara de arrepentimiento, como si con ello terminara de confirmar lo que más temes, obvio, eso lo piensas, sin siquiera darle una oportunidad de explicarse.

Tratas de escapar, no puedes respirar, estás completamente histérica, sin embargo, es Vladimir quien te detiene, dejándote presa entre su cuerpo y la pared, para que de esta forma busques su calor por instinto, aún sigues siendo tan manipulable y blanda cuando se vuelve dominante que te sientes aún más decepcionada de ser la muñeca de trapo de un hombre que fácilmente podría estar siendo infiel y que apenas si te mira en sus tiempos libres.

—Linda, ¿por qué piensas eso? —pregunta, tratando de calmarte.

—¡Es completamente anormal tu cantidad de trabajo! ¡Incluso en las noches donde deberíamos estar follando estás ocupado en tu computadora, sonriendo como un tonto joven enamorado que está hablando con la persona que le gusta! —respondes, usando ahora la fuerza para tratar de liberarte, pero tus golpes no le hacen absolutamente nada a su tonificado cuerpo, ese que tanto extrañabas sentir encima tuyo.

Vladimir comienza a reír, y con sus pocas fuerzas restantes, te tumba sobre el sofá en el que estabas recostada hace unos minutos antes de que él llegara, para acomodarse sobre ti, en medio de tus piernas, las cuales piden a gritos que aquella creciente erección suya se clave en ti lo antes posible.

—¿Para qué querer otra mujer si contigo ya tengo hasta lo imposible? —susurra en tu oído, con su voz ronca y exasperada por resistirse a la tentación tan grande que eres al estar debajo de él, tan indefensa y sumisa.

—¡¿Entonces por qué siempre me dejas de lado?! ¡Ya ni parezco tu esposa! ¡Me siento como una miserable empleada del servicio que siempre te tiene el desayuno y la cena lista! ¡¿Sabes cuánto tiempo llevo sin dormir contigo?! —sigues reprochando, golpeando su pecho con furia para que te dejara ir o respondiera a todas de tus miles de dudas.

Tus débiles puños no le ocasionan otra cosa más que risa, una que suena más a un gruñido que a su típica carcajada honesta y alegre. Verte así alterada, tan vulnerable bajo su cuerpo, le genera que oscuras ideas se paseen por su mente con tal frecuencia, que lo están volviendo loco. Si sigues mostrando tu debilidad ante él no tendría compasión luego.

—¡Cállate, mujer! ¡Maldita sea, me traes como un loco! ¡Solamente te deseo a ti y te lo demostraré, aquí y ahora! —contesta Vladimir, al fin dejando salir la ira que tú misma creaste por tus dudas, y descargar su enojo contigo en la habitación te dejó por varios días sentada en cama.

Él había pedido vacaciones justamente en ese último viaje, y en esos días de descanso, aprovechó para renunciar a muchas otras cosas que lo alejaban de su hermosa esposa, y también, que probablemente no lo dejarían ser feliz con la familia que ahora iba a formar contigo. Tus reproches de esa noche llevaron a que ambos, luego de varios años de matrimonio, por fin tuvieran un hijo, al fin tendrían la vida normal que ambos deseaban desde hace mucho; sin distancias, sin peleas, sin necesidades, el sueño perfecto de muchas mujeres lo harás realidad junto a un hombre que te ama infinitamente.

Palabras: 1278

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Palabras: 1278

Holaaaa, disculpen tanta demora de ahora último en subir los capítulos, he estado muy ocupada y corregir cada uno no es tan rápido como quisiera.

No hubo nada para mayores porque suficiente hay con los tres capítulos anteriores (soy mala, lo sé, acá el 99% quieren +18)

De nuevo, gracias por todo el apoyo, también a aquellas personitas que no son mis lectores fieles y que se tomaron la molestia de darle una oportunidad a este librito.

Ahora si, me piro vampiro, byeee <3

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora