Decisiones Finales

249 31 8
                                    

Vladimir Makarov 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vladimir Makarov 

Un mes y medio.

Ha pasado un mes y medio y no he vuelto a tener noticias de Price.

Es sospechoso, pero relajante, el no tener nada ni nadie que se interponga entre mi mujer y yo, mi esposa y reina.

Nuestra boda fue apresurada, íntima, y en ese entonces, fue dónde más nervios pude sentir al tener que conocer su familia.

Su madre, su supuesto padre, solamente ellos dos nos acompañaron, ilusionados de que su hija se casaría con alguien de bien.

Sus sonrisas se fueron hasta los pisos de los infiernos cuando me vieron.

No fue satisfactorio, al contrario, me sentí juzgado durante toda la reunión. Ellos charlaban entre sí, poniéndose al día con todo lo que había pasado en el tiempo que llevaban sin hablarse, y yo... bueno, solamente estuve escuchándolos, no me sentía en la facultad de interrumpir y aportar algo para unirme a ellos ni con las ganas. Las miradas rápidas que a ratos me echaban sus padres me disgustaban, pero, ¿A quién engaño? ¿A quién le gustaría que su hija esté con alguien como yo?

Ella acomodó nuestra historia a una versión más tranquila de escuchar. Hizo todo lo posible para que ambos aceptaran, a por lo menos un poco, nuestra relación, pero únicamente su madre pudo mostrar al menos una pizca de respeto hacia lo nuestro al final de la reunión, y su padre... bueno, hubiera preferido mejor tener a Price, lo hubiera aceptado de mejor manera o quizá ya le hubiera metido una bala entre las cejas si te interponía, pero claro, eso no lo puedo hacer con el supuesto papá de mi esposa.

Ella no se empapa demasiado en los temas Nacionales ni en mi trabajo a pesar de llevar el mismo título. Es tan neutral frente a todo lo que hago, que me confirma miles de veces en nuestro día a día que ella fue especialmente hecha para mi.

El hecho de haberla conocido en medio de una masacre que yo organicé y llevé a cabo, de haberla secuestrado e incluso lastimado en un principio, y que siga volviendo a mi tan naturalmente como haría con cualquier otra persona del común y normal, me da a entender que debo cuidarla cual tesoro histórico de la original Rusia, pero en mi caso, como un ángel que llegó a cambiar mi vida.

Bueno, no tanto mi vida, más bien, mi forma de ser. Me había jurado nunca más volver a enamorarme de una mujer. Todas eran, en mi opinión, completamente iguales; llegaban a aprovecharse de ti, de tu bolsillo, a formar una familia, a atarte, o quizá simplemente a jugar con tus sentimientos una semana para luego desaparecer e ir a los brazos de otro hombre. Pero, ella es distinta en todos esos aspectos; su belleza natural, su firmeza, su capacidad para no dejarse engañar, su preocupación...

Nadie nunca había evitado que yo me pusiera en peligro, nadie nunca había cuestionado mis capacidades para la guerra, y cuando ella lo hizo, no me enojó, más bien, me ablandó...

ESTOCOLMO {Vladimir Makarov}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora