Capítulo 31

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X Damián.

–Hey, calma. Todo estará bien.

La sujeto de las manos, apartandolas de su rostro cuidadosamente. Ahí puedo ver como sus ojos lucen un tanto llorosos. Aunque yo no tenga el poder para leerle la mente sé que está confundida, con miedo y llena de incertidumbre.

—¿Qué voy a hacer ahora? —cuestiona, quisiera tener una respuesta para eso pero la verdad es que no la tengo.

—Encontraremos una solución.

—¿Cómo?

—No lo sé, pero vamos a buscarla.

Sus lágrimas amenazan con salir, entonces suelto sus manos y tomó su rostro entre las mías, haciendo que me vea fijo.

—¿Confías en mi?

—Sí.

—Entonces no tengas miedo. Voy a encontrar una solución.

—¿Y si nunca más puedo leer mentes? —pregunta, juntando un poco las cejas.

Acerco mis pulgares a su frente, haciendo que deshaga el gesto, entonces relaja un poco su rostro.

—No hagas eso, te saldrán arrugas —intento bromear, cosa que no funciona porque sigue seria—. Tú nunca has necesitado poderes para estar siempre en mi cabeza.

Eso la hace sonreír de forma muy diminuta, lo siguiente que hace es lanzarse hacia mi hasta abrazarme. De alguna manera se siente como una pequeña y frágil niña a pesar de toda la fortaleza que siempre demuestra por fuera. Y de alguna manera se siente bien que únicamente a mi me muestre esta parte de su personalidad. Es como si confiara en mi ciegamente. Eso me hace querer protegerla.

—¿Qué pasará a partir de ahora?

—Por lo pronto tienes que descansar ¿está bien? Hasta que el médico diga que te puedes ir.

—Me siento bien.

Se separa del abrazo, me suplica con la mirada pero soy implacable en mi decisión cuando niego con la cabeza.

—Estás bajo observación, no podemos decirle al médico qué hacer o no. Me quedaré aquí contigo. Solo le avisaré a mis padres para que no se preocupen.

Escribo el texto lo más rápido que puedo, dudo en si enviarlo o no a mi padre pero al final lo termino haciendo. Después vuelvo toda mi atención a Anya, ella permanece en completo silencio.

—¿Pasa algo más? Te noto muy pensativa.

—No, no es nada.

Me cruzo de brazos, sin apartar la mirada de ella. Al cabo de unos segundos la aparta, frunciendo de nuevo el cejo. Suele hacer un gesto como ese cuando no está conforme con algo o está mintiendo.

—No sabes mentir —pronuncio, esperando a ver su reacción.

Ella se muerde los labios y asiente, sabía que algo más está pasando.

—Sí, pero no es nada grave.

—¿Entonces de qué se trata? —me siento a su lado en la cama, tomando su mano para darle más confianza.

—Tú padre me comentó la propuesta que te hizo.

Suspiro profundamente. Si mi padre no es tonto. Cree que puede convencerme de que acepte si Anya me lo pide.

—¿También te dijo que me negué no es cierto?

—Sí, pero me da un poco de lástima. No quiere dejar que Demetrius vuelva a ocupar ese lugar y el no lo quiere tomar de vuelta. ¿No crees que el país estaría en buenas manos contigo?

Por ahorrarme un te quiero (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora