X Anya.
—Entonces... ¿me dejarás ayudar? —cuestiono, juntando mis cejas.
Me siento pequeña en mi lugar, más cuando papá me observa de una forma tan seria.
—Ya habíamos hablado de esto, la respuesta es no.
—Pero la señorita Sylvia....
—¡No! —espeta, cortando mis palabras.
Ella por su parte da un suspiro, apoyando una mano en su mejilla. Permanece sentada en su escritorio. Parece que está tratando de reunir la paciencia que no tiene.
—Es nuestra oportunidad —intercedo, ante mi padre.
—No volverás a relacionarte con esas personas.
—Twilight —murmura Sylvia, en voz baja—. La decisión está tomada.
—Sí va ser de esa manera, no trabajaremos más para usted.
—La edad te ha vuelto un hombre necio e insensato.
—No pienso arriesgar su vida, ni la de nadie más. Menos ahora.
—¿No confías en sus capacidades? —indaga, negando con la cabeza.
—No confío en esas personas. No le harán daño una vez más.
—Todo va salir bien.
—Lo dudo. Podemos planear otra estrategia.
—No podemos —intervengo, llamando la atención de ambos—. Padre, mi decisión está tomada.
Se me queda viendo como si hubiera dicho algo terrible. Por mi parte sólo aparto la mirada. Sé que él está pensando en mí bien, en verdad se lo agradezco pero no puedo quedarme de brazos cruzados cuándo estamos a punto de perder la guerra y esto solo puede ser el principio de una mundial.
—No puedes tomar decisiones por ti misma, legalmente eres menor de edad.
—Tengo diecisiete años, papá. Y legalmente estoy muerta.
—Para mí no lo estás.
—No, pero es idiota que juntamente tú que has luchado por la paz por tantos años, me prohíbas a mí seguir tus pasos.
Niego con la cabeza, después de eso me alejo de ambos. Al llegar a mi habitación cierro con fuerza la puerta y me tumbo boca abajo en la cama.
Esta es mi oportunidad de volver y la estamos desperdiciando.
Bueno, para entrar en contexto de lo que sucede, te hablaré acerca de lo que sucedió hace trece años.
Se tenían sospechas de que mi padre es el tan reconocido Twilight. Aprovechando la confusión. Un infiltrado de Ostania en Westallis lanzó un misil hacia la ubicación de nuestra casa. Claro que me las ingenié para evitar terminar muertos cuándo Bond me mostró una escena del futuro.
Papá entonces decidió que lo mejor sería hacerles creer que en verdad morimos en ese ataque. Eso es lo que buscaba el gobierno y haciéndole creer que logró su objetivo, podríamos saber cuales eran sus verdaderas intenciones. Y no pasó mucho tiempo para que las supiéramos.
Aprovechando el misil invasivo de Westallis, Ostania rompió el pacto de cero conflictos entre ambos países y eso desató la guerra actual.
Bajo ninguna circunstancia debíamos volver a aparecer. Papá les seguiría ayudando pero siendo mucho más discreto.
Ese sería el plan de vida para ambos. No volvería a ver nunca a nadie de las personas que conocí cuando sólo era una niña. He tenido varios tutores que me han ayudado a terminar los años de estudio que quedaban por delante. Ahora mismo debería estar pensando en alguna manera de ir a una universidad del exterior. En cambio de eso, las cosas dieron otro giro.