Capítulo 28

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X Damián.

La desesperación crecía cada vez más al ver a mi hermano en aquellas condiciones. Por un instante sentí que en cualquier momento podría perderlo, la herida que había recibido se encuentra en la cabeza, quién sea que le haya disparado su intención era asesinarlo. ¿Quién podría tenerle tanto coraje y poco tacto para hacer esto?

Quizás su atacante no se encuentra lejos de aquí, pero no puedo permitirme dejarlo solo en estas condiciones, menos cuándo  ha perdido por completo la conciencia.

Fue hasta ver la ambulancia llegar cuando por fin pude sentir que podía volver a respirar. No tardaron en subirlo a una camilla y una vez que subimos a la parte de atrás emprendieron marcha a toda velocidad.

Tomé aciento en uno de los bancos de los lados. ¿Debería llamarle a papá o mamá para avisarles? Pero ¿cómo les explico qué hacia en ese lugar?

El arma que estaba tirada al lado de su cuerpo era la suya, lo cuál significaría que en verdad planeaba llegar a ese lugar para terminar con mi vida. No sé si fue la misma que utilizaron en su contra o como ocurrió. Un suicidio quedaría descartado porque el impacto está del lado izquierdo y si se hubiera disparado el mismo estaría en el lado derecho.

Llegamos al hospital y lo trasladaron de emergencia al quirófano, yo tuve que quedarme a dar datos en recepción. Allí me dieron una botella de agua y me indicaron que me sentara a esperar, me ofrecieron ayuda también por el shock nervioso que me había causado ver a mi hermano así pero me negué. Seguía viendo su teléfono sin saber a quién llamar. No sé cómo van las cosas en casa, me fijé que Demetrius no llevaba ningún anillo de compromiso así que puede que la boda no se haya llevado a cabo. ¿Debería llamarla a ella...?

[...]
X Anya.

—No es posible que aún no haya noticias de él —susurré en voz baja  estando en la misma mesa que mamá y Becky.

—Parece como si se lo hubiera tragado la tierra.

—¿Qué hacemos?

—Cumplir la promesa que le hiciste a tu padre —responde mamá, pasándome una bolsa que parece de regalo.

—¿Y eso?

—Ropa para ti, le prometiste que escaparías. No vas a hacerlo como en una película con el vestido blanco, aunque suene emocionante.

—Tienes razón —afirmo, tomando la bolsa.

Ellas me ven animadas, Becky trae con ella su auto y ha estado esperando por este momento todo el día. Y yo ya sé lo que tengo que hacer...

Una vez que ya me he cambiado el vestido blanco dentro de la mansión por un jean y una camisa de manga larga, me dirijo al estudio. Es el lugar donde dijo Demetrius que estaría. Tengo que confrontarlo. Decirle que libere a Damián porque ya he cumplido con mi parte, sin embargo al abrir la puerta el lugar está vacío.

Frunzo el cejo intentando entender qué sucede. ¿Será que Demetrius me ha traicionado y en realidad en estos momentos...? ¡No! Maldito seas Demetrius.

Me alejo lo más rápido que puedo rumbo a la sala con el teléfono en la mano buscando el número de Demetrius. Pero la puerta principal se abre, es el señor Donovan quién ha entrado.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona—. Pensé que estabas aún disfrutando de la celebración con todos.

—Vine a cambiarme de ropa me incomodaba, de paso a buscar a Demetrius.

—¿Ah? ¿Tú esposo no estaba afuera contigo?

—No, por eso vine a buscarlo —contesto, tratando de lucir preocupada por él.

Por ahorrarme un te quiero (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora