Capítulo 35

182 18 9
                                    

X Damián.

—Es hora de llevarlo a su celda.

Eso es lo que pronuncian dos oficiales vestidos de azul frente a mi.

—Esperp a mi abogado.

—Lo traeremos de vuelta cuando se encuentre aquí, colabore por favor.

Suspiro profundo y me pongo de pie. ¿Hacerme esperar en una celda en lugar de un cuarto de estos? No parece algo que le harían solo porque si a alguien, menos con mi posición política. Es obvio que aquí hay más detrás de todo esto. Y si no me equivoco es mi padre queriendo demostrar que tan poderoso es en todas partes y que puede pasar por sobre cualquier ley.

Paro vamos, tampoco es que esté tan mal un pequeño cuarto, un colchón y barrotes de hierro frente a mi. Al menos ya no tengo las manos atadas con las esposas. Es cuestión de tiempo para que los abogados de Becky me saquen de aquí, lo cual significa que voy a estar en deuda con ella.

Lo que si es malo es que no tengo idea de qué hora es. Al haber pasado por los puestos de control me despojaron de todas mis pertenencias. Pero si ha pasado suficiente tiempo como para que aún no se presenten los abogados. Bueno la razón es clara cuando se escuchan pasos avanzar hasta este lugar. Se trata de mi padre acompañado de dos guardaespaldas.

—Damián —menciona, una vez que llega frente a los barrotes—. Vine en cuánto me enteré de lo ocurrido.

—Los abogados vendrán pronto, gracias por preocuparte. —Aparto la mirada de él.

El poco respeto que le tenía desapareció cuando ví lo que había dentro de esa caja. No me apetece tratar con él y menos depender de sus influencias, ni de como puede mover el mundo como mejor le convenga.

—Tuy tu hermano, aunque son muy diferentes comparten una característica. Ese implacable ego que no los lleva a nada. Soy el único que puede sacarte de aquí y lo sabes bien, tonto no eres.

¿Que tonto no era? Claro que no. Este encarcelamiento como lo supuse no había sido ma que obra de mi padre, la forma en que me trasladaron aquí para recibir su visita. Solo tiene un objetivo, demostrarme que sin su ayuda no soy absolutamente nadan que necesito de su ayuda en todo momento para que las cosas marchen bien. Quiere adueñarse de mi vida.

—No necesito tu ayuda, pero gracias por la intención —murmuro.

Continúo con la mirada hacia el frente para tratar de controlar la ira. En el peor de los casos terminaré por soltarle lo que descubrí en la cara y es el peor error que puedo cometer estando encerrado aquí. Pero la ira que almaceno dentro contra él no es para nada sana. ¿Cómo puedes amar y odiar tanto a la vez a una de las personas que te dió la vida?

—¿Sabías que en mi habitación puse cámaras de seguridad?

Me quedo impactado pero en silencio al escuchar eso, es que ¿acaso?..

—Si —habla, de nuevo. Tras mi silecio—. Pude ver lo que descubriste en mi habitación. Te lo explicaría pero me enteré de la triste noticia que habías sido arrestado.

¿Insinúa que me crea eso? Si sabe lo que descubrí eso solo significa una cosa, tenía razón en que él mandó a que me arrestaran, quiere asegurar que no diga nada.

—¿Por eso estoy aquí? ¿para guardar silencio?

—No confundas las cosas Damián, estás aquí como principal sospechoso del intento de homicidio de tu hermano.

—El homicidio parece perseguir a la familia ¿no?

—Damián —pronuncia, con una voz suave pero represiva—. Puedes quedarte aquí todos los días a reprocharme o puedes escoger actuar con inteligencia, tú eliges.

Por ahorrarme un te quiero (Damianya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora